- La canasta básica alimentaria aumentó su precio casi el doble que la inflación en los últimos dos años.
Johan Madriz
La canasta básica alimentaria (CBA) es un conjunto de productos definidos por el gobierno que en las cantidades establecidas representan los requerimientos básicos para nutrir a una persona, es decir, simboliza los elementos mínimos para subsistir. Esta categoría es utilizada para definir si una persona esta en pobreza extrema, en caso de que ni siquiera logre costearla.
Durante el año pasado la CBA aumentó ₵1.400, alcanzando los ₵51.324. Si se compara con el costo de ₵47.690 en marzo de 2020 (al inicio de la pandemia en el país) se precisa que en los últimos dos años tuvo una subida de 7,6%. Esta cifra es casi el doble del aumento de la inflación general en ese periodo. Durante 2020 la inflación fue de 0,89% y el 2021 cerró en 3,30%, es decir, una variación de 4,19%.
Según el INEC los productos que presentaron mayores aumentos fueron los lácteos, cereales, carnes de res, pan y huevos, algunos de los de mayor consumo entre las familias. Esta información concuerda con la tendencia al aumento de precios de los alimentos que se experimenta desde mediados del año pasado, donde la división de alimentos y bebidas no alcohólicas presentó un aumento de 3,1% en 2021.
Según el Informe del Estado de la Nación (2021) un 47,6% de los hogares experimentaron inseguridad alimentaria y de estos un 14% en un nivel alto. Las principales características de estas personas son una baja escolaridad, pobreza, residir en zonas rurales y ser mujer cabeza de hogar. Sin embargo, el problema es tan grave que no se circunscribe únicamente a las personas pobres, según el informe cuatro de cada diez hogares con alta inseguridad alimentaria están por encima de la línea de pobreza.
Esto coloca aún más difícil la situación para los 383 mil hogares (23%) en condición de pobreza y, en general, para las personas trabajadoras que destinan una mayor cantidad de sus recursos, proporcionalmente con sus ingresos, a la compra de alimentos.
A contramano de los aumentos de precios y la devaluación de la moneda los salarios pierden poder adquisitivo. Para este año el ajuste salarial del sector privado es de tan solo 2,09% y es opcional para quienes ganen mas del salario mínimo. A pesar de pintar esta como una resolución técnica basada en una formula, lo cierto es que es una decisión política ligada al plan de ajuste y la “reactivación económica”, que solo está implicando una recuperación de las ganancias empresariales y no del salario y el empleo.
