Los resultados electorales y el escenario para la segunda ronda

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  • Desde el NPS llamamos a votar nulo en segunda ronda.
  • Por un espacio unitario para organizar la lucha contra el ajuste y el FMI, empezando con una movilización para el día del traspaso de poderes.

Nuevo Partido Socialista

El 06 de febrero se llevaron a cabo las elecciones presidenciales y a diputaciones en Costa Rica. Los resultados confirmaron el giro a la derecha en la situación política del país, pues los primeros cinco lugares se repartieron entre los partidos históricos de la burguesía y otras formaciones de corte conservador o liberal que, más allá de sus matices, coinciden en proseguir con el ajuste fiscal iniciado por el actual gobierno y que se va profundizar con la agenda recortista del Fondo Monetario Internacional (FMI).

 

Los ganadores de la elección

De acuerdo a la información en la página del Tribunal Supremo de Elecciones, los resultados electorales para la presidencia quedaron de la siguiente manera:

Resultados electorales a la presidencia de Costa Rica 2022
Liberación Nacional (PLN) 27,26%
Progreso Social Democrático (PSD) 16,70%
Nueva República (PNR) 14,82%
Unidad Social Cristiana (PUSC) 12,36%
Liberal Progresista (PLP) 12,33%
Frente Amplio (FA) 8,70%

Fuente: Tribunal Supremo de Elecciones (corte 24)

 

Este cuadro denota la derechización de la campaña, la cual es consecuencia del fracasado “cambio” prometido por el PAC, pues, a lo largo de los ocho años de sus dos gestiones, no realizó ninguna transformación profunda en beneficio de los sectores trabajadores y populares; por el contrario, paulatinamente giró a la derecha y gobernó en función de los principales grupos burgueses y de la mano del imperialismo por medio del FMI.  Eso explica el ascenso del PLN y del PUSC (partidos históricos de la burguesía costarricense) y la irrupción de fuerzas liberales y conservadoras, así como del tremendo fracaso del PAC, pues pasó de ser gobierno a ni siquiera obtener una diputación en esta ocasión.

Aunado a esto, el abstencionismo en esta elección fue de un 40,29%, el más alto de la historia electoral desde 1958, particularmente en las zonas costeras y rurales, reflejo de la precarización de las condiciones de vida y del creciente rechazo de sectores populares hacia la institucionalidad burguesa.

Asimismo, los resultados indirectamente reflejan la crisis que atraviesa el movimiento sindical y social costarricense que, tras acumular una serie de derrotas importantes en los últimos años (concesión de los muelles, Combo Fiscal, ley anti-huelgas y aprobación del préstamo con el FMI), perdió protagonismo en el último período y, en consecuencia, aumentó el desconcierto entre las bases sobre cómo enfrentar los ataques contra sus conquistas laborales y derechos de organización. Todo esto se agravó con la pandemia, la cual fragmentó aún más el “tejido social” y profundizó la desmovilización a lo largo del último año.

Ante esto, las dirigencias sindicales burocráticas y traidoras, insistieron en su fracasada estrategia de llamar al “diálogo” con el gobierno y lanzar campañas abstractas de “no vote contra usted” (APSE) o del “voto informado” para pasar factura (ANEP). Producto de eso, las reivindicaciones de los trabajadores y trabajadoras no tuvieron eco en los debates electorales y, peor aún, ningún sindicato aprovechó estos meses para preparar la lucha contra la inminente votación del proyecto de ley de empleo público en la Asamblea Legislativa.

Por otra parte, aunque el Frente Amplio (FA) obtuvo una buena votación y alcanzó seis diputaciones, lo cual es un “contrapunto” a la derechización de las elecciones; pero, en esta ocasión, este partido profundizó su giro al “centro” y la consecuente adaptación a la institucionalidad burguesa y el modelo de país diseñado por las élites. Por ejemplo, en su programa no se posicionan contra la intromisión del FMI y el plan de medidas “austericidas” que impone; tampoco llaman a derogar la “regla fiscal” (apenas plantean reformarla estableciendo excepciones), mecanismo que constituye la piedra angular para los recortes presupuestarios del gobierno actual y venideros. El énfasis de Villalta en suprimir cualquier destelló de “radicalidad” en la propuesta del FA, tuvo por objetivo ocupar el espacio vacante por la crisis del PAC y atraer sus votos; en otras palabras, el FA giró a la derecha por un cálculo electoralista, a la vez que apostó al “voto útil” para mantener cautivo al electorado de izquierda que, aunque sostiene críticas al curso “socialdemócrata” del FA, lo votan porque es la alternativa ligeramente crítica que tiene opciones de lograr diputaciones.

Debido a esto, la próxima Asamblea Legislativa estará hegemonizada por partidos de derecha, conservadores y liberales, con una fracción del FA que, aunque contabiliza una importante cantidad de curules, no se perfila como un punto de lucha a fondo (en el parlamento y las calles) contra al ajuste del gobierno y el FMI. Al respecto, es importante anotar que, la diputada electa por el FA Sofía Guillén, cuando fue asesora de la APSE sostuvo que no había otra ruta que firmar el acuerdo con el FMI, pero exigiendo un cambio en sus condiciones (la misma postura de Villalta), justo en medio del estallido popular contra el acuerdo en octubre de 2020.

 

Los resultados de la izquierda y las campañas

Para esta ocasión, desde el Nuevo Partido Socialista (NPS) nos presentamos a elecciones en San José y Cartago, donde presentamos las candidaturas anticapitalistas de Heidy Valencia y Marcela Ramírez, respectivamente. A nivel presidencial, la izquierda tuvo representación con el Partido de los Trabajadores (PT) y Pueblo Unido (PU).

Todos los partidos obtuvimos votaciones bajas, algo comprensible dado el giro a la derecha y el retroceso del movimiento sindical y social. Además, los resultados guardan relación con la debilidad constructiva de la izquierda en el país, particularmente en medio de una pandemia que provocó una disgregación social que contrajo la militancia de las organizaciones; también se explica por el peso electoral del FA que, como apuntamos anteriormente, mantiene cautivo al electorado de izquierda por la lógica del voto útil[1]. En todo caso, los números son importantes de analizar para extraer conclusiones sobre la orientación de las campañas, algo educativo de cara a futuras elecciones y, primordialmente, para aprender a dialogar con sectores de la clase trabajadora y de los movimientos sociales en la actividad cotidiana y las luchas venideras.

En el caso del PT experimentó un importante retroceso electoral, pues a nivel presidencial pasó de 4.351 votos (0,21%) en 2018 a 1.772 (0,10%) en esta elección; para el caso de diputaciones, bajó de un total de 11.615 votos a 4.423 en el mismo período. Lo anterior representa una caída del 40,72% de votos en la presidencia y 38,8% en diputaciones. Este retroceso se explica por la orientación abstracta de su campaña, la cual consistió en presentarse como una alternativa “socialista y revolucionaria”; pero eso no es una consigna programática que clarifique políticamente ni tampoco plantea una tarea vinculada con la realidad concreta; es un perfil que se hace valer y se sustancia en las propuestas y acción de un partido. Por ese motivo, el PT no posicionó ningún eje concreto de campaña y ni siquiera hizo eje en denunciar el ajuste fiscal del gobierno y el FMI. Es decir, su programa es formalmente correcto desde un punto de vista de la izquierda socialista y anticapitalista, pero no jerarquiza las tareas políticas para la situación actual del país, por lo cual se torna esquemático.

En el caso de PU, dado que es su primera participación en mucho tiempo, es imposible hacer un análisis comparativo. A pesar de ello su votación fue muy baja, pues obtuvo 1.958 votos (0,11%) para la presidencia y 5.170 para diputaciones. En cuanto a su campaña, se caracterizó por replicar la concepción estalinista del papel del Estado; en su escueto programa no hay planteamientos anticapitalistas relativos a la ruptura con el FMI y el no pago de la deuda y, a lo sumo, plantean una crítica a los PAEs y el TLC por destruir “las bases del Estado de Bienestar social” (pág. 15), ante lo cual plantean “impulsar a nivel centroamericano la renegociación de los TLC con EEUU y con la Unión Europea” (pág. 16). ¡Sostienen la misma política del FA, el otro heredero del estalinismo criollo! Por eso, el programa y campaña de PU no corrió por la izquierda al FA, a lo sumo se posicionó como una alternativa estéticamente más “ortodoxo”, pero que, en realidad, replicó todos los lugares comunes del “comunismo a la tica” del viejo estalinismo, particularmente su defensa del Estado social de derecho burgués.[2]

En esta oportunidad, desde el NPS aumentamos nuestra votación en San José en un 50%, pues pasamos de 790 votos (0,11) en 2018 a 1495 (0,25%) en esta elección; con este resultado mantenemos nuestra legalidad en la capital, algo que no habíamos logrado anterioremente. Además, quedamos muy cerca de los otros partidos de izquierda: PU obtuvo 1844 (0,31) y el PT 1683 (0,29%). Esto es muy significativo, pues sus papeletas a diputación las encabezaban sus respectivas candidaturas presidenciales, los cuales contaron con muchísima más exposición mediática que nuestro partido, a pesar de lo cual la diferencia fue mínima. Para el caso de Cartago –donde nos presentamos por primera vez-, recibimos 829 votos a favor, lo cual representó un 0,41% de los votos válidos y, aunque no alcanzó para mantener la legalidad en la provincia, fue suficiente para ubicarnos por encima de PU (0,32%) y el PT (0,23%).

Es significativo que, a pesar de ser un partido provincial y tener muy poco acceso a medios, obtuviéramos resultados tan similares con relación a PU y el PT en San José y que los superáramos en Cartago. Eso responde a dos factores. Primero, orientamos nuestra agitación electoral en denunciar el plan de ajuste del gobierno de Carlos Alvarado y el FMI, a la vez que alertamos sobre el acuerdo de los partidos burgueses con los puntos medulares de esa agenda, por lo que el próximo gobierno –y la mayoría de las bancadas parlamentarias- continuarían recargando el costo de la crisis económica sobre los hombros de la clase trabajadora.

Eso lo sintetizamos en cinco ejes, los cuales hacen parte de nuestro programa general: 1) Por un salario mínimo de ₡500.000 en el sector privado; 2) Contra el proyecto de Ley de Empleo Público y los ataques al salario; 3) Impuestos a las grandes empresas y fortunas; 4) No al pago de la deuda externa, ruptura con el FMI; 5) Declaratoria de Emergencia Nacional contra los femicidios y la violencia patriarcal. Estas consignas responden a problemáticas reales de la clase trabajadora, las mujeres y la juventud en el país, con las cuales nuestra campaña trató de dialogar. Prueba de ello, es que nuestros ejes de campaña no se agotaron al terminar las elecciones, por el contrario, nos orientan políticamente para la intervención post-electoral. Segundo, la calidad de nuestras candidaturas, sintetizadas en dos compañeras que son referenciadas como luchadoras consecuentes entre sectores del magisterio nacional, del movimiento de mujeres y de la vanguardia de izquierda.

 

¡Ni con Figueres ni con Chaves! ¡Retomemos las calles contra el ajuste y el FMI!

La segunda ronda electoral se disputará entre dos figuras sumamente cuestionadas: por un lado, el ex presidente José María Figueres del PLN, el cual se escondió por diez años en Suiza para no ser procesado por actos de corrupción en su gobierno; por el otro, Rodrigo Chaves del PSD, un tecnócrata ex funcionario del Banco Mundial que fue sancionado por acoso sexual en dicha institución que, además, hizo de gala de sus tendencias autoritarias y machistas durante los debates. Ambos concuerdan en proseguir con el ajuste fiscal y no plantean romper con el FMI, lo cual es signo inequívoco de que van a gobernar en detrimento de los intereses de la clase trabajadora, las mujeres y la juventud.

El ingreso de Chaves al balotaje constituye un hecho disruptivo que, de forma inmediata, provocó un enorme malestar en el movimiento de mujeres. Junto con esto, también la candidatura de Figueres genera repudio entre amplios sectores de la población, de lo cual se desprende que, independientemente de quien resulte electo, el próximo gobierno arrancará con muy poca legitimidad (algo que se extiende al conjunto del régimen político).

Debido a esto, la segunda ronda electoral abrió una nueva coyuntura en el país, donde hay mejores condiciones para la movilización social, particularmente por parte del movimiento feminista que, desde ya, prepara la movilización del “8M” (Día Internacional de la Mujer Trabajadora).

En este escenario, desde el NPS nos avocaremos a realizar una campaña por el voto nulo y llamaremos a retomar las calles contra el ajuste y el FMI. La táctica del voto nulo dota de una tarea al activismo para ese día; por ejemplo, coordinando un mensaje para colocar en las papeletas electorales. Así, el rechazo a Figueres y Chaves se puede politizar más por medio de una consigna contra el ajuste y el FMI.

En los próximos meses estaremos realizando actividades de propaganda y agitación en los sectores donde intervenimos, particularmente de cara a la movilización del 8M, la cual puede transformase en una enorme acción de lucha callejera. De igual manera, encontramos fundamental construir un espacio unitario de todos los sectores contra el ajuste y el FMI, el cual puede reunir a dirigencias sindicales regionales, organizaciones del movimiento de mujeres, ecologistas, estudiantiles y partidos de izquierda. Una instancia de esta índole, sería fundamental para coordinar esfuerzos y realizar acciones callejeras conjuntas, particularmente preparar una movilización contra el ajuste y el FMI el día del traspaso de poderes (como se realizó en 2006 o 2010).


[1] Muy diferente es lo que ocurre en Argentina, donde la izquierda reformista se desplomó hace varios años y eso facilitó el ascenso electoral del trotskismo, principalmente del FIT-U y, en menor medida, de nuestro partido hermano el Nuevo MAS.

[2] Junto con esto, unos de sus candidatos a diputados por San José, defendió públicamente a la dictadura de Ortega en Nicaragua durante un viaje oficial para las amañadas elecciones en ese país.

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