Biden bombardea Somalia

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  • Por tercera vez en tan sólo dos semanas, el imperialismo estadounidense bombardeó territorio somalí.

Agustín Sena

La excusa es la de siempre: la cruzada contra el «terrorismo».

Este año se cumplen 20 años desde el comienzo de la intervención yanqui sobre Somalia, cuando derrocara al Mohammed Siad Barre (antes alineado con la URSS) en 1991. Desde aquel momento, el país africano vive una situación de caos y fragmentación territorial, marcada por repetidas incursiones bélicas yanquis y distintos grupos armados que se disputan el dominio del territorio.

Ya durante comienzos del 2020, entre enero y abril (es decir, en el comienzo de la pandemia del Covid-19), las fuerzas armadas estadounidenses habían efectuado 39 ataques aéreos sobre Somalia.

Ahora, con Biden en la presidencia y con la vista puesta en reforzar el dominio imperialista de EEUU sobre la región, los bombardeos se repiten. Dando la espalda a sus promesas de campaña alrededor de limitar el uso de bombardeos aéreos con drones, Biden ha dado vía libre para este tipo de intervención en suelo somalí.

Según el Pentágono, los bombardeos fueron efectuados en apoyo a las tropas gubernamentales somalíes y para contrarrestar células de la organización yihadista Al-Shabbaab, ligada a Al-Qaeda. Se anunció que no habría habido víctimas civiles, pero esta información no fue confirmada por ninguna entidad independiente del gobierno de Estados Unidos.

La presencia de organizaciones yihadistas en Somalia (y en toda la región del cuerno de África) es de larga data, y sus actividades son expresión de lo más descarnado de la barbarie moderna. Pero el terrorismo yihadista no deja de desarrollarse a la par de las intervenciones imperialistas, combinándose durante los últimos 20 años para crear lo que es la Somalia actual: un país arrasado por el militarismo y con su población sumida en la pobreza extrema, sin señales de la más mínima forma de democracia ni, siquiera, de un gobierno central con poder efectivo sobre su territorio.

El único objetivo de las incursiones guerreristas es garantizar el control estadounidense de fuentes de materias primas (petróleo y otras) y de posiciones geopolíticas en sus disputas por el planeta. Ni una gota de democracia puede llegar a terreno somalí a través de los drones y bombas del imperialismo.

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