- Ante los problemas sociales y económicos provocados por el COVID-19, en varios lugares han realizado saqueos en supermercados y grandes tiendas comerciales.
- Los llamados a este tipo de actividades se han hecho mediante redes sociales, donde incluso se llegan a crear grupos para organizarse.
Por Alejandro Arguedas
“Basta de estar en casa, no tenemos dinero para pagar, tenemos que comer.” Esa y otras frases eran las que gritaban amplios grupos de personas al entrar a los supermercados de Palermo, Italia para llenar sus carritos de productos y negarse a pagar por estos. Esa y otras ciudades del sur de Italia fueron donde iniciaron los saqueos masivos, convocados por usuarios de redes sociales.
A los pocos días, este tipo de actividades empezaron a darse también en otras partes del mundo, sobre todo en ciudades de Latinoamérica como la Ciudad de México; Guayaquil, Ecuador; Pergamino, Argentina; Panamá, donde los saqueos empezaron siendo protestas pacíficas reclamando la falta de alimentos; y Honduras, donde lo que se hizo fue bloquear y saquear un camión que transportaba comida.
“En casa pueden estar los que tienen un salario fijo, si nosotros (los pobres, desempleados, trabajadores informales, etc.) debemos estar encerrados, el Estado nos tiene que llevar la comida y debe pagar los alquileres”. Sin duda alguna, los problemas provocados por el COVID-19 han dejado en evidencia la insustentabilidad sanitaria y ecológica que caracteriza al capitalismo, además de las contradicciones que lo rodean.
De este modo, pueblos de todo el mundo sacaron enormes conclusiones anticapitalistas, como la importancia de los sistemas sanitarios públicos, así como otras conquistas de la clase trabajadora, como el control estatal de la electricidad y las telecomunicaciones, la producción de alcohol o los servicios de correos.
No todas las personas pueden quedarse en casa si quieren seguir subsistiendo y no existe un acceso igualitario a la alimentación, sino una mercantilización de esta en función de aumentar las ganancias privadas. Ahora, ante el clima de los disturbios y saqueos, apareció también la consigna “recuperemos lo que es nuestro”, indicando que ya algunos sectores del proletariado mundial entienden que son ellas y ellos los que mantienen la economía y los que producen la riqueza, la cual por lo tanto, les debería pertenecer por derecho.
Otra de las contradicciones que se ha puesto en evidencia, aunque quizás en menor medida, es el rol del Estado burgués en la sociedad. Como era de esperarse, las olas de saqueos tuvieron como respuesta el apostamiento de brigadas de policías en las entradas de los supermercados y la persecución de las personas que convocaran las acciones.
Ante esto último, un usuario de Facebook mexicano comentó: “a unos metros de mi casa hay un barrio conocido por ser muy peligroso y estar lleno de criminales. Cerca de ahí está el supermercado. Hace poco llevaron muchas patrullas de policía a vigilar el supermercado y sus alrededores, lo cual sería comprensible de no ser por el hecho de que nunca se ha visto semejante cantidad de policías ingresar al barrio peligroso que está casi al lado del supermercado. Esto demuestra para quién trabajan realmente los policías”.
Está claro que estos saqueos, precedidos y en parte provocados por un conjunto de cuestionamientos al sistema son una medida legítima y que suma al descontento y la rebeldía que se expresa por abajo en el ciclo de rebeliones populares alrededor del mundo. Los procesos de lucha que estaban sucediendo antes de la pandemia no se han resuelto y se acumulan como presión que en algún momento va volver a dispararse.
Al igual que la salud, la alimentación es un derecho básico, por el cual los sectores sociales explotados, vulnerabilizados y oprimidos deben seguir luchando. En tiempos de emergencia debemos comprender que la alimentación no debe estar bajo el control usurero y egoísta de las empresas, por el contrario la solidaridad por abajo es fundamental.
Referencias:
https://www.laprensa.com.ni/2020/03/29/internacionales/2656816-reportan-saqueos-en-
