Tranversalización de la perspectiva de género en la educación y el trabajo sindical

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  • Una perspectiva de género en el análisis del contexto sindical nos permite identificar múltiples prácticas de violencia en contra de las mujeres que han sido normalizadas o ignoradas.

Heidy Valencia Espinoza

Novena parte de la ponencia de Heidy Valencia, docente de Español y Filosofía, militante de Las Rojas – Nuevo Partido Socialista y Coordinadora de la Regional 07 APSE Sindicato, sobre Género y Educación a la Escuela Sindical y Gremial Carmen Lyra de ADEM Sindicato.

La transversalización de la perspectiva de género en la educación permite incorporar el enfoque de género como un tema transversal, es una herramienta para generar mayores compromisos, además es un ejemplo de cómo el movimiento de mujeres ha presionado y logrado colocar sus demandas en la agenda de las políticas públicas.

El tema de incorporar a mujeres en los sindicatos es de suma importancia en la política y estrategia del movimiento sindical para enriquecer la lucha por los derechos humanos, incluidos los derechos laborales. Aunque en el último periodo ha tenido más visibilidad la participación de las mujeres en sindicatos, aún persisten múltiples prácticas machistas a lo interno de las organizaciones sindicales que deben ser concientizadas y problematizadas para su paulatina erradicación.

Se requiere la inclusión de necesidades e intereses estratégicos de las mujeres para contemplar la realidad que viven las mujeres sindicalistas a nivel familiar, social y sindical. También, es de gran valor la formación sindical para fomentar la participación femenina en las comisiones y estructuras de representación.

Una perspectiva de género en el análisis del contexto sindical nos permite identificar múltiples prácticas de violencia en contra de las mujeres que han sido normalizadas o ignoradas, como por ejemplo, el hostigamiento sexual de afiliadas por parte de miembros del sindicato, la violencia política en contra de mujeres que desean participar en los procesos de toma de decisiones dentro de los sindicatos, o la violencia económica derivada de aquellas negociaciones colectivas que no exigen poner fin a la brecha salarial de género.

El ejercicio de esta violencia de género se ha dado a la par de la incorporación de las mujeres en los sindicatos, manteniéndose como una realidad oculta y constante que vulnera su integridad física y psicológica, sus derechos humanos y su liderazgo social. Además, esta violencia tiene consecuencias que van más allá de la vida de las trabajadoras y sus familias, puesto que interfiere y afecta profundamente el mundo del trabajo, la vida sindical y las comunidades, reforzando otros tipos de violencia que prevalecen en la sociedad.

Si bien diversos sindicatos han adoptado paulatinamente medidas para el combate de la violencia de género y particularmente del abuso y hostigamiento sexual de las mujeres, se observa que muy pocos han incluido el combate a la violencia de género entre sus prioridades institucionales, lo cual aún no se identifica como un factor medular para lograr  una mayor participación de las mujeres en la actividad sindical.

No obstante, los sindicatos son una herramienta colectiva crucial e inigualable para garantizar y defender el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia en espacios públicos y privados, existiendo una relación estrecha entre la prevención de la violencia de género, el trabajo decente y la protección sindical. Se ha observado, por ejemplo, que las mujeres trabajadoras están usualmente más protegidas frente la violencia de género en los centros de trabajo donde existe un sindicato y, por el contrario, que esta violencia se agudiza en aquellos trabajos en donde no hay una protección sindical o donde existe un limitado acceso a los derechos laborales y de sindicación (como por ejemplo en el caso de trabajadoras domésticas y migrantes).

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