Finlandia y Suecia pidieron el ingreso a la OTAN

Tras varios meses de suspenso, Finlandia y Suecia solicitaron el ingreso al Tratado del Atlántico Norte. De concretarse, Putin tendría 1.300 nuevos kilómetros de frontera con la OTAN.

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El mandatario ruso respondió de forma curiosa a una noticia largo tiempo esperada. En comunicaciones con el presidente finlandés, Sauli Niinistö, Putin señaló que el ingreso a la OTAN sería un error porque «no hay riesgos para la seguridad de Finlandia». De más está decir que la credibilidad diplomática de Putin en temas de «seguridad» ha quedado minada por la invasión a Ucrania.

Lo más llamativo es que, hace tan sólo un mes, Putin había amenazado con desplegar armamento nuclear en la zona del Báltico si Finlandia solicitaba el ingreso a la OTAN. Parece ser que el mandatario ruso ha cambiado de táctica y parece más predispuesto a las negociaciones que a las amenazas. Pero tras tres meses de guerra en Ucrania, es poco probable que las palabras de Putin sean recibidas con cordialidad.

Según las autoridades finlandesas y suecas, se espera que la incorporación a la alianza militar se concrete sin problemas en el transcurso de los próximos meses. Queda sin embargo un escollo por sortear: la renuencia de Turquía. El gobierno de Erdogan salió a «enfriar» los ánimos y planteó sus reservas. La razón es la política migratoria de Suecia y Finlandia, que reciben habitualmente inmigrantes kurdos provenientes de Turquía. Es conocida ya la política de opresión del gobierno de Erdogan sobre este pueblo.

Es cierto que esto podría retrasar el ingreso de Suecia y Finlandia a la alianza, pero aún quedan varios meses para limar asperezas.

¿Qué significa el ingreso a la OTAN?

El pasado domingo, Finlandia solicitó formalmente el ingreso a la OTAN. Suecia hizo lo propio el lunes. Los analistas lo han señalado como un vuelco diplomático por parte de Estados que hasta el momento habían tomado posición a favor de la «neutralidad».

En términos prácticos inmediatos, el ingreso de Finlandia y Suecia a la OTAN significaría participación en el Artículo 5 del Tratado, que establece la «defensa mutua» de los países integrantes en caso de conflicto bélico. En otras palabras, si cualquier país de la OTAN entra en guerra, sus aliados estarían obligados a participar del conflicto.

Esto implicaría la ampliación de la influencia de Estados Unidos y sus aliados en la zona europea fronteriza con Rusia. Es una de las mayores preocupaciones de Putin, y una de las razones centrales de su invasión a Ucrania. Al parecer, a Putin el tiro le ha salido por la culata.

Varios analistas internacionales han hecho hincapié en el abandono de la «neutralidad» por parte de Suecia y Finlandia. Sin embargo, es un hecho conocido que ambos países son ya colaboradores externos de la OTAN desde la década del ’90. Es habitual la colaboración de ambos Estados en ejercicios militares con las tropas de la OTAN.

La invasión rusa a Ucrania parece ser el elemento que faltaba para propiciar una incorporación efectiva de Finlandia y Suecia a la OTAN. La primera ministra finlandesa, Sanna Marin, declaró hace pocos días que «Rusia no es el vecino que creíamos que era». Según encuestas, el porcentaje de aprobación a la incorporación entre los finlandeses pasó del 50% al 76% tras el comienzo de la guerra.

Con la invasión, Putin esperaba «torcer» el equilibrio de fuerzas geopolíticas en Europa y forzar la ampliación (o más bien la no reducción) de su esfera de influencia en la región. Por el momento, parece estar logrando exactamente lo opuesto. La guerra en Ucrania se alarga cada vez más, facilitando la asistencia de la OTAN a las tropas ucranianas. En la región, por otro lado, las adhesiones comienzan a volcarse hacia la OTAN, no hacia el Kremlin.

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