Respuesta a Nogui Acosta: no hace falta recortar para bajar el impuesto a los combustibles

Con solo que las zonas francas paguen impuestos de la misma forma que lo hacen el resto de las empresas hay suficientes recursos para reducir el precio de los combustibles.

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El precio de los combustibles no para de subir y con él el costo de la vida. Junio comenzó con subas de ₵91 en la gasolina super, ₵104 en la regular y ₵104 en el diésel. Esto afecta toda la cadena productiva y los precios aumentan cotidianamente. La inflación en los primeros cinco meses fue de 5,48% y de 8,71% con respecto a mayo del año pasado.

Ante esto el gobierno no ha hecho nada para proteger a los sectores populares y se opone a rebajar el impuesto a los combustibles. El ministro de Hacienda, Nogui Acosta, dice que tal medida generaría un hueco fiscal y pregunta: “Hay que definir qué dejamos de financiar: ¿los gastos sociales, los recursos para las municipalidades, la Cruz Roja? ¿Qué?”.

Sorprendentemente, el recontra ajustador exministro de Hacienda, Elian Villegas, salió a “aconsejarle” a su sucesor que para financiar la reducción de las gasolinas hay que “volarse la regla fiscal”, ya que, actualmente no hay margen para ningún subsidio. Además, que hay que “generar un impuesto alternativo que permita generar ingresos, pero decir que sea con un crédito, ¡no!, porque es dinero que habría que pagar después”.

La respuesta es que no hay que desfinanciar nada, ni endeudarse, ni siquiera hay que “generar un impuesto alternativo”. Solamente hay que eliminar un par de exoneraciones y, ya que, al presidente Chaves le agrada tanto la idea de quitar exenciones no debería tener problema con ello.

Actualmente hay dos propuestas de rebaja al impuesto único a los combustibles. Una es reducirlo en 100 colones, lo cual implicaría que no se recauden ₵240 mil millones. La otra consiste en bajar 50 colones al diésel y 25 colones a las gasolinas, generando un faltante de ₵80 mil millones.

El ultimo reporte sobre gasto tributario (impuestos que no se pagan por exoneraciones) estimó que fue de 1,71% del PIB solo sobre por impuesto sobre la renta. Esto quiere decir que el fisco no recibió ₵617.664,44 millones, de los cuales ₵344.002,03 millones corresponden a los privilegios de las zonas francas. Además, no se reciben otros ₵17 mil millones correspondientes al impuesto sobre el combustible producto de los privilegios que gozan las zonas francas y las aerolíneas.

De esta forma, con solo que ese sector pague impuestos de la misma forma que lo hacen el resto de las empresas hay suficientes recursos para que se apliquen, si se quiere, ambas propuestas de rebaja a los combustibles. Como ya tiene la solución, la única explicación para que no la aplique es que detrás haya explicaciones políticas, como la de proteger a las grandes empresas a costa de la desmejora en las condiciones de vida de las personas trabajadoras.

Dejando el sarcasmo, lo cierto es que estas contradicciones demuestran la vocación ajustadora del gobierno. Rodrigo Chaves dejó en claro desde la campaña electoral que no tocaría a las zonas francas (son sagradas) y sus intensiones de anular exoneraciones son solo sobre las que no afecten las ganancias de las empresas. Esto no hace más que reafirmar que estas decisiones no son “técnicas” como quieren hacer creer, son completamente políticas y en beneficio de la burguesía.

Hay que salir a luchar a las calles con un programa anticapitalista que, además del planteamiento sobre las zonas francas, exija un aumento del salario mínimo a los ₵500 mil, control del comercio exterior y del mercado de divisas, control de precios, aumento de impuestos a las grandes empresas y fortunas y el no pago de la deuda externa.

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