Debate sobre el proyecto de ley contra acoso sexual callejero

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  • La Asamblea Legislativa demostró una vez más ser una cueva de misóginos, la Ley Contra el Acoso Callejero no pudo ser debatida por falta de quórum.

Por Mika Alba

Hoy la Asamblea Legislativa demostró una vez más ser una cueva de misóginos, la Ley Contra el Acoso Callejero no pudo ser debatida por falta de quórum. Entendemos que es un avance que este tipo de violencia patriarcal  sea tipificada de delito y deje de ser una simple contravención. Un reconocimiento  de nuestras denuncias ante tanto acoso al que estamos expuestas por el solo hecho de salir la calle, pero no podemos dejar de decir que es una ley insuficiente que evidencia la mirada superficial del gobierno de Carlos Alvarado sobre un problema estructural que ocupa medidas más profundas, resulta hasta hipócrita se proclame contra la violencia machista mientras están recortando el presupuesto al INAMU y nuestras condiciones de vida continúan deteriorándose.

Denunciamos que es insuficiente ya que no ataca las causas estructurales que hacen la impunidad de un acosador callejero y por tanto a su existencia. Entendemos que esta violencia cotidiana es hija de la impunidad patriarcal de abusadores, proxenetas y femicidas. La cultura machista nos cosifica y nos expone a niveles cada vez más altos de violencia que hasta nos cuestan la vida. El Estado es el principal garante de mantener intactas las desigualdades que alimenta este flagelo y debe hacerse responsable.

Como muchas sabemos el acosador callejero, por lo general, es un desconocido que se aprovecha de los privilegios del patriarcado para hostigarnos verbal y físicamente. Si bien es un gran avance que sea considerado un delito, a la hora de los hechos vemos imposible que una víctima pueda valerse de esta ley para defenderse o mínimamente concretar una denuncia contra un completo desconocido. Ver a un acosador callejero como una persona aislada que decide cometer un delito, es una mirada superficial que encubre la impunidad que lo ampara, es que detrás está la cultura que nos juzga por cómo andamos vestidas, por dónde andábamos, a qué horas o con quién. De hecho muchas veces el acoso es colectivo, infinidad de miradas y palabras entre amigos o desconocidos que se ponen de acuerdo de momento para hostigarnos porque la sociedad se los habilita.

Es superficial y machista delegar la solución de esta realidad a los oficiales de policía, supuestamente con esta ley la fuerza pública debería acudir de inmediato ante una denuncia de acoso callejero, cuando esta institución está repleta de cerdos machistas que se aprovechan de su poder para hostigarnos sexualmente cuando se les da la gana. Muchos policías son violadores que guardan impunidad detrás de su placa. ¿Es la policía  proxeneta la que tiene las manos metidas de lleno en las redes de trata y explotación sexual de mujeres, niñas y trans en la que debemos confiar para denunciar este atropello a nuestra dignidad y libertad? ¿Con qué garantías contamos de que al realizar una denuncia no nos exponemos a más violencia por parte del agresor si la ley no contempla medidas de restricción de acercamiento?

Son muchos los cuestionamientos que pueden hacerse a esta ley, pero lo que más nos interesa es cómo podemos combatir esta realidad impuesta. Desde Las Rojas, entendemos que es necesario que se acompañe esta ley con conjunto de medidas que contemple la complejidad del asunto, más teniendo en cuenta que con la pandemia y la cuarentena preventiva la violencia de género se ha agudizado y las calles están más desoladas.

Necesitamos un plan de emergencia que atienda y brinde refugio a las víctimas de violencia, llamar al 911, gritar o correr es la única opción que nos brinda el Estado hasta ahora. No alcanza con un multar al acosador y hacer publicidad, si queremos que el acoso no sea costumbre hay que ampliar los programas de Educación para la afectividad y la sexualidad con una perspectiva de género que se proponga erradicar la cultura patriarcal de abuso y violencia.

Es urgente que se respeten nuestros derechos sexuales y reproductivos, el Estado sigue negando nuestro derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y ésta es una de las violencias más estructurales que nos niega como sujetos de decisión ante la sociedad y nos cosifica nuevamente. Si el Gobierno quiere comprometerse contra la violencia Machista debe garantizar el acceso a trabajo genuino para todas las mujeres y trans, la falta de independencia económica es de la que se valen agresores, proxenetas y prostituyentes para seguir perpetuando su misoginia y abuso que no hacen más que seguir reproduciendo abusadores.

Que la Asamblea Legislativa llegue a aprobar esta ley sería un reconocimiento a la fuerza del movimiento de mujeres que en las calles ha logrado imponer que nuestros asuntos son importantes, que nuestras vidas e integridad no pueden esperar. Con esa misma fuerza debemos aprovechar este momento para dejarles bien claro que nuestra agenda es más amplia y que es hora de que se escuchen nuestros reclamos y se tomen medidas estructurales. Antes de que empezara la cuarentena una movilización de 10 000 mujeres inundó las calles de San José. Hasta que el Gobierno no dé respuesta al conjunto de reclamos del movimiento feminista no hay que bajar la guardia. La  Ley Contra el Acoso Callejero es una conquista parcial, no podemos dejar que Carlos Alvarado se limpie las manos y pretenda saldar con ella sus deudas históricas.

Las Rojas vemos importante en este contexto la necesidad de retomar las calles (siempre salvaguardando las medidas sanitarias), sí es posible organizarnos para que nuestros derechos no se vean amedrentados aún más por la cuarentena. Queremos retomar las calles  porque solo haciéndole frente de forma colectiva serán ellos, los violentos, los que tengan miedo.

Los sectores conservadores y el gobierno están aprovechando para meter bajo la alfombra la discusión del aborto legal. Se están dedicando a cuidar los privilegios y ganancias de empresarios a costa del empeoramiento de nuestras condiciones de vida mediante ataques al empleo, salarios y a instituciones públicas como el INAMU y la CCSS.

Todo esto tendrá graves repercusiones sobre las mujeres, por eso hacemos un llamado a volver a las calles tomando el ejemplo de la rebelión antirracista que está haciendo temblar el mundo, hasta desafiando toques de queda porque la vida de lxs de abajo importan.

 

¡Basta de violencia patriarcal!

¡El Gobierno es responsable!

¡Retomemos las calles por nuestros derechos!

¡Educación Sexual Laica, Científica y Feminista!

¡Aborto legal ya!

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