La canasta básica sube 9,2% y la inflación no para, en marzo llega a 5,79%

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  • Los aumentos de precios actuales son los mayores en la última década y se expresan en los combustibles, los alimentos, el transporte y los alquileres.

Johan Madriz

El Índice de Precios al Consumidor aumentó en marzo 0,88%, con lo cual suma una variación de 2,36% en lo que va del año y de 5,79% con respecto al mismo mes del año pasado. Así, esta es la variación más alta en la última década. Además, el costo canasta básica alimentaria aumentó interanualmente en marzo un 9,2% (alcanzando los ₵52.519), presentando los mayores incrementos en las grasas (aceite, manteca, margarina y natilla) con 32%, la carne de pollo (25%), la carne de res (18%) y las bebidas no alcohólicas con un 17%.

De los 289 bienes y servicios que conforman el IPC el 60% aumentó, el 11% se mantuvo estable y el resto disminuyó. Los bienes con mayor variación porcentual positiva fueron la gasolina (8,06%), transporte en autobús (4,93%), automóviles nuevos (1,92%) y diésel (8,73%). En cuanto a las divisiones, las que mayor aporte positivo tuvieron, al ponderarlo según la variación porcentual y su efecto, fueron alimentos y bebidas no alcohólicas (24,32), transporte (14,82) y alquiler y servicios de vivienda (12,51).

De esta forma, se expresan las fuertes alzas de los combustibles aprobadas en los últimos meses. Marzo que cerró con el incremento mensual más alto en los últimos 15 años. El diésel tuvo una suba de 25,9% con respecto al precio fijado a principios de ese mes, la gasolina regular tuvo una variación de +18,9% y la super de +18,8%. Además, hay que considerar que las divisiones de alimentos, transporte público y alquiles son de los principales rubros a los que se destinan los presupuestos familiares de la clase trabajadora, lo que implica una afectación directa en sus bolsillos.

La inflación ya sobrepasó el límite superior del rango meta del Banco Central que era de 3% más un punto. Ante esto el banco comunicó que “para lo que resta de este año, los modelos de pronóstico del Banco Central sitúan la inflación general en valores entre 5,0% y 6,0%; es decir se mantendría por encima del límite superior del margen de tolerancia alrededor de la meta. No obstante, se estima que la inflación retornaría a este rango en el 2023”.

Esto representa una afectación para los sectores trabajadores por su conjugación con otros factores como un país sumamente caro, una acelerada devaluación del colon, salarios bajos que se mantienen estancados y el efecto de enganche que tiene la inflación para aspectos como el precio de los combustibles o los alquileres.

A diferencia de los precios, que no paran de crecer, los salarios están por debajo que hace 10 años. El ajuste salarial del sector privado para este año se fijó en 2,09% y el del año pasado fue de 0,30%, es decir, en términos reales los salarios están disminuyendo. Por su parte, en el sector público no hubo ningún ajuste, sustentado en las medidas de contención del gasto para el pago de la deuda.

Este tema más allá de ser simplemente económico (como pretende hacer creer la burguesía) es político. Todos los índices responden a presiones sociales. Es así como la inflación se constituye en un impuesto a la vida que afecta principalmente a los sectores trabajadores que no ven sus salarios aumentar en la misma proporción. Es necesario un aumento general de los salarios para contrarrestar el alto costo de la vida.

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