¿Cuántos seremos que conocimos el mundo del humor político a través de sus historietas? ¿Cuántos que conocimos la guerra de Vietnam, los conflictos de la OTAN, la crítica al imperialismo, en las tiras de Mafalda? Hoy murió Joaquín Salvador Lavado, Quino para los amigos, que somos muchos.

Quiero hacer una reivindicación desde mi lugar de militante revolucionario sabiendo que el no lo era, porque el arte cuando permea en una sociedad tiene ese poder de marcar a millones. Las historietas de Mafalda, que entre los 60s y 70s se publicaron en Leoplán, Primera Plana y El Mundo, eludieron la censura de la dictadura militar Argentina. Y palos para los milicos en esas páginas sobraban, pero los muy bestias no supieron ver la sutileza en una tira que se consideraba infantil. La piba que escuchaba los Beatles hablaba de romper el modelo del ama de casa y criticaba constantemente el rol social impuesto a la mujer.

Quino va a quedar en nuestra memoria como un buen tipo que con sus dibujos, incluso post Mafalda, no le esquivó a temas políticos ni filosóficos, pero sin perder el encanto de la simpleza: Crítico de la censura, de la meritocracia y la ideología empresarial, defensor de los derechos humanos siempre. Escribo estas palabras de agradecimiento en nombre de tantos de mis compañeros que hoy lamentamos su partida porque recordamos que un día con su tinta nos sensibilizamos por primera vez frente a las injusticias del mundo. Mafalda observaba críticamente la URSS del stalinismo, nosotros nos planteamos construir otra realidad. En algún lugar del revolucionario, esa sensibilidad no se pierde nunca. Creo que eso es un poco de lo que hoy nos pone tristes. Algo de esa vieja indignación que decidimos nunca perder. Algo de esa “ingenuidad” de creer que frente a la injusticia, siempre hay que gritar. También nos enseñaste eso, Quino. Muchas gracias y hasta siempre.