47% de los hogares tuvieron problemas para alimentarse

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  • Unos 763 mil hogares registraron tener problemas para poder cubrir sus necesidades alimenticias y nutricionales.

Johan Madriz

Este forma parte de una serie de artículos donde examinamos los resultados del Informe Estado de la Nación (IEN) 2021 que fue publicado a mediados de noviembre.

Unos 763 mil hogares registraron tener problemas para poder cubrir sus necesidades alimenticias y nutricionales. “Los resultados indican que un 47,6% de los hogares experimentó algún grado de inseguridad alimentaria (IA), de los cuales el 14% tenía alta IA y el restante 33,6% baja IA” (pág. 48).

Las personas con baja escolaridad, en situación de pobreza, las mujeres cabezas de hogar y que viven en algunas zonas rurales son las que concentran las mayores probabilidades de sufrir IA.

Un elemento importante para tener en consideración es que la calificación de pobreza no necesariamente implica inseguridad alimentaria, siendo que hogares por encima de la línea de pobreza también enfrentan esta situación. “Los hogares en pobreza son los que enfrentan más dificultades para obtener alimentos; sin embargo, cuatro de cada diez con alta inseguridad no cumplían con esta condición” (pág. 265). Esto evidencia un deterioro profundo en las condiciones de vida generales y que, posiblemente, la forma en que se determina la pobreza en realidad no refleja la realidad económica y social del país.

De esta forma, “tres cuartas partes de los hogares del primer quintil (los de menor ingreso) experimentaron IA. Cabe mencionar que estos hogares también son los que más recursos destinan al consumo de alimentos. Mientras que un hogar del primer quintil invierte el 37,7% de sus gastos en este rubro, uno del quinto quintil solo dedica el 16%. […] Destacan cuatro aspectos. Primero, del total de familias en pobreza extrema por ingresos, el 43% experimentó alta IA y el 36% baja IA. Segundo, el 72% de los hogares en pobreza no extrema enfrentó limitaciones asociadas a la falta de dinero u otros recursos para conseguir alimentos suficientes. Tercero, del total de hogares que experimentaron alta IA, cuatro de cada diez no se encontraban en pobreza por ingresos. Finalmente, tres de cada cuatro hogares en pobreza multidimensional tuvieron limitaciones económicas para obtener alimentos suficientes” (pág. 266).

En cuanto al nivel educativo, “la situación más crítica la enfrentan aquellos hogares cuya jefatura no tiene nivel de instrucción o tiene primaria. El hecho de que entre los hogares con educación superior la incidencia sea notablemente menor evidencia que la educación es un factor clave para minimizar la probabilidad de que las personas y los hogares experimenten -en algún grado inseguridad alimentaria” (pág. 266).

La ubicación geográfica también es determinante y esto está ligado a los niveles de desarrollo de las distintas regiones del país. Es así como “las regiones Pacífico Central, Huetar Norte y Chorotega son las que reportan la situación más crítica. En algún momento y en más de la mitad de esos hogares, uno o más miembros padeció hambre o comió menos de lo necesario” (pág. 265).

Finalmente, el hecho de que la cabeza del hogar sea una mujer aumenta las posibilidades de IA, lo cual se puede explicar por los altos niveles de desempleo y pobreza que enfrentan las mujeres, además de la brecha salarial que existe con respecto a los hombres. “También se determina que los hogares urbanos con pobreza multidimensional y jefatura femenina tienen una probabilidad significativamente mayor que un hogar con las mismas características, pero con jefatura masculina. Las brechas también se presentan entre los hogares con jefaturas femeninas. Por ejemplo, un hogar encabezado por una mujer en la zona urbana de la Chorotega tiene una probabilidad que es 10,9 veces mayor de enfrentar limitaciones para obtener alimentos que uno de la misma región, pero de la zona rural” (pág. 267).

La inseguridad alimentaria es uno de los elementos más críticos a los que una persona puede llegar, ya que implica el no acceso a las necesidades elementales para su supervivencia. El panorama expuesto da cuentas de una sociedad marcada por la pobreza, el desempleo y la precarización que afectan a la gran mayoría de las personas. A contramano, el crecimiento económico del país avanza progresivamente. Esta generación de riqueza no les llega a todas las personas y genera enormes desigualdades que quedan patentes en indicadores como el coeficiente de Gini que en Costa Rica es de los más altos en el mundo.

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