• En el escenario electoral estadounidense ha vuelto al centro del debate una temática que, durante las últimas semana, había perdido la centralidad que tuvo a lo largo del año. Sucede que el reciente anuncio de que Donald Trump se encuentra padeciendo el COVID-19 ha vuelto a poner en el centro de la escena el tratamiento negacionista que ha tenido en torno a la pandemia hasta el día de hoy.

Martin Mandeb

Que el presidente norteamericano se haya terminado contagiando de la enfermedad que tan persistentemente se ha dedicado a minimizar tiene tanto de irónico como de lógico.  Es que luego de varios meses de minimizar los efectos de una enfermedad que supera los 200.000 fallecidos en su país, de haber mantenido los rallys electorales a pesar de la necesidad de distanciamiento social, de un denodado esfuerzo por defender criterios anti-científicos (llegando al ridículo de decir públicamente que el consumo de cloro podía tener efectos positivos para el enfrentamiento del virus), era solamente cuestión de tiempo que el demagogo se vea afectado por su propio veneno, y así ha terminado ocurriendo: Todo parece indicar que Trump se contagio de COVID-19 en la ceremonia de nominación a la corte suprema Amy Coney Barrett (que también terminó contagiada), un polémico evento^[1] donde, por responsabilidad del presidente,  no se realizó distanciamiento social, no se utilizaron tapabocas y donde la mayoría de los invitados que permanecieron cerca del lider republicano acabaron contrayendo la enfermedad que conmueve al mundo entero.

Ahora bien, si era previsible que Trump terminará con COVID-19, no tan probable era que le sucediera faltando 30 días para la elección presidencial. Este suceso, una vez más, le complica la campaña -ya de por sí bastante problemática- al bando republicano. Es que, al parecer, el presidente estaría siendo afectado más de lo debido por el coronavirus. Una persona de su edad (74 años), teniendo su sobrepeso, es un paciente factor de riesgo que debe ser atendido muy cuidadosamente. Y una atención cuidadosa para un presidente en un estado de salud delicado puede poner en tela de juicio toda la actuación que se tuvo para enfrentar a la pandemia por parte de la administración actual.

Desde la Casa Blanca intentaron desde el primer momento mostrar un presidente fuerte y que continuaba en funciones a pesar del contagio. Fue así que sacaron fotos y vídeos de Trump “trabajando” y mostrándose decidido para continuar con las tareas que tiene como presidente. Pero rápidamente los medios y las condiciones del presidente lo han terminado desmintiendo. Facilmente se demostró que los mensajes del presidente mostrando una salud estable no eran más que una tapadera^[2], y luego el jefe de Gabinete del gobierno, Mark Meadows ha debido declarar que el viernes el presidente sufrió de una fiebre elevada e incluso necesito fármaco especial para estabilizar su salud^[3].

Como se dijo, un presidente negacionista con salud deteriorada no es una buena forma de sostener el discurso de los últimos 6 meses, y menos aún con una elección crucial a la vuelta de la esquina. Es por ello que sus asesores se dedican a proporcionar informaciones contradictorias, y han salido a indicar que este mismo lunes Trump retornara a sus funciones -y en parte a su campaña, ya incluso salió de su cama en el hospital para saludar a los partidarios republicanos que rodean su hospital^[4]-. ¿Cómo es que puede ser retornar a sus funciones un presidente que, como indican la mayoría de los expertos^[5], está padeciendo gravemente el virus proveniente de China? Los informantes de la Casa Blanca callan o desmienten, pero no explican.

Es evidente las necesidades político-electorales de estos anuncios que hablan de un presidente fuerte y que retorna a funciones, cuando todo indicaría que Trump no estaría en su mejor momento. El negacionismo le ha terminado saliendo caro, y el mostrarse tan débil por el COVID-19 podría ser el elemento que faltaba para terminar de enterrar cualquier sueño de re-elección, como parecen indicar los análisis de las últimas encuestas -que a raíz de los sucesos aquí comentados estarían aumentando la ventaja de John Biden^[6]-. Se verá qué estratagema intentará utilizar el presidente en este caso, aunque las cosas no parecen mejorar para el reaccionario que ahora deberá enfrentar también a su propia fisiología.