Combustibles y alimentos empujan inflación a 12%

La inflación llegó al 12,13% con una afectación muy fuerte sobre los combustibles y los alimentos.

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El Índice de Precios al Consumidor aumentó en agosto 0,86%, con lo cual suma una variación de 9,45% en lo que va del año y de 12,13% con respecto al mismo mes del año pasado. Así, esta es la cifra más alta en la última década. El índice general se colocó en 113,063, mientras que un mes antes había sido de 112,099.

De los 289 bienes y servicios que conforman el IPC el 62% aumentó, el 9% se mantuvo estable y el resto disminuyó. Los bienes con mayor efecto positivo fueron alimentos: el repollo (40,67%) y las galletas saladas (25,36%), sin embargo, por su efecto en el índice general los principales aumentos fueron en la gasolina (0,429) y el diésel (0,086). En cuanto a las divisiones, de las 13 que existen, 9 aumentaron sus precios. Las que mayor aporte positivo tuvieron, al ponderarlo según la variación porcentual y su efecto, fueron alimentos y bebidas no alcohólicas (0,501) y transporte (0,383).

Fuente: La Nación

De esta forma, se expresan las fuertes alzas de los combustibles aprobadas en los últimos meses y su efecto en el resto de la cadena productiva. Además, hay que considerar que las divisiones de alimentos y transporte público son de los principales rubros a los que se destinan los presupuestos familiares de la clase trabajadora, lo que implica una afectación directa en sus bolsillos. Las estadísticas muestran un aumento en el consumo de arroz aumento, lo que es indicio de sustitución por este grano de otros alimentos por sus altos precios.

La inflación hace mucho sobrepasó el límite superior del rango meta del Banco Central que era de 3% más un punto. Esta institución ya se resignó y comunicó que “la inflación, subyacente y general, se ubicaría en valores superiores al rango de tolerancia alrededor de la meta (3% ± 1 p.p.) en lo que resta del 2022 y en el 2023”. Esto no es nada halagüeño y demuestra que las autoridades no están tomando acciones al respecto.

Fuente: La Nación

La desbandada inflacionaria afecta fuertemente a los sectores trabajadores por su conjugación con otros factores como un país sumamente caro, una acelerada devaluación del colon, salarios bajos que se mantienen estancados y el efecto de enganche que tiene la inflación para rubros como el precio de los combustibles o los alquileres.

A diferencia de los precios, que no paran de crecer, los salarios están por debajo que hace 10 años. Entre enero del 2021 y agosto de 2022 la inflación registrada fue de 12,93%, a pesar de esto los aumentos salariales del sector privado fueron de solo 3,63%, es decir, van 9,30% atrás que el costo de la vida. Por su parte, en el sector público no hubo ningún ajuste, sustentado en las medidas de contención del gasto para el pago de la deuda. Según información del BCCR en mayo se cumplieron 17 meses seguidos en que los salarios reales vienen cayendo, su nivel actual es el más bajo desde 1991 y el quinto peor desde 1984.

Este tema más allá de ser simplemente económico (como pretende hacer creer la burguesía) es político. Todos los índices responden a presiones sociales. Es así como la inflación se constituye en un impuesto a la vida que afecta principalmente a los sectores trabajadores que no ven sus salarios aumentar en la misma proporción. Es necesaria la organización y la lucha en las calles contra el gobierno neoliberal ajustador y por medias anticapitalistas: aumento del salario mínimo a los ₵500 mil, control del comercio exterior y del mercado de divisas, control de precios, aumento de impuestos a las grandes empresas y fortunas y el no pago de la deuda externa.

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