La dictadura, el imperialismo y el FMI

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  • Las dictaduras militares fueron instrumento de los capitalistas para derrotar el ascenso del movimiento obrero en los ´60 y los ´70, pero también tuvieron como objetivo imponer en la región los intereses del imperialismo yanqui y el FMI.

Facundo Oque

En la década del 60 y el 70, grandes acontecimientos sacudían nuestra región. Argentina, Chile, Colombia, Bolivia y otros países del Cono Sur vivían procesos de fuerte radicalización política de sus franjas más jóvenes, así como el avance de la ideología socialista en todas sus variantes en amplias franjas de los trabajadores. Eventos como el Mayo Francés y el Cordobazo fueron hitos de este ascenso, representando una tendencia a cuestionar el poder de la clase dominante.

La solución de los capitalistas ante esta amenaza fue cortar de cuajo, a sangre y fuego, este proceso que amenazaba con convertirse en una verdadera amenaza para su hegemonía. Los verdugos de este ascenso, las dictaduras militares, no sólo respondieron a las necesidades políticas de las burguesías de sus propios países, también fueron parte de un plan de control geopolítico por parte del imperialismo yanqui que consistía en la persecución de sus opositores a nivel internacional en el marco de la guerra fría y el establecimiento del modelo económico neoliberal en todo el mundo occidental tras el agotamiento del modelo keynesiano.

La Doctrina de Seguridad Nacional y el Plan Cóndor

El conjunto de valores, métodos y principios que unificaron a las dictaduras latinoamericanas, fueron los de la llamada Doctrina de Seguridad Nacional, impulsada desde Estados Unidos. Dicha doctrina fue difundida a través del entrenamiento de los distintos ejércitos de países latinoamericanos en la Escuela de las Américas en Panamá.

Delegaciones de cuadros militares asistían a las instalaciones norteamericanas para aprender técnicas de inteligencia e infiltración, formarse en métodos de tortura, desapariciones, secuestros y terrorismo social y psicológico, con el objetivo de perfeccionar sus métodos de terrorismo interno y control social.

Los fundamentos de dicha doctrina consistían en la puesta en pie de un combate internacional contra el “comunismo”, representado como una amenaza en ciernes que amenazaba las libertades individuales y los “derechos humanos”. En realidad, era la preparación de los ejércitos para cometer crímenes atroces contra la población de sus propios países, con el objetivo de liquidar toda resistencia obrera y popular para hacer valer los intereses capitalistas e imperialistas en la región.

El Plan Cóndor fue la conspiración específica llevada adelante en la región en el marco de esta doctrina. Estados Unidos planificó, junto a los ejércitos del Cono Sur, los golpes de estado, suministrando apoyo técnico mediante la CIA, y asesorando a las juntas militares latinoamericanas durante los gobiernos de Jhonson, Nixon, Ford, Carter y Reagan.

El sometimiento económico

Pero además de suprimir la amenaza ideológica del “comunismo”, el apoyo a las dictaduras latinoamericanas tuvo otro objetivo: consolidar por años el sometimiento de los países de la región a la bota del imperialismo yanqui que, a la salida de la segunda Guerra Mundial, se había consolidado como primer potencia.

A través de la creación de organismos de crédito internacional como el FMI y el Banco Mundial, se convirtieron en el primer prestamista del mundo, estableciendo el dólar como la moneda estándar del comercio internacional. Las dictaduras latinoamericanas acrecentaron la dólardependencia de las economías de la región, acrecentando la deuda externa en dólares, imponiendo el modelo neoliberal y destruyendo los medios de resistencia de los trabajadores y sectores populares para defenderse de estos ataques.

Una de las primeras medidas del gobierno militar Argentino fue la toma de una deuda por 300 millones de dólares, el mayor préstamo acordado hasta la fecha por un país latinoamericano con el FMI. Junto a esto, se fomentó una desregulación que permitió que empresas privadas tomaran deuda (que más tarde sería estatizada y asumida por el Estado Argentino). Esto permitió que capitales internacionales pudieran ingresar al país atraídos por las altas tasas. Luego transformaban los dólares en pesos para depositarlos en activos locales para cobrar los increíbles intereses, para luego volver a convertirlos en dólares y embolsarse las jugosas ganancias. Ni más ni menos que la inauguración del conocido método de la “bicicleta financiera”.

Cuando, años más tarde, el Banco Central de Estados Unidos aumentó sus % de interés, los capitales huyeron del mercado local, generando una híper-devaluación de la moneda de más de 1400%, y una escalada inflacionaria que llegó hasta el 400% en los ´80, destruyendo el nivel de vida de todos los asalariados.

En Chile, el grupo de economistas conocidos como los “Chicago Boys” formados en Estados Unidos establecieron, durante la dictadura militar de Pinochet, los principios económicos que convertirían a Chile en el país ejemplo de neoliberalismo en la región. Impulsaron la privatización de empresas públicas, la desregulación de la economía y la aplicación de una regresiva reforma laboral y previsional. En un año, los salarios fueron reducidos al 40%.

Estas medidas económicas neoliberales, tanto en Argentina, Chile como en otros países de la región, se aplicaron a sangre, con una fuertísima represión de la protesta social y el cercenamiento de derechos sociales y democráticos. Para destruir las conquistas del movimiento obrero tras largos años de heroica lucha y encadenar definitivamente las economías nacionales a la voluntad del imperialismo yanqui, fue necesaria la destrucción física, lisa y llana, de toda una generación de luchadores obreros, sociales y populares. Fue necesario desarmar la fuerte organización política y sindical que el movimiento obrero y de masas había forjado en los países de la región.

Hoy como ayer, luchar contra los ajustes del gobierno y el FMI 

A 46 años de esa oscura época, todavía seguimos pagando las consecuencias de la política proimperialista sostenida por las dictaduras militares. La multiplicación de la deuda externa y los lazos de dependencia con el imperialismo siguen pesando sobre las espaldas de los millones de trabajadores de nuestro país. Los gobiernos elegidos por sufragio universal no han revertido la dependencia, imponiendo una política de soberanía nacional que permita el desarrollo de nuestro país. Lejos de eso, con sus matices, nos presentan como nuevas muchas de las recetas reaccionarias largamente conocidas por la historia de nuestros países latinoamericanos.

Sin embargo, así como el movimiento de masas precipitó el derrumbe de la dictadura militar Argentina, no está dicha la última palabra frente a los ajustes a los que quieren someternos en los próximos años. Quién dice que esta vez la historia vea el triunfo de la clase trabajadora frente al imperialismo y los ejecutores nacionales de su política. Con la memoria de aquellos compañeros y compañeras que lucharon heroicamente por un mundo distinto, los activistas, luchadores y militantes de hoy continuaremos la pelea por romper las cadenas, lo único que la clase obrera por perder.

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