Bukele se declara dictador en Twitter

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  • El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, cambió la descripción de su cuenta verificada de Twitter a “Dictador de El Salvador”.

Johan Madriz

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, cambió la descripción de su cuenta verificada de Twitter a “Dictador de El Salvador”. De esta forma pretende burlarse de las recientes movilizaciones en su contra donde se le tacha de dictador debido a las recientes medidas de concentración de poder.

Si bien, por el momento no se puede categorizar su gobierno como de una dictadura, lo cierto es que hay una creciente deriva autoritaria y personalista que potencialmente podría desembocar en esto. Bukele esta llevando adelante una gestión bonapartista y tiene fuerte apoyo de las fuerzas armadas, ha realizado tratos con las maras y ahora acusa a la comunidad internacional de conspirar en su contra.

El gobierno de Bukele se caracterizada por una gestión personalista y autoritaria, con un discurso mesianico de una “Nueva Republica” que solo puede ser conducida por él, de ahí su justificación para hacer y deshacer a su antojo. Presenta todo lo anterior como malo o negativo y su obra como la salvación. Aunque no reivindicamos a ninguno de los gobiernos anteriores es evidente que utiliza un discurso manipulador con tintes religiosos.

En mayo pasado se renovó la composición de la Asamblea Legislativa dando una mayoría al oficialismo, permitiéndole la aprobación rápida de todas sus propuestas. De esta forma, con el control del Ejecutivo y el Legislativo, el Congreso arremetió contra el Poder Judicial destituyendo a cinco miembros de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y al Fiscal General. Además, el pasado 31 de agosto se aprobó la Ley de la Carrera Judicial y la Ley Orgánica de la Fiscalía General que, entre otras cosas, dispone el cese de todos los jueces y fiscales mayores de 60 años o con más de 30 años de servicio.

Con la purga del Poder Judicial, ahora repleto de adeptos oficialistas, Bukele logró una autorización para poder presentarse como candidato presidencial a las próximas elecciones, situación que está prohibida constitucionalmente, y con lo cual, de concretarse, podría permanecer 10 años en el poder.

Para completar la configuración de un “nuevo Estado”, el gobierno también presentó una propuesta de reformas constitucionales. Serían más de 200 modificaciones que incluyen la ampliación del periodo presidencial de cinco a seis años y la posibilidad de reelecciones consecutivas, la transformación y debilitamiento del órgano electoral y la duplicación del tamaño del Ejército. Además, se permitiría la existencia de un partido único, eliminando esta frase de la actual constitución: “la existencia de un partido único oficial es incompatible con el sistema democrático y con la forma de gobierno establecidos en esta Constitución”. Por otra parte, se permitirían grupos armados paraestatales al modificar el artículo que los prohíbe de la siguiente forma: “la existencia de grupos armados salvo los casos previstos por la ley”.

Otra de las medidas polémicas fue la entrada en vigor del bitcoin como moneda de curso legal junto a los dólares estadounidenses. Contra esta medida se dió una pequeña manifestación hace dos semanas. Según una encuesta de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) reveló que 7 de cada 10 personas rechazan el uso de la criptomoneda y piden la derogación de la ley.

Las recientes protestas resultan pequeñas con respecto al conjunto de la sociedad y no existe, por el momento, una organización política opositora que le sea rival o se plante ante la configuración de un gobierno autoritario. Por esto se debe desarrollar la construcción de una alternativa desde los sectores populares que deje atrás el bipartidismo tradicional y al despotismo de Bukele para avanzar hacia un gobierno de la clase trabajadora.

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