
- La ciudad tiene más de 5700 contagios y ya supera los 500 muertos. Fue la primera del país en tener que recurrir a las fosas comunes para enterrar a sus muertos.
Por Redacción
Días atrás, el alcalde de la ciudad de Manaos, Arhtur Virgilio Neto (PSDB), declaró en una entrevista para el diario O Globo: “Estamos viendo escenas de una película de terror”.
Las consecuencias de la política negacionista y genocida de Jair Bolsonaro hicieron que Brasil siga escalando posiciones respecto a las cifras de infectados y fallecidos por la pandemia. Así, el país ocupa ya el 9º puesto en las estimaciones de la Universidad Johns Hopkins de EEUU, habiendo superado las 4.637 muertes de China, donde se originó el brote.
Manaos, colapso y tragedia
Manaos, capital del estado del Amazonas, ubicado al noroeste del país, es como ciudad el 3er centro económico después de Río de Janeiro y San Pablo, a raíz de las industrias allí radicadas, como por el polo petroquímico y las explotaciones mineras. Aproximadamente 29 comunidades originarias habitan el estado. Este territorio vuelve a ser noticia por una tragedia, el colapso sanitario y del sector funerario.
A tal punto llega la situación que el alcalde Neto a través de sus redes sociales clamó por ayuda a la joven activista contra el cambio climático, Greta Thunberg. En el pasado mes de abril, se estima hubo más de 100 muertes por día, no habiendo suficientes ataúdes para todos, lo que llevó a la excavación de fosas comunes en el principal cementerio de la cuidad. Tal fue la triste imagen que recorrió los portales del mundo.
Los contagios en los últimos días treparon rápidamente a los 5.700, según las cifras oficiales. Manaos concentra el 75% del total de casos del estado. Si bien se ha expresado la desesperación del alcalde hasta con lágrimas en los medios de comunicación, el confinamiento no tiene alto acatamiento, no es obligatorio y las actividades económicas y comerciales funcionan con total normalidad.
Brasil como un todo comienza a sentir la combinación de la crisis económica con los primeros signos de recesión de la crisis sanitaria a la espera del pico de la curva de contagios para la primera quincena de mayo, es decir, lo peor no ha llegado todavía. A las puertas del colapso sanitario están los estados de San Pablo y Río de Janeiro (dos de los más poblados de Brasil).
Estado de calamidad y un colapso sanitario cuando el horror recién comienza
En una entrevista al diario La Nación, concedida por Mario Viana, presidente del Sindicato de Médicos del Amazonas, denunció que los trabajadores/as de la salud son arrojados a la primera línea sin los elementos de protección adecuados, el pago de sus salarios está atrasado, lo que genera que migren a otros estados. Entre el personal de salud ya hay más de 500 contagios y 10 muertos.
Hay faltante de camas, insumos, y hasta las/los trabajadores de la salud se ven desbordados. Cuando la gente muere es puesta en una bolsa y llevada al cementerio, que tras su colapso, por la falta de ataúdes y espacio, deposita los cuerpos en las fosas comunes. Ese es el destino para miles de personas, descartadas como objetos, castigados por la pandemia.
El plan bolsonarista es simplemente siniestro, la frase “son ellos o nosotros” cobra especial realidad al calor de la tragedia cotidiana que castiga a las grandes mayorías. El nuevo ministro de Salud, Nelson Teich, muestra una total inoperancia, títere del presidente, lo sigue en la política negacionista y ni siquiera atina a apurar la ayuda financiera prometida por el gobierno federal para paliar los efectos de la pandemia en los estados.
Este horror no es producto de las desgracias del azar, sino de la infamia del sistema capitalista y uno de sus defensores más nefastos, Jair Bolsonaro.