La lucha contra la lgbtfobia es una lucha crucial para la sociedad, ya que luchar contra estos prejuicios y a favor de todos los derechos para todas las personas implica, necesariamente, cuestionar los fundamentos de nuestra sociedad: el capitalismo y el patriarcado.

En primer lugar, es importante señalar que la lgbtfobia es una forma de opresión que está arraigada en el patriarcado. En nuestra sociedad, las normas de género y las expectativas de cómo deben ser las relaciones sexuales y afectivas son muy rígidas y están basadas en la idea de que la heterosexualidad es la única opción válida. Esta idea de la heterosexualidad como norma dominante se utiliza para justificar la opresión hacia las personas que no se ajustan a esta norma.

Sin embargo, la lgbtfobia también está relacionada con el capitalismo. Ambos aspectos hacen yunta, ya que, uno se sostiene en el otro para legitimar su existencia, es así como la opresión patriarcal tiene su correlato en el capitalismo al asegurar que los sectores trabajadores sean explotados. En esta visión la propiedad privada y las ganancias para las empresas están por encima de los derechos.

La supuesta idea de “normalidad” se utiliza para justificar la discriminación y la opresión de las personas lgbtq+. Las personas que no se ajustan a las normas e identidades de género son consideradas “anormales” y se les trata como tal. Esto lleva a la discriminación en el empleo, la vivienda y la atención médica, así como a la violencia física y verbal.

La lucha contra la lgbtfobia debe ser parte de la lucha más amplia por un cambio radical en las relaciones sociales y afectivas. Esto significa que debemos trabajar para derribar tanto el patriarcado como el capitalismo, y para construir una sociedad en la que todas las personas sean libres de ser quienes son, sin temor a la opresión o la discriminación.