Argentina: inmensas movilizaciones en defensa del agua en Mendoza

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Por Redacción

La modificación de la ley 7722 que prohibía la contaminación del agua por parte de las mineras fue aprobada con 37 votos a favor en disputados (23 de Cambiemos, 13 del Frente de Todos) y 29 en senadores (17 de Cambiemos, 11 del FdT).

Luego que el senado provincial le diera media sanción a la modificación, gracias al pacto del bloque oficialista de Cambiemos con el bloque opositor del Frente de Todos,  decenas de miles de activistas continuaron con las medidas de lucha en defensa de la ley que conquistaron con grandes movilizaciones y la toma de la legislatura en el 2007.

Dentro de las medidas de lucha en toda la provincia se destaca el enorme corte en la ciudad de Uspallata en el paso fronterizo con Chile. La “Ruta del Mercosur” es, en estos momentos, el escenario de una fila interminable de vehículos detenidos por un contundente piquete. “Uspallata está cortando la «ruta del Mercosur» en defensa del agua de Mendoza, porque POSTA no queremos regar nuestro suelo ni tomar agua con cianuro”, dicen los manifestantes a través de un mensaje virtual viralizado por las redes.

En su reunión con la AEA, el presidente Alberto Fernández reivindicó como propia la política del gobernador de Mendoza, Suárez, de permitir el envenenamiento del agua por parte de las mineras. Lo hizo antes de que el pacto entre Cambiemos y el PJ consumara la modificación de la ley 7722.

Se apoya evidentemente en las expectativas que sostienen amplios sectores populares en su gobierno recién asumido, incluido el activismo de defensa del medio ambiente. Así lo hizo también con la llamada “Ley de solidaridad”, que ajusta a los trabajadores y jubilados en beneficio de los empresarios. Trata de decirlo en voz baja, disimuladamente, para que la retórica de “solidaridad” y “reactivación” tape con griteríos progresistas la verdad sobre su política.

Frente a importantes empresarios (entre quienes se encontraba el mismo demonio del panteón K, Héctor Magnetto), sostuvo que «En Mendoza hemos logrado que salga una ley para que Mendoza también se involucre en la explotación minera». La sola forma de plantear las cosas es sumamente significativa: “hemos”. La primera persona del plural hablando de una modificación legal impulsada por Cambiemos habla significativamente de una manera mancomunada de actuar con el macrismo sin Macri. Recordemos que esto fue dicho el 18 de diciembre, antes de la modificación de la 7722 el 20 del mismo mes, dando por hecho que el pacto entre Cambiemos y el PJ bastaba para que esté todo dicho.

Y para endulzar los oídos empresarios, quiso alejar toda retórica “populista” en ese mismo discurso diciendo que no busca un Estado intervencionista, quiero crear un Estado inteligente que equilibre desigualdades en los mercados y que de garantía a los que invierten”. La verdad está reservada para los cenáculos empresarios, mientras trata de que las primeras planas de los diarios hablen sobre ambiguos “aumentos” a jubilados y despedidos.

El desarrollo productivo nacional (que incluye la minería) es necesariamente todo lo contrario a lo que Fernández está defendiendo. La megaminería destruye lo que encuentra a su paso sólo para abaratar costos. Las multinacionales explotadoras de los recursos de las provincias se llevan el oro y dejan destrucción y contaminación a su paso, con algunas limosnas al estado de regalías para compensar. Las fortunas se las llevan al exterior y en el interior queda tierra arrasada.

Un plan de desarrollo nacional racional sólo puede venir de la mano de la prohibición de la megaminería contaminante en todas sus formas, la expropiación de las mineras sosteniendo los puestos de trabajo. La minería puede ejercerse sin destruir el suelo y las poblaciones aledañas, pero para eso es necesario animarse a tocarles los bolsillos a los empresarios, que usan los métodos permitidos por la modificación de la 7722 para ahorrarse inversión y llevarse ganancias extraordinarias con consecuencias dramáticas para el suelo, el agua y el territorio que tenga la mala suerte de tener oro bajo tierra.

La única salida al problema ambiental es anticapitalista.

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