Biden en Hiroshima para encabezar un G7 con la mira puesta en China y Rusia

Además de Japón y EE.UU., la cumbre reúne también a los mandatarios de Alemania, Canadá, Reino Unido, Francia e Italia.

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El presidente estadounidense Joe Biden llegó a Japón para una nueva reunión del G7, la cumbre que reúne a los presidentes de las siete mayores economías del mundo, sin contar a China y Rusia.

Además de Japón y EE.UU., la cumbre reúne también a los mandatarios de Alemania, Canadá, Reino Unido, Francia e Italia. Nada menos que en la ciudad de Hiroshima, arrasada por la bomba nuclear que lanzó Estados Unidos en 1945.

Biden es el segundo presidente norteamericano que visita la ciudad, después de que lo haga Barack Obama. A pesar de que el lugar es un símbolo de uno de los actos contra la humanidad más grandes de la historia, el simbolismo de haber seleccionado esa ciudad tiene que ver no tanto con un cuestionamiento a EE.UU, sino más bien al contrario: la cumbre está marcada casi exclusivamente por la rivalidad estratégica con China y Rusia.

Mientras la guerra en Ucrania parece no tener fin, y Putin ha realizado en numerosas ocasiones amenazas nucleares, los líderes del bloque que conduce EE.UU. discutirán una nueva tanda de sanciones contra Rusia, entre las que se encuentran topes a los precios para los productos rusos (principalmente el petróleo) y bloqueo a exportaciones de otros productos.

Pero la amenaza rusa responde a una situación inmediata. La cumbre debatirá también el ordenamiento geopolítico de cara a una cuestión estratégica: China. Se trata de una rivalidad que comienza cada vez más a ordenar el tablero a nivel global. No por nada Japón invitó al evento a Brasil, país que tiene fuertes intereses de inversiones chinas, con el objetivo de frenar el avance del gigante asiático en la región.

El Secretario de Seguridad Nacional estadounidense, Jake Sullivan, consideró como «Coerción económica» las recientes medidas de guerra comercial que instrumentó Pekín contra países aliados a Estados Unidos, como Canadá, y otros con los que tiene una fuerte disputa por el control marítimo en el sudeste asiático, particularmente con Canadá.

Sullivan, adelantó que propondrán a la cumbre un «repudio» a esta «coerción económica», que es prácticamente calcada al tipo de medidas que tomó Biden precisamente contra China, por ejemplo en lo referente a la tecnología de semiconductores. Para las potencias del G7, La «coerción» sólo es mala dependiendo de quién la practique.

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