• El jugador de Boca fue denunciado por su esposa, Magali Aravena, luego de que la arrastrara con su auto el jueves pasado.

Marilina Flores

Desde el jueves de la semana pasada circuló por todos los medios de comunicación y redes sociales la noticia de la denuncia por «Lesiones en contexto de violencia de género» contra Eduardo «Toto» Salvio. El jugador del club Boca Juniors fue denunciado por su esposa, Magali Aravena, luego de que la arrastrara con su auto durante la madrugada de ese día.

La cobertura minuto a minuto de los medios de comunicación junto con la reproducción del vídeo de la  secuencia del hecho instalo un debate acerca de si se trataba de un hecho de violencia de género o no. El abogado de Salvio, Mariano Cúneo Libarona, aprovechó este tipo de cobertura para poner el acento en que se trató de un ataque por parte de la mujer. En el video del hecho se observa que Magali se encontraba frente a Salvio cuando éste avanzó con el auto hacia ella arrastrándola varios metros. Inmediatamente después, el jugador huyo en contramarcha sin asistirla. La víctima sufrió un traumatismo leve que fue certificado por el SAME.

El tratamiento de los medios

La cobertura de los medios de comunicación tuvo un tono completamente inapropiado. Lo grave es que también se hizo uso de publicaciones en redes o chats privados por parte de periodistas que sostenían que la declaración de la mujer se contradice con el vídeo. Hubo periodistas partidarios de Boca informando que fue Magalí quien se acercó a la casa del futbolista en el medio de la noche para atacarlo. Un intento de poner a Salvio como la víctima porque su esposa, o ex esposa, lo fue a buscar después de ver una publicación en Instagram.

Muchos medios y comunicadores muestran que a pesar de los años de lucha del movimiento de mujeres, del Ni Una Menos, informan con una perspectiva machista que minimiza los actos de violencia. Todavía tenemos que ver cómo buscan poner en duda las denuncias de las mujeres para justificar a los violentos.

El club

Incluso las medidas tomadas por el club Boca Juniors parecen más para cuidar la imagen del club que para actuar seriamente contra la violencia hacia las mujeres. El protocolo presentado por Boca el año pasado se muestra insuficiente al indicar que para poder aplicar cualquier tipo de sanción es necesario que la víctima realice una denuncia institucional.

En realidad, hubo varios casos con denuncias y la información confirmada por los medios de comunicación sin que los jugadores señalados hayan sufrido sanción alguna. El club está a la espera de que la justicia notifique o resuelva alguna medida contra «Toto» Salvio y solo atinó a pedirle que no se presentase a entrenar el mismo día del hecho para no atraer la atención de los medios. Al otro día, el viernes, entrenó en el mismo horario que sus compañeros, incluso luego de que el director técnico, Sebastián Bataglia, declarase que no lo citaría para el partido del domingo porque el jugador no tendría la cabeza en el partido del fin de semana.

Estos hechos muestran el desinterés del club en comprometerse a dejar de apañar a los violentos luego de que en los últimos años varios de sus jugadores se han tenido denuncias por violencia de género. Como la denuncia por violencia de Daniela Cortés, ex pareja de Sebastián Villa, que avanza lentamente en la justicia. O la denuncia por abuso sexual con acceso carnal contra Cristian Pavón.

Basta de amparar la violencia

A pesar de los dinosaurios que vociferan contra los derechos de las mujeres y comunidad LGTTBI, están los avances conseguidos por  el movimiento de mujeres. Después de años de lucha, seguimos peleando para que se crea a las mujeres que deciden denunciar. Las, les, los hinchxs, junto con el movimiento de mujeres y diversidad, tenemos que seguir exigiendo sanciones y políticas reales a la justicia y demás instituciones, como los clubes de fútbol que dicen estar comprometidos en la pelea contra la violencia de género. Es necesario que dejen de cuidar a los violentos y machistas con el objetivo de que su inversión rinda al máximo en el campo de juego para seguir obteniendo ganancias millonarias.