Alemania: Atentado racista, terrorismo neonazi y la extrema derecha

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Por Agustin S.

En la noche del miércoles, un ciudadano alemán atacó a tiros dos bares de los barrios de población inmigrante de la ciudad de Hanau, cerca de Frankfurt, que dejó un saldo de 9 muertos.

El tirador fue encontrado sin vida en su domicilio, junto a su madre, que habría sido asesinada por él antes de quitarse la vida. El atentado se da en el contexto de varios ataques racistas en los últimos años, acompañando el crecimiento electoral de la derecha xenófoba de AfD (Alternativa por Alemania).

El atacante, identificado como Tobías R., tenía 43 años y dejó escrito un manifiesto de fuerte contenido racista, que mezclaba xenofobia con teorías conspirativas, además de un video en el que proponía la “aniquilación” de 24 nacionalidades de Asia y África. Si bien habría actuado en solitario (no como parte de ninguna organización terrorista) la motivación racista del ataque excluye cualquier lectura individual del atentado; el mismo es resultado de la ideología xenófoba que viene avanzando en sectores minoritarios pero significativos de la sociedad alemana.

En los últimos años se sucedieron varios atentados racistas en Alemania hacia la población judía e inmigrante, pero el del pasado miércoles fue claramente el más grave por su cantidad de víctimas. En los últimos 10 años hubo más de 10000 ataques xenófobos, y desde 1990 hasta la fecha, hubo 83 víctimas fatales por ataques terroristas racistas. En junio de 2019, un funcionario del CDU (partido demócrata – cristiano de Merkel) fue asesinado a balazos por un ultraderechista; en octubre un hombre atacó una sinagoga en la ciudad de Halle, asesinando a dos personas. Entre 2000 y 2006 nueve extranjeros fueron asesinados por el grupo terrorista neo-nazi NSU (“Clandestinidad Nacionalsocialista”). El último viernes, menos de una semana antes del atentado de Hanau, el servicio de inteligencia alemán había desmantelado una célula terrorista formada por 12 miembros que estaba preparando atentados.

Aunque no perteneciese a ningún grupo terrorista organizado, Tobías R. dirigió su ataque de manera deliberada contra minorías étnicas: se trasladó a dos bares en dos barrios distintos de Hanau, ubicados a varios kilómetros el uno del otro, en los que se fumaba narguile o shisha (una pipa de tabaco originaria de Medio Oriente y característica de varias nacionalidades de esa zona) frecuentados por inmigrantes y descendientes de inmigrantes. De los 9 muertos por los disparos, se encontraban ciudadanos de Medio Oriente (turcos, afganos, kurdos) y de los Balcanes (búlgaros, rumanos y bosnios).

Los lamentos de Merkel y los demás políticos del establishment alemán son lágrimas de cocodrilo. Tobías R. llevaba años esparciendo odio racista en YouTube sin ningún tipo de disimulo, por lo cual no recibió ningún tipo de freno legal sino que le fue otorgada una licencia legal para portar armas de caza, que utilizó para comprar legalmente la pistola con la que atacó los bares. Así de fácil es organizar un ataque terrorista en un país cuyos gobernantes se pintan de “democráticos liberales” (palabras del vicecanciller alemán) y que horas después del atentado salieron a defender la “táctica del cordón sanitario” como método de frenar los avances políticos de la derecha racista. Sin embargo, fueron los mismos partidos que ahora defienden el cordón sanitario los que lo rompieron para conformar un gobierno de coalición con la ultra – derecha en el gobierno regional de Turingia.

Ya desde 2017 se viene verificando un crecimiento electoral de los sectores más derechistas de Alemania, representados por el AfD (Alternativa por Alemania), un partido que con un discurso anti – Unión Europea y marcadamente xenófobo contra los inmigrantes de Medio Oriente lograron conquistar crecientes votos de los sectores desencantados con los gobiernos de austeridad, e incluso consiguiendo representación parlamentaria a nivel nacional (hecho inédito en Alemania desde la Segunda Guerra Mundial).  Son los propios partidos del establishment burgués alemán los que le preparan el terreno a la ultra – derecha, ya que los discursos xenófobos hacen pie allí donde la población trabajadora y las clases medias, desanimadas por los estragos del neoliberalismo europeo, se dejan llevar por los prejuicios y las consignas de los sectores más reaccionarios que aparecen como única alternativa anti – sistema o anti – status quo.

La tibieza de medidas como el cordón sanitario se ha demostrado inútil a la hora de frenar el avance de la derecha. Y ni siquiera fueron capaces de ser consecuentes en ella, ya hemos escrito sobre la crisis desatada en Turingia por la alianza del partido de Merkel con los neo fascistas. La única salida para ponerle un alto a la violencia xenófoba y al crecimiento de los sectores racistas para por la irrupción de los sectores populares a través de la acción callejera, como se ha visto incipientemente en la movilización contra la coalición AfD en Turingia de la semana pasada.

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