En la sociedad capitalista, existe una presión constante para tener éxito económico y alcanzar los estándares de vida que la burguesía impone como meta. Esto genera altos niveles de estrés y ansiedad en las personas que luchan por tratar de alcanzarlos, siendo que, en la mayoría de los casos, las condiciones materiales no lo permiten. Esta frustración puede afectar a diferentes niveles la salud mental y, en los casos mas trágicos, llevar al suicidio.

Nuestra sociedad esta marcada por una creciente desigualdad económica producto de las relaciones económicas de explotación donde un pequeño porcentaje de la población acumula la mayor parte de la riqueza. Esta desigualdad conlleva sentimientos de injusticia y alienación que, en la mayoría de las personas, no tiene una expresión de organización política que permita orientarlos hacia la lucha por una sociedad emancipadora.

De esta forma, la cultura capitalista se caracteriza por promover un fuerte individualismo y competencia, lo que lleva al aislamiento social y la falta de apoyo emocional. El sentimiento de soledad y la falta de conexiones significativas tienen un impacto negativo en la salud mental. Se promueve el consumismo como una fuente de satisfacción y felicidad. Sin embargo, la búsqueda constante de la felicidad a través del consumo material lleva a la insatisfacción crónica y otras afecciones cuando las expectativas no se cumplen.

De la misma forma, las condiciones laborales precarias y de explotación forman parte de la inseguridad laboral en la que en cualquier momento se puede perder el trabajo y dar al traste con las condiciones y metas de vida. Ademas, el sentimiento de inutilidad social del trabajo realizado (es decir, la pregunta de para qué se realiza determinada labor) es una constante en las nuevas formas de trabajo el nuestra época. Esta es la realidad para las personas trabajadoras. La preocupación constante por la pérdida del empleo o la falta de oportunidades es una de las mayores fuentes generadoras de ansiedad y estrés crónicos.

Por otro lado, en medio de Estados en los cuales cada vez mas la salud es considerada un privilegio reservado para las personas que la puedan pagar y, mucho mas aun, la salud mental tiene muy baja cobertura. Los sistemas de salud privatizados (o en vías de serlo) limitan el acceso a la atención médica, incluida la mental, esto hace que las personas trabajadoras no reciban el apoyo necesario para abordar sus problemas de salud mental.

En cuanto a los suicidios, existen múltiples factores que contribuyen a esta trágica realidad, y la relación con la sociedad capitalista es especialmente relevante. Los problemas de salud mental, la falta de acceso a servicios de atención médica adecuados, el estrés económico y social, así como la sensación de desesperanza, contribuyen a un mayor riesgo de suicidio en algunas personas.

En medio de este panorama hay que luchar contra el sistema de explotación actual y colocar la necesidad de una sociedad diferente, donde los derechos y la dignidad de las personas sean una realidad. Mientras tanto, en caso de pensamientos suicidas hacemos el llamado a buscar atención medica especializada y apoyarse en el núcleo social alrededor, este no es un tema solo individual sino también social.