PSOL: el drama de su liquidación en dos actos

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  • Es necesaria una rebelión de las bases para que en la Conferencia Electoral no se apruebe el ingreso al frente electoral de conciliación con la burguesía y se liquide definitivamente la independencia de clase del partido.

Antonio Soler

Traducción del portugués por Luz Licht. El drama de la pérdida de la independencia política de clase del PSOL fue consumado en un primero acto. Este lunes (18), el Directorio Nacional del PSOL aprobó la federación partidaria con la REDE Sustentabilidad con 38 votos favorables y 23 votos en contra. La próxima batalla, ahora es para que la Conferencia Electoral, que tendrá lugar el 30/4, no apruebe el ingreso orgánico a la alianza Lula-Alckmin, lo que sería la consumación irreversible de la pérdida de la independencia política de nuestro partido.

Esa votación significo uno de los momentos más sombríos de la historia del PSOL y una enorme cuestión se plantea. ¿Cómo un partido que nació contra el orden – socialista, democrático y libertario – y para superar al lulismo por la izquierda contribuyendo a que la clase trabajadora y los oprimidos cuenten con una dirección revolucionaria, forma un frente partidario durante, al menos, cuatro años con un partido con un sesgo neoliberal, golpista y reaccionario, como es la REDE?

Ese proceso de decadencia política y finalmente de liquidación de la independencia de clase no fue un rayo en un cielo despejado, sino resultado de un largo proceso iniciado con la fundación del PSOL. Desde su origen aparece como un partido amplio compuesto por fuerzas políticas y militantes independientes de varios orígenes políticos. En su génesis, ante la reforma Previsional del gobierno de Lula en 2003, con la ruptura por izquierda de parlamentarios del PT, hubo una gran confluencia de la izquierda.

Esa composición, por la ruptura del PSTU – por razones que vamos a tratar en otros textos – fue marcada por un inestable equilibrio entre fuerzas revolucionarias, centristas y reformistas. Al momento posterior de su fundación, el ingreso de la antigua APS de Iván Valente hizo que la disputa interna se inclinase para el reformismo, consolidando así una nueva mayoría. En tanto, el PSOL aun bajo una dirección reformista se mantuvo relativamente independiente hasta mediados de 2016. Se ubicó correctamente contra el impeachment de Dilma y el Lava Jato, pero ya venía declinando acentuadamente en ese proceso de la crítica al lulismo.

Con el ingreso de Guilherme Boulos al partido a partir de 2017 – y su candidatura a presidente por el PSOL en 2018 – dimos un salto en calidad en la correlación de fuerzas interna y en la política. La proximidad con el lulismo se amplió, la diferenciación se difuminó marcadamente y la disputa interna en el PSOL se inclinó de forma cualitativa hacia el bloque (neo) reformista, lo que viene trabando la disputa interna para las fuerzas revolucionarias.

Mas de fondo, toda ese movimiento a derecha solo fue posible porque el PSOL, pese a la lucha que dimos con otros sectores en sentido opuesto, nunca se constituyó como una organización de izquierda radical militante. Siempre se ubicó como un partido de carácter socialdemócrata que además de dar más jerarquía a la disputa electoral que a la lucha  directa, siempre separó los dos aspectos de la lucha política. Por otro lado, los organismos de base nunca fueron el centro de la organización del partido, al contrario, los gabinetes y las instancias de dirección fueron los únicos elementos reales de organización y centralización política. Es esa composición político-organizativa la que ha permitido que verdaderos golpes sean dados sin que, hasta ahora, haya habido un levantamiento masivo desde la base.

El PSOL deja de ser un partido en disputa

En el contexto de polarización política y de giro a derecha de la dirección del PSOL contra su propia base ocurrió el 7º Congreso del partido. Ambiente este, construido en los últimos años que permite que, por primera vez en la historia del PSOL, no tengamos una pre-candidatura propia para presidente. Y que la dirección mayoritaria se sienta libre para, en nombre de la construcción de un frente de izquierda, hacer acuerdos con el lulismo para ingresar en el frente electoral amplio (burgués) Lula-Alckmin, a un futuro gobierno y, también, para negociar y aprobar la federación con un partido burgués como la REDE. Todo, evidentemente, sin la menor participación de la base del partido.

El próximo día 30 tendrá lugar la Conferencia Electoral del PSOL que definirá nuestra táctica electoral. En esa discusión se presentarán básicamente dos tesis, la de la candidatura propia y la del ingreso a la alianza Lula-Alckmin. Si no fueran revertidas las posiciones políticas expresadas hasta ahora, el resultado más probable es que la posición del ingreso al frente amplio predomine en la Conferencia. Si eso ocurriera, el PSOL dará un salto en calidad en su proceso de disolución política en el lulismo. Dicho en otras palabras, perderemos totalmente la independencia de clase, será la liquidación definitiva del PSOL consumada en un segundo acto. La pérdida de la independencia de clase no significa una abstracción, sino la demostración de la incapacidad política concreta del partido para cumplir su papel central en esta coyuntura: desplegar tácticas permanentes de exigencia y denuncia, de unidad de acción y frentes para luchar en las calles y para derrotar a Bolsonaro; luchar contra todos los ataques a las condiciones de vida de las masas y llevar la lucha por empleo, salario, educación y vivienda.

La estrategia campista (diluirse en el campo “burgués progresista”) de la dirección del PSOL – con el apoyo de sectores de izquierda -, si no fuera revertida en la Conferencia, consolidará el segundo acto de la liquidación del PSOL como partido independiente. Eso, dicho así, no significa la pérdida de un principio moral abstracto, sino que afectará, de manera indeleble, el papel del PSOL como partido socialista en su programa, perfil y tácticas de lucha. O sea, dejará de cumplir con su papel en la lucha de clases, que es el de presentar salidas alternativas al capitalismo e impulsar la movilización independiente de la clase trabajadora y de los oprimidos.

Y no será solo el PSOL como un todo el que va a perder su identidad como partido y acabar, de hecho, como un trapo de piso del PT, como dicen muchos de nuestros detractores. Las corrientes de izquierda del partido que colaboraron con este proceso y/o permanezcan en su interior, mismo ayudando al partido yendo en un frente con la burguesía y con un posible futuro gobierno Lula-Alckmin y a una federación con la Rede, sufrirán con el proceso de descomposición política, como ocurre con las corrientes petistas invariablemente. O sea, no se es parte de frentes de conciliación de clases (federación con la REDE y la alianza de Lula-Alckmin) sin sufrir consecuencias, sin comprometer el  carácter revolucionario, político-programático de las organizaciones involucradas.

¿El MES, Resistencia e Insurgencia superaron el cinismo liquidacionista?

En la votación del Directorio Nacional sobre la federación con la REDE, el MES voto a favor, colaborando de forma vergonzosa con la liquidación política del PSOL. En relación a la táctica electoral, el MES dice que va a votar por la candidatura propia para la primera vuelta electoral. Infelizmente, con consternación, tenemos que decir que votar por la candidatura propia del PSOL no anula la posición de votar por la federación con la REDE. Esa fue una verdadera traición política, pues, además de la federación y eliminar la independencia política del PSOL, esa votación fortalece de forma significativa al campo mayoritario para que este pueda en la Conferencia Electoral aprobar el ingreso en la fórmula Lula-Alckmin.

El MES intenta justificar esa política con el argumento de que el PSOL necesita de esa federación para pasar la Cláusula de Barrera y, también, que la REDE es un partido pequeño-burgués en disputa. Los dos argumentos son totalmente falsos: el PSOL puede muy bien pasar la Cláusula de Barrera sin la REDE, por un lado, este es un partido burgués neoliberal – un “eco capitalismo” como ya fue dicho . Por otro, en verdad, lo que está por detrás de la política del MES es la perspectiva de crecimiento electoral totalmente por fuera de los límites de la independencia de clase y de la lucha directa.

Los compañeros de Resistencia* y de Insurgencia – dos corrientes que se definen como trotskistas/marxistas revolucionarias – votaron contra la federación con la REDE, pero no asumieron ningún compromiso concreto en relación a la táctica electoral, o sea, que si mantendrán una posición independiente o si van a votar con la mayoría. El argumento de esos compañeros es que la prioridad de la actual coyuntura es derrotar a Bolsonaro, por eso, es necesario hacer un frente con Lula, independientemente de quién sea el vice. Y que una cosa es estar en la alianza, otra es participar del gobierno, que la fórmula Lula-Alckmin sería obrero-burguesa y un futuro gobierno Lula sería burgués-obrero… O sea, todo un malabarismo argumentativo que suena a falsificación.

De hecho, derrotar a Bolsonaro es la prioridad, pero eso no se hace entrando a una alianza electoral de clases y, mucho menos, en un gobierno de conciliación. Tanto la alianza como un posible gobierno Lula-Alckmin constituyen un frente de conciliación de clases, ser parte de ese frente o de un futuro gobierno proveniente de este significa la colaboración directa con la burguesía. La única forma viable de derrotar a Bolsonaro es la movilización directa contra él, su gobierno y su política.

Esos compañeros, que son parte de la tradición revolucionaria, deberían saber que no hay otra salida por fuera de la lucha de clases – parece que se olvidaron del ABC del marxismo. Otra cosa totalmente diferente es la cuestión del voto. Si Bolsonaro sube en las encuestas y empata con Lula, no se puede descartar en un escenario como ese el llamar al voto crítico a Lula, mismo en la primera vuelta para derrotar al neofascista. Otra cosa totalmente diferente, es que liquidar la política (programa, tácticas y figuras públicas) de la izquierda independiente es entrar al frente electoral de conciliación de clases. Exactamente lo que están ensayando los compañeros de Resistencia y de Insurgencia.

Volviendo al tema de la votación en el Directorio y en la Conferencia Electoral, la cuestión que resta es que la posición de los compañeros de esas organizaciones no pasa del mero tacticismo, del mero cinismo político para eludir a la base. Resistencia e Insurgencia votan contra la federación con la REDE porque la mayoría no precisaba de sus votos para aprobarla, manteniendo así cierta apariencia de izquierda. En relación al frente Lula-Alckmin, Resistencia e Insurgencia tienden a votar a favor de ingresar en la alianza Lula-Alckmin, porque el MES votará en contra, garantizando, así, los votos necesarios para pasar el segundo golpe mortal a la independencia política del PSOL. O sea, ¿todo esto no pasaría de un juego escénico montado para que la liquidación en dos actos ocurra sin que los dirigentes de esas corrientes se desgasten tanto frente a sus bases? Infelizmente es lo que parece estar configurándose.

Nosotros, Socialismo o Barbarie, de la misma forma en que dimos una importante batalla contra la federación con la REDE, junto a las demás corrientes políticas de la izquierda, en esta y en la próxima semana, daremos una batalla definitiva contra el ingreso del PSOL en la alianza Lula-Alckmin. Para eso, estamos organizando acciones y participaremos de todas las iniciativas de lucha contra este golpe. Esta es la última chance de revertir el drama de la liquidación política de nuestro partido, si vencemos en esta batalla tendremos condiciones políticas de revertir la federación con la REDE en instancias superiores del partido, como una Conferencia de Base o un Congreso extraordinario, por ejemplo. No podemos dejar que los 61 miembros del Directorio Nacional voten por los más de 200 mil afiliados y millares de militantes de base del partido. Este es un momento definitivo que requiere todo el esfuerzo de las corrientes políticas y del conjunto de la militancia socialista revolucionaria del PSOL. ¡Es preciso que toda la base se rebele y revierta la liquidación política del partido!

* Luego de la publicación de esta nota se hizo público el posicionamiento de Resistencia a través del editorial «Eleger Lula para derrotar Bolsonaro, a pesar de Alckmin» (Elegir a Lula para derrotar a Bolsonaro, a pesar de Alckmin), donde afirman que “como no es posible, por restricciones y riesgos jurídico-legales, hacer la campaña por el voto a Lula por fuera de la coalición formal, el partido está obligado a entrar en ella, a pesar de la discordancia pública (que debe seguir siendo pautada) con la alianza del PT con Alckmin y otros dirigentes y partidos ligados a la clase dominante.”

No hay ninguna obligación legal para entrar en un frente amplio de conciliación de clases con la gran burguesía, ese argumento no es solo falaz, es una mentira descarada para justificar la capitulación al lulismo. Ese posicionamiento no pasa de la consumación de la rendición política y de una ruptura total de esa corriente, que fue parte del marxismo revolucionario – a pesar de todas las diferencias que tengamos con ella -, con la independencia de clases, con la apuesta a la lucha directa de la clase para resolver sus problemas. O sea, es una ruptura de la Resistencia con el propio marxismo revolucionario. Además de eso, este hecho extremadamente lamentable acaba por jugar el rol de una estocada final a la independencia política del PSOL y tendrá una repercusión en el realineamiento del marxismo revolucionario en Brasil. Temas estos que vamos a profundizar en las próximas ediciones de Esquerda Web.

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