1968 – 2020: Rebelión, crisis y radicalización de la protesta en EEUU

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  • La radicalidad de las manifestaciones ha llevado a diversos analistas a comparar la situación con el contexto de movilización social de fines de los ´60.

Por Facundo Oque

Los estallidos de furia popular tras el asesinato racista de George Floyd han puesto a Trump contra las cuerdas. La imagen del primer mandatario de la principal potencia mperialista del planeta huyendo para refugiarse en un búnker, con su seguridad secreta desbordada por las manifestaciones frente a la casa blanca, es una postal de la profundidad de la crisis social y política en la que ha entrado Estados Unidos.

La combinación entre un manejo completamente negacionista de la crisis del coronavirus, sumado a la estructura mercantil y desigual para el acceso a la salud en norteamérica, que ha llevado a más de 100 mil muertos en todo el país, y una crisis económica brutal que dejó en la calle a 40 millones de trabajadores, son el trasfondo que desnuda la estructura desigual y racista del país «triunfador» del capitalismo mundial.

Sin este contexto de crisis pandémica y económica no se explicaría el grado de radicalidad y la extensión nacional que se ha desatado tras el asesinato de George Floyd. La bronca desatada es expresión de la frustración de miles de jóvenes a quienes se les prometió la «american way of life», y luego se les robó el futuro al dejarlos desempleados, se los discrimina y mata por su color de piel, y ven como sus familiares y amigos mueren de Covid-19 sin tener posibilidad de acceso a atención médica.

La radicalidad de las manifestaciones. La combinación de factores sociales, políticos y económicos que son el contexto de esta crisis política, ha llevado a diversos analistas a comparar la situación con el contexto de movilización social de fines de los ´60. Algunos hasta han dicho que la radicalización en las calles, con quema de comisarías, autos, saqueos y enfrentamientos con la policía, no se veía desde el asesinato de Martin Luther King en 1968.

Incendios durante protestas en Washington, 1968

«No puedo respirar», las palabras de George Floyd al policía que le aplastaba el cuello, y «Las vidas negras importan», slogan de un amplio movimiento antirracista, se han convertido en los gritos de batalla de una verdadera rebelión popular que, a estas horas mantiene en vilo al mundo entero y, de seguir desarrollándose, pude comenzar a escribir una nueva página en la historia de Estados Unidos.

En el 68 confluyeron varios fenómenos. Estados Unidos estaba atrapado en el pantano de la invasión a Vietnam (guerra que le costaría más de 50 mil muertos y una derrota que lo mostraría vulnerable frente al mundo) con una oposición de masas en el «frente interno». Un movimiento anti-belicista que ganaba apoyo día tras día, encabezado por una juventud radicalizada hacia la izquierda, que se referenciaba en figuras como la del «Che» Guevara.

Manifestación contra la guerra de Vietnam

El movimiento por los derechos civiles de la población negra estaba en auge, con organizaciones radicalizadas como las «panteras negras», y líderes de masas como Malcom X (asesinado en 1965 mientras daba un discurso en un mitín), Martin Luther King (asesinado en 1968 cuando apoyaba una huelga en Memphis). Todos los días había noticias de protestas en el país cada vez más grandes, el amplio movimiento contra la guerra de Vietnam derivaba usualmente en duros enfrentamientos entre los manifestantes y policías.

Este proceso se desarrollaba en un contexto mundial de irrupción de la juventud y los trabajadores en distintos puntos del globo. Con hitos de semi-insurrecciones obreras y juveniles como el mayo francés en París, la primavera de Praga, o el cordobazo en Argentina. La influencia de la revolución Cubana y la figura del Che Guevara eran tambien motivo de que una generación entera tomara partido hacia ideas radicalizadas y de izquierda.

El asesinato de Martin Luther King, quien fue baleado mientras apoyaba una huelga de estatales en Memphis, desató una oleada de manifestaciones, saqueos y enfrentamientos que mantuvieron en jaque por varios días al gobierno de Lyndon Johnson.

Se desataron fuertísimas protestas en 125 ciudades, 46 personas resultaron muertas y otras 2.600 fueron heridas. El presidente Lyndon Johnson declaró luto nacional, siendo la primera vez que se realizaba este acto por el asesinato de ciudadano afroamericano.

Martin Luther King

En un contexto en el que el gobernador segregacionista de Alabama, George Wallace, impulsaba una campaña racista impulsando la acción de grupos supremasistas, el republicano Richard Nixon ganó la presidencia con un discurso centrista, prometiendo al país que restauraría la ley y el orden en las calles.

La situación de hoy es distinta, pero tiene puntos comparables, desde el ángulo de la crisis económica y la polarización generada en la sociedad norteamericana.

El Covid-19 ha matado a casi el doble de estadounidenses que los muertos por la guerra de Vietnam (58 mil). Esta situación de catástrofe sanitaria y humanitaria ha sido generada por una combinación de factores, desde la dificultad de amplias franjas de la población de acceder al sistema de salud (mercantilizado hasta la médula), hasta la política negacionista de un gobierno defensor incondicional de la ganancia capitalista como el de Trump, que impulsó una campaña de desinformación y xenofobia (agitando el fantasma del «virus chino», para culpabilizar a su competidor asiático por la pandemia) que sólo tendió a empeorar las cosas.

Manifestantes frente a la casa blanca

El gobierno de Trump está inestable. La rebelión ha desatado una crisis política interna, y por momentos da la sensación de que actúa impulsivamente sin pensar en las consecuencias de sus actos.

Cuando comenzaron las protestas, Trump declaró por Twitter que «si comienzan los saqueos, comienza el tiroteo». La nefasta declaración sólo incrementó la bronca y aumentó la masividad de las movilizaciones. Luego, la política fue declarar estado de sitio en 50 estados, política represiva que fue desafiada por los manifestantes, que incluso llegaron a rodear la casa blanca desbordando a la seguirdad secreta.

Trump, desbordado por las protestas.

Trump gobierna la primer potencia imperialista en un mundo que dista de la hegemonía capitalista estadounidense de fines de los ´80 y ´90, pero también del contexto de la guerra fría, donde los polos estaban bien determinados ideológica y políticamente, y el «estalinismo» jugaba de contrapeso, intentando contener la radicalidad política de los procesos revolucionarios, o conteniendo su expansión internacional cuando éstos triunfaban (como en el ejemplo de Cuba).

Por otra parte, la economía estadounidense parece más frágil hoy que en 1968. A fines de los ´60 el desempleo cayó a alrededor del 3.5%. A pesar de que hubo inflación y desaceleración del crecimiento como resultado del gasto en la guerra de Vietnam, la economía se mantenía relativamente estable. Años más tarde comenzaría el período de inflación y desempleo que configuró la década de 70 en EEUU.

Incendio de la central policial de Minneapolis.

2020 se presenta mucho más fragil desde el punto de vista económico. Estados Unidos tiene una tasa de desempleo del 14.7%. Uno de cada cuatro trabajadores solicitó planes de ayuda estatal. La economía está pasando por una situación en la que sectores enteros podrían no recuperarse, con multinacionales en quiebra y cierre de pequeñas empresas. Y todo esto agravado por la pelea hegemónica mundial, con el avance de China compitiendo cada vez con bases más sólidas.

Pero además, las consecuencias económicas de la pandemia todavía no se han manifestado con toda su crudeza. El resultado de un confinamiento simultáneo de gran parte de la población mundial va a tener seguramente consecuencias a mediano y largo plazo sobre la economía mundial.

El problema del racismo en Estados Unidos, que tiene su origen en su acumulación originaria como nación capitalista, construída en base a la esclavitud, no ha desaparecido en estos más de 50 años. El chauvinismo y el racismo son un arma utilizada por las clases dominantes para dividir a los explotados y oprimidos de norteamérica y el mundo. Sin embargo, el movimiento de los explotados y oprimidos mantiene una tradición de lucha y recupera en momentos decisivos sus métodos históricos.

En 1992, hubo fuertísimas protestas porque un jurado absolvió a cuatro policías de Los Ángeles que habían golpeado brutalmente a un hombre llamado Rodney King de origen afroamericano. El resultado del juicio desató la ira en California, luego de que se divulgara un video en televisión que mostraba la brutal golpiza de los cuatro policías a King en marzo de 1991.

Las protestas se extendieron desde el 29 de abril hasta el 4 de mayo, comenzando en California pero extendiéndose a San Francisco, Las Vegas, Atlanta y Nueva York. Dejando un saldo de 59 muertos, 2.328 heridos, más de 7 mil edificios incendiados.

En la última década, el avance de las tecnologías de comunicación, con los celulares con cámara y las redes sociales permitieron difundir de manera inmediata hechos de injusticia y violencia contra la población negra. Sin embargo, incluso durante los años de gobierno del demócrata Barack Obama, se multiplicaron los casos de violencia racista, lo que dio origen al movimiento «Black Lives Matter».

Recesión económica, bronca social contra el racismo y la desigualdad, una crisis del precio internacional del petróleo y una pandemia en un mundo sumamente interconectado, son el cóctel en el cual se desarolla esta verdadera rebelión popular de alcances y límites todavía impredecibles.

Manfiestantes exigen justicia por George Floyd.

Las manifestaciones de bronca contra el racismo, pero también contra un sistema injusto que le roba el futuro a los trabajadores, la juventud y los sectores oprimidos. La polarización social y política en un mundo que tiende a una crisis económica luego de la crisis humanitaria y sanitaria que ha significado el coronavirus y los límites del manejo capitalista en la contención de la pandemia, podrían preanunciar nuevos momentos históricos de acenso revolucionario como lo fueron, de alguna manera, las décadas del ´60 y ´70.

La rebelión norteamericana, y el movimiento «Black´s Lives Matter», marcan un camino lleno de futuro.

 


Fuentes:

1- Julian Zelizer, It’s been five decades since 1968, and things are somehow worse, CNN.

2- Felipe Retamal, El asesinato de Martin Luther King y la violenta noche de protestas que sacudió a EE.UU, La Tercera.

3- Roberto Sáenz, “I can’t breathe”, Izquierda Web.

4- Daniela Alejandra Mendoza Valero, Estas son las claves históricas de la movilización contra el racismo en EEUU tras la muerte de George Floyd, Agencia Anadolu

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