Alika Kinan: «La prostitución es un privilegio de hombres y una forma de violencia de género»

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  • Alika Kinan es la primera mujer sobreviviente de redes de trata en Argentina que impulsa un juicio contra sus prostituyentes y el Estado.

Las Rojas Argentina

En los últimos años la discusión entre el abolicionismo y el reglamentarismo ha sido abonada desde varios sectores políticos. Desde organizaciones de izquierda y otras, integradas por familiares de víctimas de redes de trata, que levantan las banderas del abolicionismo, hasta partidos y gremios que impulsan el reglamentarismo de la prostitución. El debate parte aguas al interior del movimiento de mujeres. Desde Las Rojas y el Nuevo MAS nos jugamos con todo a ser claros en este aspecto y para eso le damos la palabra a quienes conocen la problemática desde sus más oscuras entrañas. Alika Kinan es una sobreviviente de redes de trata, como ella misma se define. Fue prostituida durante 20 años por distintos proxenetas en la ciudad de Ushuaia y a partir de octubre de 2012, momento en que fue rescatada, organiza su vida en torno a un solo objetivo: terminar con la prostitución, las redes de trata y la idea de que la explotación sexual es un trabajo, construida y fomentada por el propio Estado machista y patriarcal.

Para adentrarnos en el esclarecimiento de este debate, es necesario definir el concepto de trata. Alika Kinan aborda la problemática desde la sensibilización y la concientización explicando que: “La trata de personas según la ley de trata es el proceso de captación, de traslado y de acogimiento de una víctima”. Y profundiza en que la captación puede ser un secuestro o sugestión, la cual es una figura que se incorpora en 2012 en la ley de trata y que fue un gran avance de las organizaciones y de las mujeres abolicionistas de nuestro país. “Porque lo que ocurre es que cuando se entra a un prostíbulo a hacer un allanamiento, ninguna de las chicas se considera víctima, porque los proxenetas, los fiolos e incluso las propias mujeres que están en situación de prostitución, alimentan la idea de que una está ahí bajo su consentimiento. Consentimiento que se da a partir de cagarse de hambre el norte, de que no te quede otra por la extrema pobreza.”

Por eso la modificación de la ley fue tan importante. El modo de captación puede ser de diferentes maneras. Por ejemplo, en situación de vulnerabilidad, alguna chica que tenga algún tipo de discapacidad, una mujer que viva en la pobreza, “como es el caso de muchas misioneras que están cagadas de hambre y se vienen al sur, sin ser engañadas. Vienen buscando un cambio de vida, y claro que sus vidas cambian. Pero salir de un infierno para meterse en otro no puede ser una alternativa. Porque ninguna mujer que está en situación de prostitución es una sujeta de derechos. O sea, nadie respeta tus derechos cuando entran 50, 60 tipos en un prostíbulo y todos te manosean, todos te tocan el culo. Eso no es ningún paraíso, por más que hayas salido de una situación peor. Estar en situación de prostitución no significa que vos tengas total libertad sobre tu cuerpo y la libertad de tus derechos. Seguís en una situación de mierda.”

La sociedad responde con prejuicios hacia las prostitutas, nadie se pregunta por qué hay una mujer en una esquina o cómo ayudarla, “dicen: es puta, dejála”. La sociedad no se para a analizar qué es lo que pasa en la vida de esa mujer, uno tiende a apartarse o a consumir ese cuerpo que está a la venta, porque “es una realidad que no queremos ver, no queremos tocarla, no queremos sentirla, ni escucharla, ni nada.”

El principal responsable en la formación de estos prejuicios es el Estado, principalmente Mauricio Macri, desde su rol como Presidente de la Nación. “Dice que a nosotras nos gusta que nos toquen el culo, que nos manoseen o que nos digan piropos, nos expone como mujeres, porque él está dando un mensaje a la sociedad, claramente está autorizando que esto suceda, está dando su venia, está respaldando una idea, una forma de vida, una forma de violencia hacia la mujer.” A esto se suma la aplicación del tarifazo y políticas que golpearon directamente el bolsillo de los trabajadores, creando una situación mucho más adversa para las mujeres, que deben ponerse al hombro las tareas del hogar y para quienes es mucho más difícil ahora conseguir un trabajo digno. Esto se suma al desmantelamiento de las pocas conquistas que tuvimos años anteriores en lo que respecta a la protección de mujeres en casos de violencia de género.

El Estado empuja a la mujer a la venta de su cuerpo al ubicarla en desiguales condiciones respecto al hombre al momento de acceder a un trabajo digno, no precario, al mismo tiempo que fortalece la objetivización del cuerpo de la mujer poniéndola en lugar de mercancía. Las reglamentaristas, organizaciones como AMMAR – CTA, no cuestionan esta idea, sino que bregan por mejores condiciones en la explotación del propio cuerpo, como acceso a condiciones de trabajo salubres, legalizar la paga, crear un sindicato. Estas “conquistas” son consideradas como parte del empoderamiento de la mujer, es decir, “creer que vos como mujer dominás tu cuerpo, pero en realidad lo que estás haciendo es entregarlo a otro para que lo domine, es la fantasía que el patriarcado y los reglamentaristas te venden”. Esto no sólo implica seguir condenando a las mujeres en situación de prostitución a depender del sometimiento sexual para poder comer, sino que también legitima una forma de trabajo esclavo que sólo enriquece a los proxenetas y al Estado que los ampara, afianzando la idea liberal de que cada uno hace lo que quiere con su cuerpo y perdiendo de vista los condicionamientos sociales y de clase a los que cada mujer está ligada.

“En los países reglamentaristas las experiencias que se han tenido con instalar la prostitución en zonas, como en Holanda, son nefastas. A las mujeres jamás se les restituyó ningún tipo de derecho, incluso la violencia de los clientes es peor, están más precarizadas. No hay avances y está demostrado a nivel mundial de que las experiencias con legalizar la prostitución fallan. Porque la prostitución no tiene que ser una herramienta para nadie. Es muy terrible entregar el cuerpo. Vender armas es menos nocivo para una persona que vender su propio cuerpo y en este caso el cuerpo es utilizado como un arma, para destruir, se destruyen países enteros. Cuando nos remontamos a la historia, la manera de destruir un país al conquistarlo, luego de matar a los hombres, es violando a sus mujeres, haciéndolas mierda. El hecho de tomar los cuerpos de las mujeres es un acto de dominación masculina histórico.”

 

Salir del infierno para plantarse contra la trata

A partir del allanamiento realizado el 9 de octubre de 2012 por la Gendarmería Nacional, en el prostíbulo “El Sheik” de la localidad de Ushuaia, Alika Kinan inicia un proceso de reconocimiento como sobreviviente y como víctima de redes de trata. “Cuando ocurrió el allanamiento, yo estaba convencida de que no era una víctima de trata, en ese momento no nos pensábamos como víctimas, nos sentíamos delincuentes”. 48 horas después del allanamiento, Alika realizó la primera declaración testimonial. “La declaración me la toma una mujer fiscal, y las preguntas que me hizo fueron muy adentro, sobre mi vida, mi infancia y qué había pasado por mi vida. Cómo llegué a la situación de ser captada por un proxeneta. Yo estaba en una especial situación de vulnerabilidad. Entonces vos te parás a analizar y te das cuenta que mientras no pensás sigue el curso de tu vida y vos seguís en lo que estás haciendo, como que no ves. Pero cuando te detenés y empezás a analizar qué pasó por tu vida, te das cuenta que te pasaron por arriba con un camión. Cuando me escuché lo que estaba diciendo en la declaración, iba contando y atando una cosa con otra y me di cuenta que no solamente tuve una vida de mierda sino que prepararon todo para que yo termine en esa vida. Durante la declaración, fue la primera vez en la vida, que yo reflexioné acerca de lo que me había pasado. Con compañeras en la noche muchas veces contás qué pasó en tu vida, pero son como acontecimientos aislados. No relacionás uno con otro, que es lo que arma toda una vida. Yo siempre recuerdo a muchas compañeras que dicen “yo voy a trabajar un año, junto plata y me voy”, y al siguiente año la seguís viendo, y al siguiente y al siguiente. Ese año es eterno. Es la esperanza que una tiene de que ese sufrimiento sea nada más que un año. Realmente no es un año, terminás perdiendo la cuenta. Quedás en un limbo con los labios pintados, con una minifalda y un portaligas. Mi declaración duró cuatro horas y media, imagináte toda la mierda que tenía adentro.

La declaración de Alika, que ahora es representada legalmente por Marcela Rodríguez, titular del Programa de Asesoramiento y Patrocinio para las Víctimas del Delito de Trata de Personas de la Defensoría General de La Nación, dio origen al juicio que está llevando adelante contra sus proxenetas y contra el propio Estado, “que en casos de trata siempre es responsable por acción u omisión, en mi caso particularmente hay una responsabilidad por parte del Municipio, de la Provincia y del Estado Nacional, porque tranquilamente se pueden intervenir las provincias en este tipo de situaciones en las que hay un enriquecimiento por parte del Estado.” En este momento hay 3 imputados, Claudia Quiroga, titular del prostíbulo, Corina Sánchez, encargada, y el reclutador Jorge Etcheverry, quienes deberán declarar en el juicio oral, el próximo 7 de noviembre, con el que Alika busca la implementación de políticas públicas y recursos para las mujeres en situación de trata. “Por eso en primer lugar quiero ver a los proxenetas presos, a todos. El juicio es como la columna vertebral de la lucha, no solamente por mí, sino porque esto sirve de antecedente para otras mujeres, y tiene que servir para desalentar a los futuros proxenetas”.

 

Encuentro Nacional de Mujeres

En este Encuentro tenemos la novedad de que después de años, volvemos a contar con un taller de “Trabajo Sexual”, pedido por Georgina Orellano, en el cual se pretende discutir cómo avanzar en las políticas reglamentaristas de la mano de proyectos de ley, detrás de las cuales se esconden los claros intereses de los proxenetas, quienes sólo buscan que se regularice su negocio para seguir lucrando con los cuerpos de mujeres y trans.

“Cuando la llamaron a Georgina, yo le dije, dentro de la comisión organizadora, que nosotras queremos que en el taller se hable de la violencia del prostituyente, y dijo que ese tema no lo van a abordar, porque no les interesa ni lo consideran importante. Para nosotras las abolicionistas es uno de los temas más importantes a abordar dentro de ese taller, porque la violencia del prostituyente es lo que sostiene a la prostitución como un privilegio de hombres, ésta es la base del abolicionismo. Nosotras consideramos que la prostitución es un privilegio de hombres y una forma de violencia de género, por el proceso de cosificación al cual se somete a las mujeres. Creo que estas situaciones se tienen que abordar en este taller. Si vamos a hablar de esto, no hay que hablar solamente del falso empoderamiento de la mujer en situación de prostitución, hay que hablar de todo.”

En un contexto en el que muchas mujeres quedaron sin trabajo y para las que no tenían trabajo digno la situación es mucho más difícil, resulta muy dañino y peligroso que este tipo de talleres se consoliden a partir de la discusión de reglamentar la prostitución. Porque de esta manera se educa a las mujeres en que vender su cuerpo es una posibilidad laboral, dándoles una pala para que caven su propia tumba y retrocediendo en la discusión de cuál es el rol social de las mujeres y las trans. Por eso es cada vez más necesario un movimiento de mujeres que se plante por las conquistas de nuestros derechos y por nuestra emancipación, que vamos a conseguir luchando contra este Estado proxeneta, con el fin de construir una sociedad sin explotados ni oprimidos.

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