Coronavirus desde la música

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  • ¡Qué golpe le está dando a los productores esta crisis! Ya de por sí el gobierno los tiene en condiciones deplorables desde siempre.

Carta anónima de un músico

Con mis pocos ahorros estuve a punto de comprar un estuche bueno para mi guitarra, el que tengo es muy barato y ya se jodió. En mi propio desorden se me olvidó comprarlo, pero de todos modos me gasté buena parte pagando úberes, y el impuesto I.V.A del mes.

Enero estuvo duro como siempre, y febrero más o menos.

Ya los memes del Coronavirus me tenían un poco asustado, pero cuando quedé paralizado, fue cuando me dijeron que se cancelaron todos los conciertos de aquí a noviembre, salvo que se extienda el plazo aún más. Y estábamos apenas empezando marzo. Mi último show había sido anoche ¡Wow verdaderamente el último!

– ¿Y qué más dijo el Ministerio de Cultura? – Pregunté automáticamente.

– No, eso lo dijo este otro mae, al que ya hasta le están haciendo memes por ser guapo. El Ministro de Salud.

Nos reímos un poco, y me acuerdo de unos memes que tenía guardados. Luego me preocupo de nuevo:

– ¿Bueno pero qué más dijeron? ¿El Ministerio de Cultura no dijo nada, no propuso nada?

– No, nada. Que trabajen con la compu desde la casa y que se laven las manos con abundante jabón cada 20 minutos.

– ¡Pero yo no tengo compu! ¿Y a los que se les acabe el jabón?

 

Del Coronavirus y la cultura: es necesario tomar acciones para salvaguardar la calidad de vida de artistas

 

Por tele se había dado el anuncio definitivo: Sálvese quien pueda, anda suelto el Coronavirus.

Y yo había andado ya con cuidado, pero esa noche antes de llegar al concierto pagamos en 5 casetas de peaje en la autopista, yo había pagado un Uber con plata en efectivo y me había comido un confite que me dio el chofer, compramos un café, comimos una hamburguesa en un bar muy lleno.

De repente sentí que haber ido a la playa para dar aquel último concierto no había valido tanto la pena, eso en cuestión de salud. Pero es que monetariamente sí. Me explico:

Cae mi gremio en cuenta, del valor de su fuerza de trabajo. ¿Y si no trabajamos de aquí a noviembre, ahora quién nos va a explotar? ¿A quién le vendemos nuestro trabajo en horas, aunque sea sin cobrarle nuestros años de preparación e innumerables gastos? ¿A quién le vamos a ofrecer publicidad ahora?

Nosotros vivimos del día a día, con el trabajo en el arte algunos hasta pagan la educación de sus hijos. No todos somos amparados por instituciones públicas. Como agricultores o pescadores, con lo que vendemos, comemos. Por cierto, ¿Qué diferencia hay entre la feria del agricultor y Walmart? ¿Por qué alguna gente exige al gobierno cerrar la feria y Walmart no? ¿Les dan asco los pobres o algo así? Deberían más bien ir a comprar directo y orgánico a la feria. ¡Qué golpe le está dando a los productores esta crisis! Ya de por sí el gobierno los tiene en condiciones deplorables desde siempre.

Volviendo al sector artístico: Hay pánico. Veo comunicados solidarios pero lúgubres, desesperados. Son prácticamente cartas de despedida.  “¿Dónde encuentro mi canal de YouTube?” – preguntan los más mayores. Y se comienzan a discernir panoramas, figuras, contornos, límites: hay claras ventajas en los artistas más jóvenes, quienes se tornan optimistas, se llenan de esperanza, se visualizan en un futuro reinventándose y mutando hacia el mundo virtual y sacando máximo provecho de las tecnologías.

– “Hagamos una canción de #quedateencasa” – (Igualito al gobierno)

Pues claro, qué otra cosa se te va a ocurrir, si pasás encerrado viendo noticias en sus tres ediciones: mañana, tarde y noche. Y está bien, pero en esa dinámica, entre discurso y discurso, el ministro de salud nos hace odiar a la gente que sigue saliendo a trabajar.

– No, colega. ¿Eso de qué sirve? ¿No ves que casi 80% de los trabajadores están en el sector privado o informal? Incluyéndonos a nosotros. En otras palabras, casi nadie puede #quedarseencasa.

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