Feminización de la profesión docente

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  • La feminización de la docencia se desarrolla como una prolongación del ámbito doméstico al trabajo asalariado.

Heidy Valencia Espinoza

Quinta parte de la ponencia de Heidy Valencia, docente de Español y Filosofía, militante de Las Rojas – Nuevo Partido Socialista y Coordinadora de la Regional 07 APSE Sindicato, sobre Género y Educación a la Escuela Sindical y Gremial Carmen Lyra de ADEM Sindicato.

A nivel mundial la educación es una profesión en la que predominan las mujeres. La presencia femenina es más predominante en los niveles de preescolar y primaria y es menor en los niveles de secundaria, en la educación superior, y en la formación técnica y profesional. Aunque las mujeres mayoritariamente integran el sector educativo, rara vez ocupan cargos de responsabilidad, dirección y gestión en las instituciones educativas y en los ministerios de Educación.

La feminización de la docencia se desarrolla como una prolongación del ámbito doméstico al trabajo asalariado. Recordemos que la división sexual del trabajo es impuesta en el proceso de socialización y se perpetúa en el espacio laboral, político y económico. Por eso se visibiliza la necesidad de reconceptualizar el trabajo desde una perspectiva amplia y de derechos humanos a fin de entender y valorizar los aportes diferenciados de las mujeres al mercado laboral, los cuales incluyen tanto el trabajo remunerado por el mercado como el trabajo doméstico y de cuidados no remunerados.

Por un lado, el imaginario colectivo desvaloriza el trabajo de las mujeres dado que lo vincula con el trabajo realizado tradicionalmente en el hogar sin remuneración, pero además esto se ve reforzado por una realidad en la que la división sexual del trabajo efectivamente continúa colocando sobre ellas la carga doméstica y de cuidados.

En la docencia, se fue vinculando a la mujer con la maternidad y el cuido, adquiriendo un sentido de servicio y asistencialismo. Mientras que para muchos hombres el trabajo docente es menos atractivo que otras profesiones donde puede obtener mejores ingresos y status.

La feminización de la docencia ha devaluado cultural y económicamente el trabajo que ahora se presenta como una profesión con menor status y mal pagada con relación a otras profesiones. Socialmente el salario de la mujer se considera un ingreso complementario al del proveedor, es decir al del marido, por eso el salario promedio de la fuerza de trabajo femenina es más bajo que el de los hombres.

El trabajo docente comparte la misma suerte que las mujeres: baja estima social, salario desvalorizado, no se reconocen aptitudes profesionales, subordinación más que autonomía, no se aprecia el juicio crítico.

Existe una segregación vertical en los niveles superiores donde el número de mujeres docentes disminuye, al igual que en los puestos de toma de decisiones en el sector educativo. Esta segregación vertical muchas veces se relaciona a los obstáculos que tienen las mujeres para continuar su formación permanente por el tiempo que deben dedicar a las responsabilidades familiares, que la mayoría de las veces no son compartidas con los hombres.

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