Canadá: ola de quemas de iglesias luego de descubrirse fosas comunes de niños originarios

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  • El descubrimiento en las últimas semanas de más de mil tumbas anónimas de niños indígenas en antiguos internados católicos e instituciones estatales desató una ola de indignación en Canadá, al revelarse la magnitud del genocidio indígena.

Renzo Fabb

La celebración del Día de Canadá, el pasado 1 de julio, se realizó en un contexto muy poco festivo, a diferencia de como suele suceder habitualmente.

Desde fines de mayo, organizaciones indígenas de ese país han revelado al mundo la brutalidad del genocidio que sufrieron sus pueblos en un pasado no tan lejano, descubriendo cientos de tumbas anónimas de niños indígenas dentro de los terrenos de antiguas instituciones e internados ligados principalmente a la iglesia Católica. Ya se descubrieron más de 1.100 tumbas.

Se trata de antiguas instituciones gubernamentales que estaban bajo administración de órdenes religiosas, en su mayoría católicas.

A esas instituciones fueron enviados miles de niños y niñas de los distintos pueblos originarios con el objetivo de ser «reeducados». Bajo un régimen violento y racista, los niños eran abusados física, psicológica y sexualmente. El objetivo era eliminar los vestigios de su cultura originaria.

Algunas de estas instituciones funcionaron hasta hace relativamente pocos años. El Instituto Marievel, por ejemplo, donde se encontraron recientemente más de 700 tumbas, funcionó hasta 1996.

Debido a estos terroríficos descubrimientos, muchos sectores exigieron que no se realice la tradicional celebración del 1 de Julio, el Día de Canadá. El Primer Ministro Trudeau se negó a cancelar los festejos, aunque llamó al país a una «reflexión» y ordenó que la bandera nacional sea izada a media asta durante ese día en los edificios de gobierno.

Quema de iglesias y derribo de estatuas

A pesar de la decisión del gobierno, una serie de protestas y manifestaciones se realizaron los últimos días en repudio al racista Estado canadiense y a los crímenes de la Iglesia Católica.

En los días previos a la celebración del 1 de julio, el país volvió a ser noticia porque se sucedieron una serie de quemas de iglesias pertenecientes al culto católico. En total, ya son cinco los templos que fueron incendiados, en algunos caos siendo destruidos totalmente.

De las cinco iglesias quemadas hasta el momento, dos fueron incendiadas a principios de esta semana, en la localidad de Okabagan. Luego, otras dos, que se encontraban localizadas al sur de Columbia Británica.

Las organizaciones indígenas de Canadá exigen hace año un resarcimiento económico por parte de la Iglesia Católica a modo de pena por los crímenes cometidos. Los voceros oficiales del Papa Francisco se han limitado a expresar su «inquietud» frente a los recientes descubrimientos.

El propio 1 de julio se realizaron manifestaciones en distintas ciudades del país en rechazo a la celebración del día nacional. Las manifestaciones expresaban que, lejos de ser un día festivo, era un día de duelo para conmemorar a las víctimas del genocidio.

En Winnipeg, manifestantes derribaron las estatuas de la Reina Isabel y Victoria, ya que a pesar de que el país se independizó en 1867, sigue considerando esas figuras como sus monarcas.

Manifestaciones indígenas derribaron sus estatuas y rechazaron sus figuras como las representantes del colonialismo que masacró a sus pueblos. Las estatuas fueron manchadas con pintura roja en representación de sus crímenes cometidos.

Muchos de los manifestantes que participaron de las protestas y del derribo de estatuas no eran indígenas, mostrando que el hecho caló profundamente en la sociedad canadiense ante los aberrantes crímenes sobre los que se constituyó su identidad nacional. Una de las consignas de las manifestaciones expresaba bien el sentimiento que hoy tienen miles de canadienses hacia su bandera: «no hay orgullo en el genocidio».

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