El estalinismo criollo a los pies de la dictadura de Ortega

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  • La postura de Pueblo Unido no es accidental, hace parte del papel cómplice del estalinismo con el régimen dictatorial de Ortega, una tradición que viene desde Vanguardia Popular, en la cual no se logra tener claridad de clase.

Johan Madriz

El pasado fin de semana, Roberto Zelaya -candidato a diputado por San José y presidente suplente del Partido Pueblo Unido- participó como “acompañante electoral” en Nicaragua, legitimando un proceso completamente antidemocrático y en función de consumar una dictadura que aplastó las manifestaciones populares de 2018. Su participación se hizo pública por medio de un vídeo en redes sociales, donde alegó que se dio un proceso “libre, democrático y soberano”, asegurando que en Nicaragua reina la democracia y la paz.

Citamos, in extenso, sus palabras:

“Yo me siento muy dichoso y me siento muy orgulloso y tranquilo también de estar el día de hoy de aquí, presenciando la solidez del proceso electoral nicaragüense, un proceso democrático y, sobre todo, soberano que desgraciadamente desde mi país se ha difamado.

“Y yo como costarricense quiero decir hoy yo me voy a Costa Rica con la certeza y con el mensaje de que aquí en Nicaragua se está desarrollando un proceso libre, democrático y soberano, muy a pesar de lo que andan ladrando los medios de desinformación de mi país Costa Rica y una serie de impresentables políticos, entre ellos expresidentes de Costa Rica

“Yo como costarricense me devuelve diciendo en Nicaragua hay democracia; en Nicaragua hay paz, en Nicaragua hay un pueblo digno y soberano”.

Al respecto, el candidato presidencial Martin Chinchilla, trató de desmarcarse argumentando que no conocía de esta participación y que la posición del partido es la “autodeterminación de los pueblos”. En esa línea mencionó que “mi posición es esa. Luis Alberto Monge había firmado un acuerdo de neutralidad y, entonces, el espíritu que tenemos es concentrarnos en resolver los problemas de nuestro país”.

Esta posición es completamente nefasta y contradice todas las banderas internacionalistas de la izquierda, asumiendo, en cambio, una postura de un gobierno burgués; asimismo, niega la multitudinaria marcha que realizó la comunidad nicaragüense este domingo en San José en repudio al circo del proceso electoral.

Esta postura no es accidental o del momento, hace parte del papel cómplice del estalinismo con el régimen dictatorial de Ortega, una tradición que viene desde Vanguardia Popular, en la cual no se logra tener claridad de clase y se guían, exclusivamente, por elementos de geopolítica, es decir, todo gobierno que se oponga a ciertas políticas de los Estados Unidos es progresivo, cuando la realidad de la lucha de clases es mucho más compleja.

Para tomar posición no hay que remitirse únicamente al proceso electoral, que solo refleja un momento específico. Es necesario analizar el “qué, cómo y para quién” del gobierno. Ortega toma “poses antiimperialistas” en sus discursos, pero, al mismo tiempo, aplica las medidas neoliberales, cumpliendo a fondo con la agenda del Banco Mundial y el FMI. Reprimió sin parangón las protestas del 2018 con el resultado de cientos de muertes, miles de personas heridas, las cárceles repletas de presos políticos y cientos de miles en el exilio. Es por esto por lo que se puede catalogar su gobierno como uno capitalista, dictatorial y represor.

Asimismo, el proceso electoral nicaragüense fue una completa farsa, pues el gobierno orteguista se encargó de encarcelar, inhabilitar o exiliar a toda la oposición real, permitiendo solo la participación de cinco partidos “zancudos”, es decir, colaboradores con el régimen y que tenían como único fin darle una fachada “democrática” al proceso. Este operativo afecta a ciertos sectores burgueses opositores a Ortega, pero tiene como objetivo eliminar la oposición de la clase trabajadora y los sectores populares que hicieron tambalear su presidencia en 2018.

Los arrestos a los candidatos y las candidatas no respondieron a un giro hacia la izquierda de Ortega para desmarcarse del imperialismo y asumir un curso anticapitalista en Nicaragua, sino que es parte del accionar dictatorial para mantenerse en el poder. De esta forma, desde el NPS no apoyamos a ninguna de esas personalidades burguesas o sus partidos, pero tampoco al oficialismo que ataca las libertades democráticas más elementales y reprime a los sectores trabajadores. Es así como manifestamos que la clase trabajadora, las mujeres y la juventud no tienen ningún sector en el cual confiar, mas que en su propia organización y lucha.

Ademas, queremos señalar que, al mismo tiempo que denunciamos al gobierno de Ortega como dictador, también nos diferenciamos de los posicionamientos hipócritas de los gobiernos burgueses de la región, como el de Carlos Alvarado en Costa Rica (el cual no ha dudado de reprimir violentamente las protestas durante todo su gobierno) o el del imperialismo yanqui con Biden a la cabeza.

Estas desastrosas posiciones de un candidato a diputado estalinista de Pueblo Unido, dan cuenta de que hay que impulsar una izquierda anticapitalista en el país. Es en ese sentido que, desde el Nuevo Partido Socialista (NPS), desarrollamos una campaña levantando las banderas de lucha de la clase trabajadora, las mujeres y la juventud, utilizando la tribuna electoral como un espacio para politizar a amplios sectores y potenciar las luchas. Por eso, te invitamos a sumarte a la campaña del NPS y apoyar las candidaturas de Heidy Valencia y Marcela Ramírez por San José y Cartago, respectivamente.

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