Inter-valo entre la (in)existencia de la FEUCR y la (im)posibilidad de trabajo digno para les artistas en CR

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Este texto fue publicado por la autora en este enlace: https://drive.google.com/file/d/1gwI56_P_570ezKB0VY5NfRvrP0FxZj87/view?ths=true

Por Ana María Rojas[i]

La opacidad estratégica a la que las nuevas conflictividades sociales se ven confrontadas, no es solo el fetichismo ligado a las prácticas invisibles de explotación del trabajo sino también los mecanismos de disociación que impiden la comprensión de las posibilidades que la cooperación social conlleva como posibilidad de una política diferente”. – Gago y Stulwark (2019).

En verdad, lo importante de este asunto anida en una cuestión mucho más inter-válica, humana y hasta filosófica, de lo que yo misma esperaba. No quisiera suprimir el carácter político y crítico de este quizás-comunicado, pero tampoco les lanzaré un enorme conglomerado de estatutos atropellados contra su mismo punto, que, lejos de comunicar, indisponen. Además, porque lo que me propongo decirles, se vale de los hechos sólo contingentemente, como para justificarse.

El primer concierto gratuito de música extrema hecha por mujeres en Costa Rica, la serie de talleres que abordan herramientas para la salud mental desde lo artístico y lo anti-patriarcal, el fuera de juego para Las Robertas -banda que había sido elegida para cerrar el festival- ante la denuncia de su ex-bajista Sonya Carmona y mucho más… Fueron primero un conjunto de buenas ideas y aún mejores intenciones en las mentes de Gabriel Quesada, Condori y mi persona desde julio del presente año.

Sin embargo, la lógica que manejó la dirección federativa para realizar la semana de las artes (Inter-valo) no tomó en cuenta el rol del presupuesto en la garantía de trabajo digno para las y los artistas. Nunca lo hace. Así como tampoco toma en cuenta la voz de más de 2000 estudiantes que exigen activamente la convocatoria a una Asamblea General. Curioso que sea este el mismo directorio que exige a Carlos Alvarado la firma de la norma técnica, alegando que no puede dejar nuestros derechos para después. La gente molesta con la FEUCR no es gente cercana a Alternativa y de hecho, creer algo así denota una profunda desconexión con el estado actual del ¿Movimiento estudiantil?

Así, la dirección federativa asumió lo presupuestario como algo que se resuelve en algún momento -una, dos semanas antes- y no como una necesidad primaria en la acción de ejecutar buenas ideas. Esto lo he venido señalando hace años, en los diversos espacios de trabajo artístico en los que me he relacionado laboralmente con la FEUCR, progre o alterna. Entonces, a menos de dos semanas existe una crisis presupuestaria ante la cual las acciones del directorio se ven limitadas por su propia irresponsabilidad.

¿Qué pasó exactamente? Solo puedo dar mi testimonio. Cuando comencé mis labores de gestión, se me informó que todo este trabajo artístico se ejecutaría con el presupuesto del superávit de la FEUCR. Sin embargo el viernes 20 de Octubre la dirección federativa se acerca al Consejo Superior Estudiantil para solicitar 20 millones de colones, sin ser capaz de argumentar en qué se emplearía ese dinero, (posteriormente, en un espacio privado me comentan que fue porque las personas encargadas de sedes y recintos no saben hacer propuestas de producción). Cuando se hace evidente que el CSE no otorgará derecho sobre ese dinero, la dirección federativa hace uso de un argumento infalible: ¡Esto es para sedes y recintos! ¡No pueden seguir dejando a estas pobres personas en el abandono! Así consiguen 15 millones. Aparentemente, ese dinero ha sido invertido en inflables, partidos de volleyball, karaoke, ajedrez y… confites, sí: confites para Golfito, Moncho, Esparza, Paraíso, Tacares, Pacífico, Caribe y Alajuela. También alguna que otra clase de yoga y charla motivacional. Pero suave, ni afirmo ni creo que ese dinero va para sus propios bolsillos. Es un síntoma de algo más allá de la corrupción: la descarada desconsideración. Se resuelve el pago de un/a trabajador/a del arte con las mismas estrategias de premura y desorden con las que se resuelve pasar un examen difícil. Y eso no puede ser más así.

Renuncié cuando me llamaron, ese viernes 20/09 durante la noche para decirme que no aprobaron el presupuesto y que íbamos a tener que cancelar algunas propuestas y reducir el presupuesto de otras. Imaginen mi corazoncito. Renuncié en ese momento y me siento tranquila con mi decisión aunque ahorita no sepa bien cómo pagar el alquiler. Informé a les artistas y talleristas dándoles detalle de todas las irregularidades para que decidiera cada quien. Es completamente comprensible que algunas y algunos decidieran ‘’aprovechar el espacio’’, porque sí, lamentablemente ese es el argumento al que nos toca apelar. Pero sobretodo porque hacemos arte con una motivación tan auténtica que vale más que el pago que recibimos. Pero qué descaro hay que tener para contratar a alguien valiéndose de eso. Soy consciente de que estos procesos engorrosos devienen en la magia del arte en escena. El impacto de estas experiencias en la salud mental de las personas no es menor. Sin embargo, ¿Por qué es el/la artista quien debe someterse y acostumbrarse a cargar el peso de la inoperancia en su propia salud mental y en su bolsillo? ¿Será que al chile, las condiciones laborales del arte en este país son tan precarias que es mejor ‘’aprovechar espacios’’ que exigir respeto por el brete que hacemos?

Ante esto, me propuse crear, con el acompañamiento de asesoría jurídica de mi sindicato, la Unión de Trabajadores de la Música, un protocolo de trabajo con artistas musicales para instancias estudiantiles. Porque, aunque se diga indiscriminadamente que renuncié a esta producción porque ‘’Anama se lleva mal con la FEUCR’’, nada puede ser más lejano a lo verdadero. Y he aquí, lo que vendría siendo el meollo del asunto: no me llevo bien ni mal con la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica porque no existe. No está, no respira y no es más que una especie de fósil incierto, extraño rezago de representaciones imposibles. Tampoco se transformó en otra cosa ni existe de otro modo. Cuando digo que la FEUCR no existe, me refiero a que su modo de ser impide su propia existencia, a que su posibilidad de ser unión, asociación -amistosa o meramente estratégica- de grupos estudiantiles que pretenden un frente común ha quedado finalmente anulada con la anulación de su autonomía. Las razones sobrepasan a la FEUCR como instancia jurídica.

Yo no ‘’odio a la FEUCR’’, aunque admito que la odié en algún momento, cuando era posible odiarla y efectivamente era prudente enemistarse con sus acciones o motivos, cuando odiarla era parte de su respiración colectiva entre el intervalo de lo admisible y lo inadmisible de sus posibilidades. Es evidente que no puedo odiarla ahora que emula existir en el lugar vacío de la institucionalidad que solo era una excusa, una cáscara útil para garantizar legitimidad jurídica a su verdadero ser sustancial.

Profundizaré sobre esto cuando llegue el momento; por ahora, luto. Luto como las y los estudiantes que performearon muy atinadamente el funeral del movimiento estudiantil. Luto, es decir renuncio, no para rendirme si no para poder seguir adelante en la construcción de proyectos políticos vivos en donde sí sea posible identificarnos -y no jugar a representarnos- desafiando las relaciones entre los modos del hacer, los modos del ser y los modos del decir que definen la organización asimétrica de lo común[ii].

 

Porque, justamente, la posibilidad de gestar trabajo digno para les artistas en Costa Rica, constituye un proyecto político en tanto es una reformulación de las asimetrías de distribución del poder, es la pregunta activa por el acceso diferencial a los derechos laborales que tenemos ciertas personas, no otras y así, la pregunta por el acceso a la dignidad para nosotros y nosotras. Es político en tanto no se forja dialogando con instituciones, sino acordando entre nosotrxs las condiciones de nuestro modo de trabajo.

Pienso en mis espacios, en mi comunidad permeada de amistad, retos e incertidumbres, en quienes me han extendido el abrazo de la comadrería política que es lo más cercano a movimiento estudiantil que he sentido estos días y finalmente agradezco, honro la amplia constelación de prácticas y esfuerzos que me permiten creer en la reproducción de la vida a través de la generación de vínculos que -entre el consenso y el disenso- amplían las posibilidades de existencia humana colectiva[iii].


[i] Contacto: correodeanama@gmail.com para dialogar y/o sumarse al comunicado de descontento colectivo.

[ii] Tomado de la definición de lo político en Ranciere en Arditi, B. (2000) El reverso de la diferencia. Nueva Sociedad, Caracas. (pp.145-152).

[iii] Gutiérrez, R. Salazar, H. (2019) Reproducción comunitaria de la vida: pensando la transformación social en el presente. Producir lo común. Entramados comunitarios. Traficantes de sueños, Madrid. (pp 21-44).

 

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