Francia: Conmoción por el asesinato de Samuel Paty

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  • Francia se viste de duelo por el brutal asesinato del docente Samuel Paty. Rechazamos la instrumentalización reaccionaria de su muerte por parte del gobierno de Macron.

Dani L.

El pasado viernes 16 de octubre, Francia se vio conmocionada por la muerte de un profesor de historia y geografía. El hecho impacta fuertemente por la particular violencia desplegada en su asesinato, fue decapitado.

La víctima de este brutal asesinato es Samuel Paty, profesor de historia de París. Todas nuestras condolencias a su familia, sus colegas más cercanos, sus compañeros de establecimiento y sus alumnos quienes lamentan esta dolorosa pérdida. No existe ningún motivo que pueda justificar la violencia descargada sobre Samuel Paty. De ninguna manera se puede entender que mostrar una caricatura de Mahoma en clase de historia para abordar los alcances y límites de la libertad de expresión puede ser un motivo para ser asesinado.

Lo que existe en Francia el día de hoy es un clima social tóxico, explosivo y violento en el cual tristemente estos hechos siguen sucediendo. La semana pasada dimos cuenta de una serie de hechos de tinte racista y xenófobo que fueron noticia en el país.

La respuesta del gobierno ante el conflicto social y la violencia, lejos de proponer la paz y la convivencia democrática, alimenta las tendencias islamófobas de cierto sector social (que no es mayoritario) para profundizar su programa de represión y control social. La única receta para los problemas del país parece ser más policía. Ante el aumento de circulación del Covid-19, toque de queda con más policía. Ante el asesinato y lesiones de personas en hechos de extremismo, ley contra el separatismo y la expulsión de más de 200 extranjeros señalados como “radicalizados”.

Los sindicatos docentes llamaron a una concentración en homenaje Samuel Paty el domingo 18 en la Place de la Republique. El gobierno envió a participar de la misma al Ministro de Educación y a la secretaria de la Ciudadanía, parte del Ministerio del Interior. Su discurso fue, en pocas palabras, más policía.

La concentración se vio atravesada por la contradicción de juntar en un mismo lugar personas que honestamente quisieron expresar su tristeza e indignación por el asesinato y la intentona del gobierno de capitalizar políticamente este hecho y continuar abogando por la construcción de este enemigo de la República que es el separatismo o el islamismo radicalizado. Un intento de instrumentalización que busca utilizar la violencia extremista para legitimar la política reaccionaria del gobierno.

Nos parece un error haber cedido a la presión del gobierno entregándole un espacio en la plaza para poder desplegar su programa. Una clara delimitación era más que necesaria sobre todo cuando todo el arco político de la derecha y la extrema derecha (desde Los Republicanos a Marine Le Pen) también se unificaron para instrumentalizar los penosos hechos hacia sus tradicionales posiciones racistas. Las organizaciones de los trabajadores no deben compartir tribunas con sus enemigos de clase.

Desde algunas organizaciones convocantes se llamó, con cierta tibieza, a dar la espalda al Ministro de Educación en su alocución en la plaza o incluso se le pidió que no se presentara en tanto no sumaba a la organización y participación de los propios profesores que no lo consideran su aliado, defensor o mucho menos. Se trata del mismo Ministerio que no cumple los protocolos sanitarios, ni garantiza la salud en los establecimientos donde los propios docentes saben que circula el virus y poco pueden hacer para cuidarse si el propio Estado no los cuida. Muchos profesores también concluyen que la violencia de la que fue víctima Samuel Paty es parte de la desidia del Estado para con la tarea docente.

Las condiciones materiales de incipiente crisis económica hacen subir la temperatura de la olla a presión de las tensiones sociales existentes.Lamentamos la pérdida de la vida de un trabajador de la educación nacional de una manera tan violenta. Este hecho no puede ser la excusa para una caza de brujas islamófoba que nos propone el gobierno y la derecha más rancia. Necesitamos una salida democrática, que proponga la inclusión material de todos los habitantes del hexágono, con condiciones de vida dignas para todos donde podamos disfrutar de la convivencia pacífica de todas las expresiones religiosas y culturales. La laicidad, un valor que como marxistas defendemos desde el ateísmo militante, no puede ser coartada de la violencia del Estado contra sectores vulnerables e históricamente excluidos de la sociedad.

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