Gran Bretaña: ¿Qué está en juego en las elecciones generales de hoy?

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Reproducimos este artículo aparecido en Viento Sur, revista con la que tenemos importantes matices políticos. Esta nota refleja muy bien las condiciones en las que se cocinó la crisis del Brexit y las elecciones generales del día de hoy.

Por Fred Leplat

Las elecciones generales del 12 de diciembre en Gran Bretaña serán las más importantes desde hace 40 años. En 1979 Margaret Thatcher se convirtió en Primera Ministra introduciendo políticas neoliberales con una ola de privatizaciones y el desmantelamiento del Estado providencia. A pesar de las heroicas luchas de los años 1980, en particular la huelga minera que duró un año [marzo 1984-marzo 1985], las derrotas del movimiento sindical tuvieron un efecto duradero. Esto fue particularmente evidente tras el cambio político en el seno del Partido Laborista con Tony Blair convirtiéndose en jefe del partido y luego Primer Ministro durante 10 años: mayo 1997-junio 2007.

El blairismo fue una continuación del neoliberalismo con sus privatizaciones, sus asociaciones público-privado y su alianza con los Estados Unidos que llevó a Gran Bretaña a unirse a la desastrosa e impopular invasión de Irak en 2003.

Las ondas de choque de la crisis económica de 2008, seguidas por la austeridad, y las que se dieron como consecuencia de la inesperada victoria del Brexit en el referéndum del 23 de junio de 2016, hacen ahora saltar en pedazos todas las certidumbres políticas habituales.

La crisis económica de 2008 tuvo como consecuencia el hundimiento del blairismo y la elección de Jeremy Corbyn a la cabeza del Partido Laborista en 2015. Esto representó una vuelta a un programa reformista de izquierdas que, en la coyuntura actual, constituye una ruptura total con el neoliberalismo. Su elección provocó un aflujo masivo de miembros, llevando al Partido Laborista a más de 500.000 miembros, de los cuales más de los dos tercios han elegido dos veces a Corbyn como dirigente del partido. Estos nuevos miembros son jóvenes y apoyan a Jeremy Corbyn y sus orientaciones políticas, resumidas en el título del manifiesto para las elecciones generales de 2017 “For the Many-Not the Few” (Para la mayoría, no para una minoría).

El referéndum de 2016 abrió la puerta al racismo y al nacionalismo. Quienes hicieron campaña por el Brexit, como Boris Johnson y Michael Gove [ministro de Teresa May, luego canciller del ducado de Lancaster desde julio de 2019] del Partido Conservador y Nigel Farage del partido UKIP/Brexit, plantearon temas similares de los de Trump: reapropiarse del “control” ejercido por Bruselas, cerrar las fronteras, hacer a Gran Bretaña “grande de nuevo”. Además, el Brexit propuesto implicaba una profundización del neoliberalismo con un aumento de la flexibilización de la reglamentación referida al trabajo y al medio ambiente. Es la razón por la que sectores de la izquierda radical, incluyendo Socialist Resistance, llamaron a votar contra el Brexit en ese referéndum, sin ninguna ilusión por la Unión Europea. La posición del Partido Laborista era favorable a “Permanecer y reformar”. Sin embargo, la mayor parte de la izquierda radical proveniente de una tradición marxista, como el Partido Comunista, el Socialist Workers Party y el Socialist Party (ex-Militant) llamaron a votar por un “Brexit de izquierdas”. La campaña oficial a favor del Remain fue floja, sugiriendo que la UE era progresista y minimizó sus aspectos neoliberales. No vio que se aproximaba un peligro. La débil victoria del Brexit con el 52% de los sufragios refleja las profundas divisiones que reinan en el país. Todas las grandes ciudades, con excepción de tres de ellas, así como Irlanda del Norte y Escocia, votaron por el Remain. También la juventud y las minorías étnicas votaron masivamente contra el Brexit.

Desde el referéndum de 2016, al ascenso de la derecha dura en el seno del Partido Conservador y del partido de extrema derecha Brexit (antes UKIP: Partido por la Independencia del Reino Unido) dirigido por Nigel Farage ha sido implacable. El partido Brexit obtuvo la primera posición con el 30,5% de los votos en las elecciones europeas de 2019, por delante de Liberales Demócratas, Laboristas o Verdes y llevando al Partido Conservador a la quinta plaza con un poco menos del 9% de los votos.

El manifiesto radical de Corbyn, así como su promesa de no lanzar nunca un ataque nuclear hicieron que pusieran el grito en el cielo la clase dirigente y la derecha, incluso en el Partido Laborista. Sin embargo, sus políticas radicales se han demostrado populares y vieron al Partido Laborista aumentar su parte de los votos en las elecciones generales de 2017 y ser capaz, con otros partidos de oposición, de impedir al gobierno conservador proseguir un Brexit duro o sin acuerdo. Esto condujo a Teresa May a dimitir de su puesto de Primera Ministra en julio de 2019 y a Boris Johnson a convertirse en jefe del Partido Conservador y Primer Ministro.

Boris Johnson, que había hecho campaña por el Brexit en el referéndum de 2016, está en la derecha del Partido Conservador. Es una persona inclinada a hacer observaciones racistas. Se ha opuesto a los acuerdos realizados por Teresa May para el Brexit, argumentando que hacían demasiadas concesiones a la Unión Europea. Ha arrastrado al Partido Conservador aún más a la derecha haciendo concesiones al partido de extrema derecha Brexit adoptando políticas contra las personas migrantes [incluso contra personas asalariadas provenientes de países europeos como Polonia] y sobre el orden y la seguridad, y contemplando la posibilidad de un Brexit sin acuerdo. Ha expulsado del Partido Conservador a 21 diputados que habían votado contra el acuerdo que él había negociado tras haber sido elegido primer ministro. Michael Heseltine, antiguo ministro de Margaret Thatcher y de John Major, ha descrito con acierto que el Partido Conservador ha sido captado por nacionalistas ingleses que están ahora en el gobierno. Buen número de las y los que fueron excluidos del Partido Conservador, así como el antiguo Primer Ministro John Major, llaman ahora a votar tácticamente a fin de impedir que una mayoría conservadora imponga un Brexit duro o sin acuerdo.

El Brexit y la austeridad son las líneas de demarcación profundas de estas elecciones generales, las más polarizadas desde hace más de una generación. Boris Johnson hace valer que quiere “hacer el Brexit” sin descartar la posibilidad de un Brexit sin acuerdo al final del período de transición de 2020. Quiere mantener los impuestos a un nivel bajo, introducir los controles más severos de la inmigración, y mantener una dirección neoliberal. Ha tenido que hacer una concesión al Partido Laborista declarando que protegería el NHS (Servicio Nacional de Salud). La campaña conservadora se caracteriza por su falta de propuestas políticas. Se ha concentrado en los ataques contra el Labour y Corbyn en particular. Las y los conservadores se han presentado como quienes se ponen al lado del pueblo contra el Parlamento y las élites londinenses que quieren hacer fracasar la decisión del referéndum de 2016.

El Partido Laborista ha tomado ahora la decisión de organizar otro referéndum, con la posibilidad de permanecer en la Unión Europea, si forma gobierno. Es la única forma democrática de resolver esta crisis ahora que las consecuencias del Brexit propuesto por el Partido Conservador están claras. Pero la campaña electoral del Partido Laborista va bastante más allá de la simple resolución del Brexit. El manifiesto de este año, “Es tiempo de cambiar las cosas”, es más radical que el de las elecciones generales de 2017. Ofrece una visión de otro tipo de sociedad tras 10 años de austeridad: aumentar los impuestos sobre los beneficios de las empresas y la gente rica para pagar la reconstrucción de los servicios públicos, en particular la educación, la salud y la vivienda; volver a poner en manos públicas los ferrocarriles, el agua y otros servicios; emprender una New Deal verde; aumentar el salario mínimo, suprimir los contratos a 0 horas y restablecer los derechos sindicales.

Nadie cree seriamente que el próximo gobierno laborista prevea un ataque importante contra el capitalismo británico. De hecho, a menudo, John McDonnell, canciller de Finanzas del Gabinete fantasma laborista, presenta el programa de gastos en el terreno de las infraestructuras y de la investigación como favorable al “mundo de los negocios”; y conjuntamente al restablecimiento de los servicios públicos, estas medidas pondrían en este terreno a Gran Bretaña al nivel de Francia o Suecia. Las subidas de impuestos propuestas para la gente más rica son muy modestas e inferiores a lo que eran antes de 2010. El Partido Laborista intenta obtener el apoyo de la gente asalariada del sector público que ha sufrido un decenio de reducciones salariales, así como de las y los asalariados del sector privado que tiene contratos de “cero horas” [las y los asalariados son contratados solamente cuando la empresa tiene necesidad de ellos y son pagados estrictamente por el número de horas efectuadas; esta forma de relación laboral está en vigor desde 2008] o que están obligados a trabajar por su cuenta. Busca también un apoyo político entre padres y madres que ven que las escuelas de sus hijos e hijas carecen de enseñantes y de personal y se van deteriorando, así como entre toda la gente cuyo estado de salud necesita una hospitalización o que tiene un familiar mayor con necesidad de cuidados [entre otros, cuidados a domicilio]. Se trata de un programa que rompe radicalmente con la austeridad, da esperanzas de una mejora importante de la vida para mucha gente y crea las condiciones, en caso de victoria y de modificación de la correlación de fuerzas, de profundizar esta dinámica.

Cualquiera que sea el resultado de las elecciones del 12 de diciembre, Corbyn y el nuevo Manifiesto del Partido Laborista han radicalizado y movilizado a un gran número de personas, en particular a la gente de menos de 35 años, que participa activamente en la campaña electoral. Se ha creado un movimiento social de izquierdas que no desaparecerá. Las recientes grandes manifestaciones y las huelgas de escolares y de estudiantes contra el cambio climático van a intensificarse puesto que la próxima cumbre sobre el clima de la COP tendrá lugar en Glasgow en diciembre de 2020. Y la campaña por la independencia de Escocia proseguirá puesto que el Scottish National Party está en el buen camino para lograr la mayor parte de los escaños en el norte de la frontera con Inglaterra.

Fred Leplat es miembro de Socialist Resistance, así como de su editorial.

7/12/2019

http://alencontre.org/europe/grande-bretagne/grande-bretagne-quels-sont-les-enjeux-de-lelection-generale.html

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur

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