En los últimos días, aunque matizadas por el furor por la pompa fúnebre de la reina Isabel (aparentemente a los estadounidenses la realeza de Inglaterra los fascina), empezaron a multiplicarse las noticias acerca de los avances en las investigaciones sobre el ataque al Capitolio llevado adelante el 6 de enero de 2021 por fanáticos del MAGA (Make America Great Again, hagamos América grande de nuevo, slogan de campaña de Trump).

Es que después de 18 meses se están dando a conocer las sentencias de los más de 400 imputados. Pero no solo eso, se comenzaron develar conexiones entre los participantes del ataque y miembros del partido Republicano e, inclusive, algunos miembros del equipo del mismo Trump.

Parece una obviedad, todos vimos o escuchamos en las noticias los llamados de Trump a desconocer el resultado de las elecciones que daban por ganador a Biden. A partir de ahí, los discursos de odio se potenciaron entre la turba de fanáticos conservadores y se desató el ataque al Capitolio.

Pero lo interesante es que las investigaciones actuales parecen indicar que la organización de este intento de golpe no fue una cosa orquestada exclusivamente desde abajo cuyas flamas se avivaron al calor del discurso de odio. Se han secuestrado celulares de dos miembros del grupo de asesores privados de Trump bajo la sospecha de que no solo participaron de la organización del ataque, sino que también pueden haber involucrado fondos recaudados durante la campaña para facilitar la ejecución del plan.

Simultáneamente, el comisionado (jefe de la policía) recientemente electo del estado de Nuevo México fue desplazado de su cargo por haber participado del ataque al Capitolio junto a otros miembros de los Proud Boys (Chicos Orgullosos, una banda fascista y supremacista blanca con una cantidad preocupante de miembros a nivel nacional).

Esta organización neonazi merece un párrafo aparte; recientemente The Guardian publicó un documento de 23 páginas, que circulaba entre los miembros de este grupo, donde se explica al detalle los preparativos y recaudos que se deben tomar en caso de un acto violento en la vía pública. Estos documentos datan de un día antes del ataque al Capitolio y su portada se titula “MAGA” y “WARNING” (advertencia).

En suma, el panorama resulta mucho más complejo, y preocupante, que solo una banda de fanáticos que se organizó para cometer un atentado. Para empezar, tenemos la participación de bandas fascistas organizadas, con conexiones con las fuerzas de seguridad, con partidos políticos y fuentes de financiamiento. Pero sumado a esto tenemos la posibilidad de una organización orquestada por el circulo del mismo ex presidente Trump. Sin mencionar que, durante el ataque, el aún presidente no dio una sola orden de defender el edificio del atentado.

Por supuesto, como ya se demostró en reiteradas ocasiones, la justicia es tan de derecha como los representantes políticos del establishment. Basta con ver las diferencias en las sentencias a los atacantes del Capitolio en relación a las sentencias por delitos menores de cualquier miembro de la comunidad latina o de color, o el mismo fallo de la corte suprema que retiró la protección federal sobre el derecho al aborto; por lo que probablemente depositar esperanzas en ella resulte en una pérdida absoluta de tiempo.

Es importante mantener el estado de alerta porque la avanzada de la ultraderecha se hace cada vez más patente y resulta fundamental la organización para garantizar que se la enfrente como es debido.