Dos días, una noche: La solidaridad de clase por sobre la competencia capitalista

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  • Dirigida por los hermanos Dardenne, esta coproducción belga-italo-francesa refleja el drama en el que ve sumergida Sandra, una joven madre trabajadora que tiene el desafío de convencer a sus compañerxs de trabajo para que voten a favor de su continuidad en la fábrica por sobre un bono. En sólo dos días y una noche Sandra deberá enfrentarse a las maniobras de la patronal, apelando a la solidaridad de clase.

Martine Luxemburgo y Santiago Damiani

 

Luego de transitar una depresión, Sandra es informada por parte de la empresa de paneles solares en la que trabaja que sus compañerxs votaron para obtener un bono de 1000 euros a cambio de reducir el personal y despedirla de su puesto. Contada a través de un plano secuencia y con una excelente actuación de Marion Cotillard (que le valió una nominación al Oscar), ésta introducción nos sumerge en lo que será la odisea de Sandra para intentar conservar su trabajo convenciendo al resto de los operarixs, ya que sólo dos de dieciséis votaron por su continuidad, al ser influidos y amenazados por su jefe.

Impulsada por una compañera que votó a su favor, nuestra protagonista propone a uno de los gerentes realizar la votación nuevamente para evitar las presiones de su jefe, Jean-Marc, quien aseguró que un puesto debía suprimirse y, si no era el de Sandra, sería el de cualquier otro. En estos dos días llamando y visitando a lxs demás, Sandra no la tendrá nada fácil, porque si bien algunxs de lxs trabajadorxs aceptan prescindir del bono, otrxs dudan por las dificultades económicas para llegar a fin de mes y pagar cuentas. Por lo que varios de sus compañerxs se ven en la necesidad de tener que apelar clandestinamente a un segundo trabajo o ser trabajadorxs inmigrantes muy jóvenes con contratos a corto plazo. Incluso, llega al punto de ser completamente ignorada por una compañera que consideraba su amiga y se ve envuelta en situaciones de violencia, cuando un compañero golpea con furia a otro por apoyarla en su lucha, y frente a los malos tratos y empujones recibidos por el esposo de su compañera Anne, que también es violentada.

Sintiéndose derrotada, Sandra intenta suicidarse, pero la llegada de Anne, que decide apoyarla por sobre la decisión de su pareja, le dará fuerzas para continuar. Así se ponen sobre la mesa dos aspectos cotidianos de miles de trabajadorxs: los problemas de salud, acentuados por la asfixia económica del capitalismo y su competencia voraz, y la precarización laboral que los obliga a trabajar más horas o sacar ventaja de sus compañeres desde una mirada individualista. Así mismo, se encontrará con la violencia patriarcal ejercida contra las mujeres, que deben convivir con su agresor o terminar en la calle sin una vivienda. Los hermanos Dardenne añaden estos temas al film, dándole más realismo, sensibilidad y profundidad.

A pesar de las dificultades para conseguir el apoyo de todxs sus compañerxs, Sandra mantiene siempre una perspectiva colectiva frente a la presión de la patronal y logra despertar lazos de solidaridad de clase que reafirman su convicción de que luchar es el camino correcto.

Con una sencillez clara y realista, este drama logra reflejar la dinámica y el lugar que ocupan los distintos actores en una de las estructuras clave en el desarrollo de la producción capitalista: la fábrica. Lejos de ser una situación particular la que atraviesa Sandra, puede observarse de qué manera se materializan aquellos aspectos universales propios de la lógica que orienta el ideario capitalista, tales como la subordinación de las necesidades sociales por sobre las ganancias de los capitalistas. Además puede verse cómo el proceso productivo capitalista no sólo genera la alienación de lxs trabajadores respecto de su actividad productiva, sino que también aliena a lxs trabajadores en relación a sus compañerxs de trabajo. Lo cual se traduce en relaciones de competencia, fragmentación de lazos entre pares, a la vez que dificulta el avance de la conciencia de clase, como se expresa en la ficción.

En este sentido, el film retrata aquellas situaciones cotidianas en las fábricas, donde los patrones, junto a las figuras de capataces, jefes y supervisores suelen utilizar como método de fragmentación la maniobra para crear tensiones entre trabajadores y desprestigiarlxs. Muchas veces estas actitudes se dan con el objetivo de justificar la reducción del personal y evitar el enfrentamiento directo entre la patronal y lxs trabajadores. Mientras existan espacios de organización y lugares de encuentro genuinos de los trabajadores, la patronal tendrá más difícil las cosas.

La película presenta cierto paralelismo con la actualidad, donde las tasas de desempleo son verdaderamente críticas y el acceso al empleo formal e informal se presenta como uno de los principales problemas sociales que atañe a la clase obrera. En contraposición a la inercia que plantea el actual contexto de pandemia, (atomización de lxs trabajadores, fragmentación de vínculos y espacios colectivos) a partir de lo cual se continúan beneficiando los grandes empresarios y capitalistas; se han desarrollado importantes procesos de organización y lucha obrera, tales como el reciente proceso en Bolivia, donde los trabajadores de la ciudad El Alto pusieron un freno al gobierno golpista; las huelgas en Indonesia; la lucha de lxs trabajadores de salud en Argentina, exigiendo el reconocimiento como profesionales (enfermerxs) y aumento salarial, entre otros. Cuestionando y enfrentando el avance de las distintas patronales y los gobiernos reaccionarios, dejando en claro la importancia que cobra la organización, la solidaridad de clase y la lucha para poner en pie la más plena defensa de los puestos laborales, como así también las reivindicaciones y conquistas históricas que supo obtener la clase obrera.

Dos días, una noche está enmarcada dentro de un cine que propone reflejar la realidad de la clase obrera, inmigrantes y desocupados de la Europa contemporánea desde la ficción o el documental, como lo hacen los hermanos Luc y Jean-Pierre Dardenne. Por lo general, utilizan el recurso de la cámara en mano e iluminación natural para darle un aspecto más sencillo y realista, similar al de cineastas como Ken Loach o la histórica corriente del neorrealismo italiano. Estos directores son de lo más aclamados y prestigiosos de su país, Bélgica, y de toda Europa por la sensibilidad de su cine al aproximarse a los temas que tratan. Dos días, una noche debutó en Cannes en 2014 y fue muy bien recibida, sobre todo por la actuación de Marion Cotillard como Sandra, que logra recrear prácticamente todas las emociones que pueden experimentarse en una situación similar con extremo realismo y pequeños gestos y detalles.

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