China intensifica su presión sobre Taiwán y despierta tensiones geopolíticas

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  • La tensión entre China y Taiwán se agudizó hasta llegar a lo que el gobierno taiwanés llamó “el peor momento de las relaciones Taipei – Pekín” en 40 años. ¿La razón? 149 vuelos de aviones militares chinos en las cercanías de Taiwán.

Agustín Sena

La tensión entre China y Taiwán (formalmente autodenominada «República de China») es de larga data. Se remonta a 1949 (año de la Revolución China), cuando el hasta ese momento gobernante Kuomintang (partido nacionalista chino) se refugió en Taiwán. Huyendo del maoísmo, estableció su gobierno en la isla. Hasta el día de hoy, la República Popular China (China continental) reclama la soberanía de la isla de Taiwán. Y la «República de China» (Taiwán) reclama su soberanía sobre la China continental.

En la última semana, esta tensión diplomática (que ya tiene 7 décadas de vida) se agudizó hasta llegar a lo que el gobierno taiwanés llamó «el peor momento de las relaciones Taiwán – Pekín». ¿La razón? 149 vuelos de aviones militares chinos en las cercanías de Taiwán.

Por no ser un Estado soberano plenamente reconocido, Taiwán no posee un espacio aéreo reconocido y completamente definido. Posee lo que se conoce como «ADIZ», un espacio aéreo que los taiwaneses toman como «colchón» en su línea de defensa frente a China.

Las maniobras aéreas del Ejército chino fueron leídas como una provocación por Taiwán. El gobierno declaró temer «una invasión a gran escala» de las fuerzas armadas chinas para los próximos años. Los aliados diplomáticos de Taiwán (encabezados por Estados Unidos y el flamante AUKUS) se refirieron a las maniobras como una amenaza para las «democracias occidentales».

La disputa por los mares asiáticos

El conflicto por el dominio de Taiwán data de largas décadas, pero se enmarca en un conflicto geopolítico más amplio y de plena vigencia actual. Se trata de la disputa (diplomática, geopolítica y, en última instancia, militar) por el dominio de los Mares Meridionales de China. Esta región concentra el 40% del comercio marítimo del planeta, y la gran mayoría de que proviene de China continental. No resulta sorprendente que las dos principales potencias del planeta (China y Estados Unidos) estén desplegando sus aparatos diplomáticos y también militares en esa disputa.

Junto a Estados Unidos aparecen su nuevos y viejos aliados. El recientemente conformado AUKUS (la sigla corresponde a «Australia – United Kingdom – United States») es la plataforma en la que se apoya Estados Unidos para intervenir en la pelea por el territorio marítimo asiático. El AUKUS, iniciativa de Biden, es un nuevo capítulo en un giro estratégico del imperialismo yanqui que ya tiene una década.

«Obama, a fines del 2011, proclamó una política de contraofensiva, de enfrentamiento directo contra China, el famoso Giro al Pacífico. Este enfrentamiento es económico y político, pero también, en gran medida, militar. Incluye desde el rearme de Japón, hasta la multiplicación de bases aeronavales yanquis en la región, y la formación de alianzas contra China». El control de los mares meridionales de China son un capítulo ineludible en la competencia imperialista entre Estados Unidos y China, al que ahora se suman (como socios yanquis) el Reino Unido y Australia.

A esto remiten las declaraciones del gobierno chino. En respuesta a la indignación de Taiwán y Washington por las maniobras aéreas en el ADIZ, el gobierno de Xi Jinping dijo que la venta de armamento por parte de EEUU a Taiwán y los buques británicos que navegan el Estrecho de Taiwán son «una provocación». El mismo día que China sobrevolaba Taiwán, 17 barcos de EEUU, Reino Unido, Japón, Países Bajos, Canadá y Nueva Zelanda (entre ellos tres portaaviones) realizaron maniobras conjuntas en las costas de Okinawa (Japón), al noreste de Taiwán. Para ser justos, hay que decir que ambas maniobras son provocaciones.

La fina línea entre la amenaza y la acción

Hasta el momento, la disputa sobre la región ha estado compuesta, en gran medida, por provocaciones. No hubo tiros (o hubo pocos), pero hay en cambio muchas maniobras aéreas, muchas navegaciones de aguas en disputa y muchas bases navales en islas hasta hace poco tiempo olvidadas. Hasta el momento, ni EEUU ni China parecen dispuestos a ir hacia un enfrentamiento militar frontal como resolución del conflicto geopolítico. Pero el conflicto no es meramente diplomático, y el elemento militar comienza a tomar cada vez mayor importancia.

Así lo demuestran la conformación del AUKUS (en desmedro de la OTAN y con la compra de armamento naval por parte de Australia) y la interminable carrera tecnológico-armamentística china. China comienza a acortar distancias armamentísticas con Estados Unidos (aunque siga por detrás de los yanquis) y se prepara para disputar el territorio naval. La situación no es, como hace dos o tres décadas atrás, la de un EEUU que domina los mares y una China que se resguarda en el país-continente.

¿Significa esto que vamos hacia una inminente invasión militar china sobre Taiwán, o hacia una guerra China-EEUU? No, pero la cuerda entre ambas potencias nunca ha estado tan tensa en los mares asiáticos, y todo indica que seguirán tensándose. Los mares meridionales de China son en este momento el principal enclave en la disputa imperialista del planeta, y ninguno de los dos bandos los regalará fácilmente.

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