Fuero de protección contra despidos a los hombres con parejas gestantes

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  • El proyecto de ley pone a discusión un planteamiento que resulta necesario: las paternidades responsables y la necesidad de que la crianza sea un proceso de corresponsabilidad.

Johan Madriz

En la Asamblea Legislativa avanza un proyecto de ley de la diputada Floria Segreda de Restauración Nacional para igualar el fuero de protección que actualmente tienen las personas gestantes y lactantes en cuanto a la prohibición de despido.

La legislación laboral establece que las mujeres embarazadas no pueden ser despedidas en razón de su estado y hasta por dos años de lactancia, para poder terminar la relación laboral es necesaria la aprobación de la Dirección Nacional y la Inspección General de Trabajo del Ministerio de Trabajo y sustentado por una falta grave.

Lo que incorporaría este proyecto al Código de Trabajo es que “asimismo, es prohibido despedir a los trabajadores cuando sus esposas o parejas, con las que convivan en unión de hecho comprobada por una Declaración de Unión de Hecho emitida por un juez de la República, estén embarazadas”.

El texto parte de una premisa correcta “el hombre y la mujer son igualmente responsables de la crianza y bienestar de sus hijos”, por lo que resulta una reivindicación válida y necesaria, sin embargo, como no podría ser de otra forma, la diputada evangélica aprovechó para implantar nociones conservadoras en el texto.

El primer elemento es que, si bien, resulta progresivo establecer una protección laboral tanto para la persona gestante como para su pareja, se parte de una lectura equivocada de la sociedad, ya que se asume que si no se equipara el derecho los hombres están siendo discriminados: “para la igualdad debe darse en ambas vías y la exclusión del trabajador que está próximo a ser padre de estos artículos del Código de Trabajo limita un trato igualitario”.

Esto sería cierto en una sociedad no patriarcal, pero ese no es el caso. Se obvia que las relaciones sociales son patriarcales, donde existe una desigualdad de poder y de derechos en perjuicio de las mujeres y, justamente, las leyes que pretenden darles protecciones especiales surgen de esta desigualdad, por eso las acciones afirmativas son de carácter progresivo y en tanto visibilizan la opresión de las mujeres constituyen conquistas.

Además, se introducen nociones antiderechos que potencialmente servirían de justificación jurídica para obstaculizar el avance del aborto legal en el país. Esto se nota en expresiones como “esas responsabilidades inician desde el momento mismo de la concepción” o “se están garantizando los derechos y la protección para la familia, así como la igualdad y la protección del niño que está por nacer”.

Por otro lado, el proyecto tiene una clara intención de tratar de excluir a las parejas no heterosexuales ya que, de la forma en que está planteado, solo aborda relaciones hombre-mujer y no da cabida a, por ejemplo, parejas lesbianas: “para brindar la protección al trabajo del hombre y que no pueda ser despedido cuando su esposa o pareja […]”, “los hombres que asumen su papel en este proceso”, etc.

Mas allá de esto, en el fondo de la ley hay graves falencias. Uno de los objetivos de la ley es fomentar que los hombres sean “coparticipes de todas las responsabilidades que conllevan a un sano desarrollo de la criatura; por ejemplo: alimentación, controles médicos, capacitaciones y obligaciones financieras”. Pero esto no se resuelve solo con un fuero que impida el despido por parte de la patronal. Por ejemplo, no se establece ninguna obligación del patrono para que brinde los permisos necesarios para asistir a citas médicas, controles pre y post natales, etc. De esta forma se mantiene la discrecionalidad patronal para permitir la coparticipación en el proceso de gestación y lactancia.

Por otra parte, un aspecto muy relevante es la necesidad de que se establezca la licencia de paternidad, como mínimo, durante los mismos periodos que la madre. El departamento de Servicios Técnicos de la Asamblea en su revisión del texto señala oportunamente: “Para lograr de algún modo la equidad laboral entre hombres y mujeres, es fundamental que la gestación y crianza de los hijos sean una responsabilidad compartida entre ellos e incluso por toda la sociedad”. Posteriormente aclara: “El que la licencia de maternidad se extienda a los padres, podría resolver la situación señalada previamente; sin embargo, es un asunto que no compete al análisis de esta iniciativa de ley, pues esta trata únicamente de garantizar que, el cónyuge o conviviente de la gestante, no sea despedido mientras la mujer esté en período de gestación o lactancia”.

El proyecto de ley pone a discusión un planteamiento que resulta necesario: las paternidades responsables y la necesidad de que la crianza sea un proceso de corresponsabilidad. En ese sentido, es un punto de apoyo para accionar en esa dirección, sin embargo, no es suficiente y lamentablemente está plagado de las concepciones conservadoras y antiderechos. Para alcanzar estos objetivos, además de las leyes, es necesario un movimiento de mujeres en las calles que exija sus derechos para la socialización del cuido y una educación feminista que rompa las reglas capitalistas y patriarcales.

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