CELAC: una cumbre a puertas cerradas, entre la «integración» y la crisis

La Cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) pasó este martes por Buenos Aires y dejó un clima enrarecido tras de sí.

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Con una nueva composición y una larga lista de crisis sin resolver en la región, la Cumbre fue la puesta en escena de las principales alianzas y tensiones que recorren la política latinoamericana.

La vuelta de Brasil al organismo (Bolsonaro se había retirado en 2020) le permitió a Lula mostrarse como líder natural (es la primera economía del organismo) con la compañía de Alberto Fernández, que hospiciaba como anfitrión. Boric y Petro le dieron algunos puntos de apoyo al par Brasil – Argentina para la escenificación de una suerte de «liderazgo progresista 2.0»

Límites

Pero no alcanzó con eso para transmitir una imagen de «integración» real. No hubo ninguna propuesta de medidas concretas comunes que unifique a los gobiernos «progresistas» de la región.

Gobiernos como los de Boric en ChileAlberto Fernández en ArgentinaPetro en Colombiael MAS de Evo Morales en Bolivia y ahora Lula en Brasil funcionan como puntos de apoyo mutuos en términos ideológicos y, sobre todo, diplomáticos y geopolíticos en la región. Sin embargo, el carácter capitalista de todos estos actores los mantiene atados dentro de estrictos límites de gestión económica, principalmente el atraso productivo general de la región (aunque con fuertes desigualdades) y el peso del imperialismo sobre el territorio. El día anterior a la Cumbre se viralizó un video en el que Laura Richardson una alto mando militar estadounidense desglosa, punto por punto, los intereses «estratégicos» de los EEUU en Sudamérica durante una reunión del Atlantic Council, un importante think thank imperialista. Y no se trata sólo de las embajadas y bases militares yanquis sino también de organismos como el Fondo Monetario Internacional, que hoy en día tutela la economía argentina.

Andrés Manuel López Obrador, quien a priori parecía el socio «ideológico» más natural para Lula y Fernández, faltó a la cita y envió un mensaje en el que se lo ve más preocupado por Washington que por Buenos Aires. Saludó especialmente a los presidentes brasileño y argentino, para a continuación mencionar la visita «del primer ministro [canadiense] Trudeau y Biden», el presidente yanqui. AMLO habló de su interés por «estrechar la unidad no sólo de Latinoamérica y el Caribe sino de todos los gobiernos de América».

Nicolás Maduro, por su parte, decidió no asistir (a pesar de la cercanía histórica con el lulismo y el kirchnerismo) aduciendo el peligro de posibles provocaciones por parte de la derecha argentina y sectores de migrantes venezolanos anti – chavistas. El resto del «progresismo» pareció aliviado por el faltazo.

Perú: el golpe bajo la alfombra

La otra gran ausencia en la Cumbre de la CELAC fue la de Dina Boluarte, presidenta golpista de Perú tras la destitución de Pedro Castillo. La situación peruana es hoy el principal exponente de las aspiraciones golpistas de los sectores más reaccionarios de la política latinoamericana. Pero el fujimorismo no es el único caso. El intento de asalto a Brasilia hace pocas semanas salpicó lejos y destapó la simpatía bolsonarista dentro de sectores de las fuerzas represivas brasileñas. En Argentina, el atentado contra Cristina Kirchner del pasado septiembre expuso la influencia de sectores ultraderechistas representados ideológica y electoralmente por la «nueva derecha».

Por esa razón resultó llamativo el silencio de Lula y Fernández sobre Perú. Sólo López Obrador condenó (por vídeo) el golpe y pidió elecciones generales en el país andino. Boric, por su parte, condenó la represión pero no la continuidad del gobierno golpista de Boluarte. «Personas que salen a marchar, a reclamar lo que consideran justo, terminan baleadas. Más de 50 personas han perdido la vida y eso nos debiera escandalizar», dijo el mandatario chileno. «Hacemos notar la imperiosa necesidad de un cambio de rumbo en el Perúel saldo que ha dejado el camino de la represión y la violencia es inaceptable para quienes defendemos la democracia y los DDHH».

Debates

Con la salida de Bolsonaro y la vuelta de Brasil a la CELAC, el abanderado de la derecha regional fue Lacalle Pou. El presidente uruguayo repitió casi palabra por palabra sus discursos neoliberales de la última cumbre del MERCOSUR, con centro en la perspectiva de avanzar en acuerdos de libre comercio con las principales potencias imperialistas. «¿No será momento de sincerar estas relaciones y que desde la CELAC se impulse una zona de libre comercio entre nuestros países? A veces generamos organismos, instituciones, cuando en realidad tenemos ahí nuestras oportunidades, en comerciar libremente». Sabiéndose en minoría, el uruguayo criticó la alianza tácita entre Lula y Fernández. «Para que estos foros subsistan no pueden tener el carácter de un club de amigos ideológicos», dijo en una clara referencia al protagonismo del par Brasil – Argentina y agregó que en la CELAC «se omiten algunas formalidades» a la hora de «consensuar» los documentos finales.

En su faceta diplomática, el presidente de corte neoliberal criticó el documento de 100 puntos consensuado por los 33 países miembros, ya listo antes de que comenzara la Cumbre. Y aprovechó para matar dos pájaros de un tiro y salpicar a los ausentes. «El documento habla del respeto a la democracia, de los derechos humanos y de las instituciones, pero acá hay países que no respetan ni la democracia, ni las instituciones, ni los DDHH», dijo el uruguayo en referencia a Maduro.

En conferencia de prensa, ya liberado de la etiqueta diplomática, el mandatario repitió sus intenciones de avanzar en un acuerdo de libre comercio con China por fuera del estatuto del MERCOSUR.

Una Cumbre a espaldas de Latinoamérica

Desde el otro lado del arcoiris ideológico, también Petro criticó la institucionalidad de la CELAC. «Hablamos mucho de la integración pero hacemos poco para concretarla» dijo el mandatario. Y propuso como modelo de integración a la experiencia de la Unión Europea, hoy sumida en una larga crisis de representatividad política y fuertes contradicciones económicas por la guerra en Ucrania.

Las críticas de Lacalle Pou al funcionamiento de la CELAC no dejan de ser formalmente ciertas. Es cierto que el documento final, presentado con toda la pompa diplomática posible, es casi menos que una declaración de intenciones. El sistema de «consenso» y la falta de todo nexo vinculante entre el organismo y los gobiernos nacionales hace de todo debate interno nada más que palabras.

De hecho, la única medida concreta que surgió de la Cumbre de la CELAC lo hizo por fuera del propio organismo. Se trata del proyecto de una moneda común entre Argentina y Brasil.

Pero no se trata, como insinuó Lacalle Pou, de un tema meramente «ideológico». Se trata, sobre todo, de la incapacidad histórica de los «progresismos» capitalistas de alcanzar una «integración» real, que solo puede ir de la mano de sacarse de encima el dominio imperialista. También de la crisis, de las contradicciones económicas (la inflación, las repercusiones de la crisis energética y otras) y la fragilidad de la situación política e institucional. La oleada de rebeliones recorrió Sudamérica en pocos años y el avance paralelo de la derecha continental (hoy golpeada por la derrota de Bolsonaro pero todavía presente) ponen en cuestión cualquier intento de rumbo de «integración».

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