• El premio de 1 millón de euros fue para Carmen Mola, que se descubrió es el seudónimo utilizado por tres escritores: Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero.

Johan Madriz

El 15 de octubre pasado, como cada vez durante los últimos 70 años, la Editorial Planeta anunció a los ganadores del Premio Plante de novela, un galardón literario que en esta ocasión se posicionó como el de mayor cuantía del mundo, entregando un millón de euros al ganador y 200 mil euros al finalista.

La ganadora fue Carmen Mola por su novela La Bestia y como finalista Paloma Sánchez-Garnica por Los últimos días en Berlín. Tras el anuncio se reveló que Carmen Mola es un 

De forma inmediata sectores feministas y de la literatura han denunciado esta designación como una afrenta para las mujeres que recién están logrando reconocimiento en distintas áreas y particularmente en la literatura.

Se ha catalogado esta “jugada” como de oportunista y una estrategia de marketing. Mola empezó a publicar en 2018 en un punto álgido internacionalmente del movimiento de mujeres y donde la conciencia sobre el feminismo comenzó a hacerse más presente. Al respecto la escritora Berna González Harbour expresó que “Evidentemente es estrategia comercial para aprovechar esta etapa en la que se ha intentado priorizar la literatura escrita por mujeres, o al menos darle el lugar que siempre se le había negado”.

De esta forma la apropiación de una figura femenina le resta visibilidad a las mujeres en un momento en que se está tratando de darles una presencia más equitativa en el reconocimiento de su trabajo. El escritor español Jorge Carrión escribió en su cuenta de Twitter: “El colmo del heteropatriarcado: cuando las escritoras son al fin visibles, inventa seudónimos femeninos para seguir ocupando su lugar. Y, encima, el Planeta premia su usurpación”.

Los tres escritores han expresado que su trabajo en conjunto comenzó como un experimento y nunca pensaron que tendría las repercusiones que tuvo, además del premio de Plantea tienen 400 mil ejemplares vendidos de las tres novelas publicadas hasta ahora, siendo un rotundo éxito de ventas.

La utilización de seudónimos ha sido una práctica común durante siglos, sin embargo, históricamente ha sido utilizada como forma de protección de la identidad ante gobiernos o sociedades que no aceptan ciertas ideas o no las aceptan de ciertos grupos de personas. De esta forma son múltiples los casos de escritoras que han utilizado nombres masculinos para hacerse un lugar y poder expresarse, que caso contrario serían silenciadas o ridiculizadas. De la misma forma lo han utilizado hombres para abordar temas “femeninos” o escapar de la censura, tal como, Mohammed Moulessehoul, que utilizó el nombre de su esposa Yasmina Khadra, para escapar de la censura del régimen militar argelino. El caso de Mola no corresponde con ninguna de estas situaciones.

Es desde una posición de privilegio patriarcal que se puede usurpar la figura de una mujer para hacerse un “nombre” y ni siquiera tener conciencia de las implicaciones de ello. Tomarlo como un juego, sea que esta fuera su intención o no, no le resta gravedad al hecho de que al final se aseguró que el reconocimiento fuera para los mismos de siempre.