2019nCov-2019: un capítulo más en la saga de las enfermedades emergentes

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Por Marisa Victoria, microbiologa y militante de SOB

Recapitulando los primeros hechos y… ¿qué es un coronavirus?

A finales del 2019 sonaba la alarma, un nuevo agente infeccioso estaba generando una cantidad inesperada de casos de infecciones respiratorias graves, el epicentro de este nuevo evento epidemiológico fue la ciudad de Wuhan, una extensa capital de la provincia china de Hubei, en el centro del enorme país asiático.

Aunque el primer reporte oficial de casos se dio el último día de 2019, ya durante todo el mes de diciembre el vertiginoso aumento de casos de pacientes con dificultad respiratoria, fiebre, dolor de garganta, dolor de cabeza y afección respiratoria severa llamaba la atención de las autoridades sanitarias de la ciudad. Además del volumen de pacientes acudiendo a los centros de salud, otra razón que generó gran preocupación fue que los paneles diagnósticos para identificación de los posibles agentes infecciosos que usualmente causan esta sintomatología resultaban negativos para estos nuevos casos de neumonía, es decir: se trataba de una neumonía de causa desconocida, probablemente un agente nuevo o inédito, del que se sospechaba y temía la capacidad de trasmitirse de persona a persona, por medio de gotitas de líquido que quedan suspendidas en el aire al estornudar o toser, de la misma forma que otras infecciones respiratorias, ya sean leves como el resfriado común o más graves como la influenza.

Desde el 31 de diciembre de 2019 al 3 de enero del 2020 las autoridades de salud chinas comunicaban oficialmente a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que habían contabilizado y estaban en investigación 44 casos de esta neumonía de causa desconocida (1). Este hecho en sí es una novedad, puesto que el país asiático ha tenido una historia de poca cooperación con la OMS, lo que le ha costado críticas y regaños de sus contrapartes occidentales; la participación y colaboración con los sistemas de vigilancia epidemiológica globales han sido exigencias que las grandes potencias comerciales le han hecho a China desde hace mucho tiempo, en resumen, para jugar en las grandes ligas, han tenido que ceder (aunque sea milímetros) en el hermetismo característico del régimen de Pekín, al menos en temas de salud global.

Ya el 7 de enero científicos chinos anunciaban que tenían secuenciado el genoma del nuevo agente infeccioso: se trataba de un nuevo virus, perteneciente al extenso grupo de los Coronavirus (2), además se confirmó la transmisión de persona a persona, lo cual demostró que se trataba de un virus nuevo adaptado.

Los coronavirus son virus ancestrales que han circulado en una gran cantidad de especies animales, en particular en mamíferos y en aves, desde hace miles de años, así como hay coronavirus en humanos como el que está causando la epidemia actual, hay coronavirus de cerdos, vacas, ballenas y como no, de murciélagos. Es así como se describe que los coronavirus aislados en humanos son de origen zoonótico, es decir que es una enfermedad de origen animal que fue comunicada a la especie humana, aunque no se conozca el evento en específico, el análisis de las secuencias genómicas permite establecer el origen del virus ancestral, que tras alguna presión evolutiva mutó e hizo un salto de especie, adquiriendo la capacidad de infectar a una especie nueva.

La hipótesis epidemiológica que se ha propuesto para explicar el evento que originó el brote en la ciudad de Wuhan, es que un coronavirus de murciélago mutó y tras establecerse en algún hospedero intermediario pasó a infectar seres humanos, causando síntomas respiratorios graves. La sobre simplificación que se ha hecho en algunos medios de comunicación ha dado a entender que el consumo de carne de murciélago es la causa de la aparición del 2019-nCov, sin embargo, se trata de acontecimientos evolutivos mucho más complejos que involucran factores que no quedan también en titulares tendenciosos: la explosión demográfica que ha vivido China y el mundo entero, la reducción del hábitat natural de muchas especies de animales silvestres y la existencia de muchos agentes infecciosos para los que esos animales silvestres son reservorios, y claro que la existencia de lugares como el mercado de Wuhan, en donde hay contacto directo entre muchas especies, los animales están en condiciones de hacinamiento y el manejo es a destajo. Todo esto favorece a la presión evolutiva por la que pueden ocurrir los saltos de especie.

La realidad biológica que crea estas situaciones no es fácil de explicar ni de entender y falta muchísima investigación para responder a todas las interrogantes sobre el origen verdadero del virus, el desarrollo de la epidemia y las consecuencias globales que tendrá, pero lo cierto es que las explicaciones reduccionistas a veces en clave amarillista no ayudan a responder estas preguntas y sí han contribuido a desatar una ola de xenofobia hacia las personas de origen chino en todo el mundo, haciendo mofa de sus costumbres y su cultura. Es importante aclarar que, si bien el origen del virus es una especie de murciélago que se encuentra en la zona, en el ahora tristemente célebre mercado de animales de Wuhan no se encontraron murciélagos.

Un nombre y más historia reciente

Se le identifica primero como coronavirus de Wuhan o virus de Wuhan, sin embargo, el término adoptado por la OMS es coronavirus nuevo o novel 2019 (2019-nCov), con el fin de evitar la estigmatización que históricamente cae sobre las comunidades cuyos nombres se usan para designar nuevas enfermedades cuando ocurren brotes. El mejor ejemplo es el virus del Ébola, pues el primer brote conocido se originó en una comunidad a la vera del río Ébola, si bien la epidemia de Ébola se extendió por buena parte de África occidental y ya se considera controlada, la infamia que cayó sobre el río Ébola y las poblaciones en sus orillas se mantiene.

El anuncio de la secuenciación del coronavirus nuevo resultó una sorpresa no sólo por la rapidez en la que fue realizado el análisis, sino además porque las autoridades chinas decidieron hacer la información pública y accesible para toda la comunidad científica internacional, añadiéndola al banco de datos de secuencias genómicas GeneBank.

Este fue una buena oportunidad para el régimen de Pekín, pudieron demostrar el enorme avance tecnológico y capacidad instalada que ha sido parte de su política para posicionarse como potencia económica que puede competir con EEUU y Europa. No es un dato menor, tomando en cuenta la presión que afrontó China en el pasado reciente por el secretismo y la lentitud con que han puesto cara a emergencias de salud, pero además se cuestionó la capacidad científica del país para hacer frente a la investigación de una epidemia por un nuevo agente infeccioso.

Hace menos de 20 años, un brote de SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo) que resultó ser causado también por un coronavirus novedoso, dejó en evidencia la falta de preparación del país y la opacidad en el trato de la información. No solo se tardaron más de tres meses para hacer pública la información del brote, además, cuando finalmente la situación se salió de control y obligó a tratar el evento como una emergencia epidemiológica, el número de casos reportados fue menor al que las autoridades manejaban verdaderamente. Este fiasco en el manejo contribuyó a la expansión del virus por varios países y la falta de contención inicial dejó a China con una pésima reputación en la materia. Para el final del brote, más de 8000 personas en cerca de 25 países contrajeron SARS y 774 murieron (3).

Las enfermedades causadas por coronavirus, como SARS, MERS (Síndrome Respiratorio del Medio Oriente), 2019-nCov, forman parte de un grupo más extenso de enfermedades llamadas emergentes y reemergentes, los primeros son males que están generando brotes en seres humanos por primera vez en la historia conocida, y los segundos son de los que se conocían casos en el pasado pero que en la actualidad se contabilizan nuevos casos. (4) Algunos otros ejemplos son el cólera, ébola, leishmaniasis y hasta el HIV. Las investigaciones en este campo tienen consenso en que la emergencia y reemergencia de estas enfermedades está vinculada estrechamente a factores socioeconómicos, ambientales y ecológicos, no lo ponen en estas palabras pero es importante decirlo con claridad: el avance de la depredación capitalista del planeta y la precarización de la vida de miles de millones de seres humanos, en un mundo en el que el avance de la ciencia y la tecnología es notorio, son las verdaderas causas de eventos como la epidemia en curso y de las que vendrán.

Los números de la epidemia hasta hoy

Al momento de escribir este artículo los últimos datos accesibles en el tablero de visualización de datos en tiempo real de la OMS informan que hay 28.276 casos confirmados de la epidemia de 2019-nCov en todo el mundo con 565 muertes (5).

Se han confirmado casos en 25 países, Bélgica fue el último en sumarse a la lista, sin embargo, los países en el este asiático siguen siendo los principales focos de alerta, con el 99% de los casos confinados a China igual que todas las muertes excepto una (6).

El período de incubación que es el tiempo que pasa entre la infección por el contacto con el agente y el inicio de los síntomas se ha establecido entre 2 y 14 días, y se trabaja con la premisa de que antes de la aparición de los síntomas las personas probablemente no pueden contagiar la enfermedad a otras. Es por esto que la OMS no está recomendando oficialmente limitar la entrada de personas (a menos que presenten sintomatología) o bienes provenientes de China o alguno de los países en los que se confirmaron casos, estas limitaciones que han establecido países como EEUU o Australia responden más a estrategia de política internacional que a un razonamiento epidemiológico de peso y pueden terminar siendo contraproducentes para enfrentar los brotes en lugares que dependen de la cadena de suministros global para abastecerse de implementos de protección o insumos médicos en general.

La tasa de mortalidad tentativa se ha calculado en 2%, pero se mantiene tentativa porque no se conoce con certeza la cantidad de casos asintomáticos que hay (estas son personas que adquirieron la infección, pero no han consultado a los servicios de salud porque no presentan síntomas o son muy leves).

Estos datos se están actualizando diariamente, lo que ha permitido ver una epidemia en tiempo real desde cualquier lugar del mundo, por primera vez en la historia, una epidemia en tiempos de conectividad global.

 

Lo que viene

El desarrollo de la epidemia de 2019-nCov es todavía incierto, no es posible determinar si estamos en el punto más alto de la transmisión, puesto que todos los días hay casos nuevos, así que no podemos saber cuánto tiempo más falta hasta ver el inicio del fin.

Las medidas extremas que ha tomado la burocracia China han llevado a aislar por completo a la ciudad de Wuhan y luego a otra docena de ciudades, poniendo en reclusión a alrededor de 50 millones de personas, en lo que ha sido el ejercicio de la cuarentena más masivo de la historia, que ha sido celebrada por las potencias occidentales, pero lo cierto es que han sido impuestas con mano de hierro, con el autoritarismo que caracteriza al régimen que encabeza Xi Jinping. El objetivo era impedir el desplazamiento de millones de personas que se dirigían a sus pueblos de origen en el marco de año nuevo lunar y que encontraron bloqueos militares en carreteras y vuelos y trenes cancelados.

Si dará resultado el confinamiento de millones de personas como método efectivo para detener la transmisión es un asunto que está por verse. Mientras tanto los medios de noticias financieras informaban que desde el inicio de la epidemia, hasta el 3 de febrero más de 400 billones de dólares han sido borrados de los mercados financieros chinos y que las provisiones y equipo médico como mascarillas y equipo de protección personal empezaban a escasear.


Referencias

  1. https://www.who.int/docs/default-source/coronaviruse/situation-reports/20200121-sitrep-1-2019-ncov.pdf?sfvrsn=20a99c10_4
  2. http://virological.org/t/novel-2019-coronavirus-genome/319
  3. https://www.cdc.gov/sars/about/fs-sars-sp.html
  4. https://www.nature.com/articles/nature06536/
  5. http://who.maps.arcgis.com/apps/opsdashboard/index.html#/c88e37cfc43b4ed3baf977d77e4a0667
  6. https://www.who.int/docs/default-source/coronaviruse/situation-reports/20200205-sitrep-16-ncov.pdf?sfvrsn=23af287f_4

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