China atraviesa la ola de calor más alta registrada en su historia

Las temperaturas máximas récord, los incendios forestales en varias regiones, las sequías que azotan a la mitad del país y los cortes de energía en las principales ciudades, hacen de China un país que no escapa del flagelo del cambio climático, del cual es uno de los principales responsables.

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Durante las últimas semanas, en la potencia asiática donde actualmente viven 1.4 mil millones de personas, se registraron temperaturas en varias zonas que excedieron los 44 grados centígrados según datos del Centro Nacional de Meteorología.

Tras 12 días consecutivos de “alerta roja”, un funcionario del gobierno reconoció que las temperaturas en el país aumentaron más rápido que el promedio mundial en los últimos 70 años y seguirán siendo «significativamente más altas» en el futuro (Reuters).

Otro indicador de este nefasto panorama son las sequías que se extienden a lo largo de la extensa región del suroeste de China. Esto tampoco tiene precedentes en la región y pone en jaque varias plantas de energía hidroeléctrica que abastecen regiones estratégicas en términos económicos.

En este sentido, se están dando cortes de energía en muchas ciudades con enorme actividad industrial. Miles de grandes fábricas se vieron afectadas por el suministro para garantizar el servicio a regiones con más de 94 millones de habitantes cuya demanda se disparó por el uso del aire acondicionado.

El apagón de enormes rascacielos, las fábricas cerradas, las estaciones de subte oscurecidas y los hogares y oficinas afectados por cortes de luz continuos, es la fotografía apocalíptica que tienen los habitantes de muchas zonas del país.

La situación es tan dramática que incluso en algunas regiones de las provincias de Sichuan y Chongqing los pobladores comenzaron a dormir en estacionamientos y estaciones de subte donde las temperaturas son más frescas.

Por otra parte, la región sudoeste de China, que acoge grandes centros industriales, ha tenido que lidiar con más de 20 incendios forestales solamente en el mes de agosto donde viven alrededor de 370 millones de personas, de las cuales miles debieron ser evacuadas de sus hogares.

El cambio climático también afectó al gigante asiático en un sector sensible de su economía: las cosechas. Según informó el ministerio de Agricultura, China produce el 95% del arroz, trigo y maíz que consume, por lo cual una caída en la cosecha puede hacer que la segunda economía mundial tenga que importar en medio de un contexto mundial crítico con el mercado global golpeado por la guerra en Ucrania.

Mientras desde la ONU, su secretario General aseveró que “La mitad de la humanidad está en la zona de peligro, por inundaciones, sequías, tormentas extremas e incendios forestales. Sin embargo, seguimos alimentando nuestra adicción a los combustibles fósiles», China continúa siendo el mayor emisor de gases de efecto invernadero responsable de casi el 30% de dichas emisiones a nivel mundial.

A contramano de los “compromisos” del país de utilizar energías renovables con objetivos climáticos hacia el 2030,  el viceprimer ministro chino, Han Zheng, anunció que el gobierno intensificará el apoyo a las plantas de carbón para garantizar un suministro de energía estable.

En medio de esta ola de calor, la más larga y sostenida desde hace más de 70 años, son los millones de trabajadores de bajos ingresos quienes padecen sus consecuencias al verse obligados a tolerar la hostilidad térmica para poder garantizar su alimento y precaria vivienda.

Pese a los pedidos formales con “carácter de urgencia” del PC Chino a diversas áreas del gobierno para “mejorar la supervisión de empresas en el cumplimiento de la protección de los trabajadores expuestos a altas temperaturas”,  el Ministerio de gestión de emergencias aún no han dado respuestas.

Mientras tanto, los trabajadores de salud que cumplen largas jornadas de trabajo ante el testeo masivo de Covid 19 que China continúa realizando frente a los repetidos brotes, deben tolerar las temperaturas mayores a 38 grados dentro de los equipos sanitarios de protección. También se dio a conocer la muerte de un trabajador de la construcción de la ciudad de Xi´an tras sufrir un paro cardíaco por un golpe de calor luego de trabajar durante 9 horas expuesto al calor extremo.

Los titulares noticiosos cubriendo tragedias ecológicas en diversas partes del mundo se volvieron tan frecuentes que ya no queda lugar para camuflarlo como inclemencias del propio medio ambiente. La propia ONU a través de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en su informe anual de cambio climático el año pasado salió a reconocer que “El mundo se acerca cada vez más a una catástrofe climática a raíz de un sistema energético mundial que está roto”.

En este sentido, abundan análisis científicos que fundamentan la incompatibilidad  del modelo de desarrollo capitalista actual,  sobreexplotando la naturaleza bajo un sistema económico que sólo persigue el enriquecimiento hiper concentrado sin límites. No hay posibilidad de evitar la catástrofe climática mientras el mundo siga dominado por la irracionalidad y la voracidad capitalista, responsable impune (por ahora) del “ecocidio”.

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