Cuba ya cuenta con dos vacunas en Fase 3 de desarrollo

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  • Cuba está desarrollando nuevas vacunas contra el Covid-19 y ha llamado la atención de la comunidad científica internacional en estas últimas semanas. Ha tenido muy buenos resultados en las primeras dos fases de pruebas y ya comenzó a transitar la Fase III generando altas expectativas entre especialistas.

Lu Zeta

Mientras en gran parte del mundo se atraviesan nuevos picos de la pandemia, la importancia que cobra la producción y distribución de vacunas para combatir el Covid-19 se hace cada vez más acuciante. La pelea por la liberación de las patentes crece a cada minuto, y esta semana la novedad fue que Médicos Sin Fronteras también se sumó al reclamo de países como Sudáfrica y la India.

En las últimas semanas las miradas de los científicos del mundo se han posado sobre Cuba. Es que en la pequeña isla se están desarrollando al menos 5 vacunas contra el coronavirus. Particularmente hay dos más avanzadas que el resto y que ya se encuentran en Fase III. Se trata de las vacunas Soberana 02, desarrollada por el Instituto Finlay de Vacunas; y la Abdala, desarrollada por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), ambos centros estatales.

Todos los prototipos cubanos se basan en inocular una proteína de la espícula del coronavirus, la parte que se une a las células que infecta, para producir una respuesta inmunológica. Soberana 02, en la que más expectativas hay depositadas, añade además un potenciador de la respuesta inmune. Esta es, en términos generales, la misma tecnología que utilizan otras de las vacunas que ya se están aplicando como la Sputnik V o la de AstraZeneca.

Por otro lado, la Soberana 02 es una vacuna que puede ser conservada a una temperatura de entre 2° a 8° C. Con lo cual la logística que se necesita para transportar y conservar esta vacuna es mucho menor a la que requieren el resto de las vacunas. Esto es una gran ventaja para países con pocos recursos económicos o de altas temperaturas. En cuanto a su aplicación, requeriría de tres dosis separadas por un periodo aproximado de dos semanas entre dosis y dosis.

La logística que se necesita para transportar y conservar esta vacuna es mucho menor a la que requieren el resto de las vacunas.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha estado en comunicación constante con el gobierno cubano y los centros que desarrollan las vacunas. Consideró todo un lujo y un “privilegio” que un pequeño país como Cuba haya logrado desarrollar cinco candidatos de vacunas, y que dos se encuentren en la última etapa de ensayos clínicos. No se trata de ningún milagro, es parte de la supervivencia de algunas conquistas de la revolución cubana, que ha construido un polo científico y tecnológico muy avanzado que aún pervive en la isla.

Cabe mencionar también que fue justamente en Cuba donde se desarrolló una vacuna antimeningocócica, además de otra contra la Hepatitis B que fue ampliamente empleada en América Latina y África. La isla caribeña ya tiene experiencia en la fabricación de vacunas altamente efectivas, con lo cual la expectativa por estas nuevas ha aumentado con el correr de los meses.

Por su lado la OMS es más cautelosa y espera a que sean publicados todos los desarrollos de la fase de ensayos clínicos para poder analizarla con los mismos estándares que se han aplicado a las demás vacunas. Hasta que eso no suceda la Organización Mundial de la Salud no emitirá opinión sobre las vacunas cubanas.

El gobierno cubano se muestra muy optimista con los avances producidos y estima producir 100 millones de dosis este año y tener a toda su población vacunada para diciembre. Además afirman que solo cobrarían el costo de producción de la propia vacuna, con lo cual los países pobres del tercer mundo podrían acceder a ella más fácilmente que a otras. De confirmarse, esta sería una noticia importante mientras en el mundo escasean vacunas y los laboratorios de los países imperialistas generan sumas millonarias reteniendo las patentes.

El gobierno argentino muestra interés por las vacunas cubanas

Esta última semana trascendió la noticia de que Alberto Fernández estaría en comunicación con el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, para trabajar ambos países en conjunto y poder acelerar el proceso de producción. Lo que no dejó claro el gobierno argentino es si piensa sumar a la Argentina a las pruebas clínicas de Fase III de la Soberana 02, o si, en caso de superar con éxito dicha fase, pondría a disposición laboratorios para su producción masiva.

Ante esta noticia, los medios más reaccionarios del establishment capitalista como Infobae pusieron el grito en el cielo y acusaron al gobierno de por poco querer envenenarnos con una «vacuna comunista». Algo parecido a la campaña contra la Sputnik V, que resultó ser la vacuna más efectiva y con menos efectos colaterales de todas las que hay en circulación.

Por otro lado, portales internacionales como la BBC (que lejos está de ser izquierdista) le ha dado el visto bueno a los avances científicos de las vacunas cubanas. No se puede negar que la disputa por las vacunas es una pelea política y hasta ahora ninguna ha ganado una hegemonía mundial. Que Cuba, un país atrasado económicamente y al que EE.UU. le ha impuesto un bloqueo criminal hace décadas, se sume a la pelea por las vacunas afecta los intereses de los grandes laboratorios privados y las potencias.

La vacuna cubana podría demorar meses en superar la fase III

Por su parte, el gobierno argentino sabe que está muy atrasado en su tan anunciado plan de vacunación. Y al no querer tomar medidas de fondo contra los laboratorios privados, su única política es esperar las vacunas que llegan a cuentagotas.

Por supuesto que la producción de una nueva vacuna es una buena noticia para los de abajo, ya que representa una alternativa más para combatir la pandemia y salvar miles de vidas. El problema es que en el marco del capitalismo, la producción y distribución de las vacunas se hace en función de las ganancias empresarias y no del bienestar general de la población.

Al no cuestionar este marco, el gobierno argentino está limitado a negociar por vacunas que llegan a cuentagotas al ser acaparadas por los países más poderosos, pero mientras tanto, en nuestro propio país, el laboratorio mAbxcience de Hugo Sigman produce el equivalente a 30 millones de dosis del componente activo de la vacuna de AstraZeneca. Para poder acceder a ellas el gobierno debería cuestionar la propiedad privada del laboratorio y de las vacunas, cosa que no parece estar dispuesto a hacer.

La vacuna cubana podría demorar meses en superar la fase III, e incluso podría arrojar resultados negativos, con lo cual podría no estar lista este año. De todos modos, su desarrollo no resolverá por sí mismo el problema estructural de la escasez de vacunas. Hay que poner en pie una gran campaña internacional por la liberación de las patentes de las vacunas para que la vida de los trabajadores sea prioridad frente a las ganancias de los capitalistas.

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