Musk abre la puerta para que Trump y los conspiranoicos vuelvan a Twitter

La supuesta "neutralidad" que ahora Musk dice que va a imprimirle a Twitter tendrá efectos concretos: beneficiará a todo el universo de trumpistas y alt-right que desparraman contenido tóxico y noticias falsas.

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Las repercusiones políticas de la compra de Twitter por parte de Elon Musk no se detienen. Ahora, el empresario sugirió lo que muchos pensaron inmediatamente cuando se supo la noticia: ¿estaremos ante el regreso de Donald Trump a Twitter?

La cuestión puede parecer trivial, pero no lo es en absoluto para la política estadounidense. La red social de los 280 caracteres fue un factor central en el meteórico ascenso de Trump a la presidencia, así como también durante su mandato. La compra de Twitter por parte de Elon Musk generó un revuelo político en el país norteamericano.

Supuestamente embanderado detrás de la libertad de expresión, Musk coqueteó con Trump diciendo que la red social creada por el ex Presidente (Truth Social, nombre que Musk calificó de «terrible») existe sólo y únicamente porque Twitter «censura la libre expresión», en referencia a la medida que la red social le aplicó a la cuenta de Trump luego de los hechos del 6 de enero del año pasado en el Capitolio.

Con ello, no muy veladamente, Musk sugiere que la cuenta de Trump volverá a estar activa cuando finalmente él tome las riendas de Twitter. Pero el ex mandatario estadounidense no es el único «baneado». Otros asesores, influencers y twiteros «trumpistas» también fueron vetados de Twitter por difundir fake news, teorías conspirativas delirantes y mensajes de odio. ¿El «absolutismo de la libertad de expresión» que dice defender Musk, también los alcanzará a ellos? Todo indica que esa es la intención.

Falsa neutralidad

En otro de los numerosos tweets en los que Musk se despacha sobre sus ideas de cómo debería ser la red social que acaba de comprar, el empresario aseguró que Twitter «debe ser neutral políticamente».

Además de que la neutralidad no existe en política, mucho menos se la puede esperar del hombre más rico del planeta, que tiene intereses económicos y políticos muy claros. En referencia a las acusaciones que relacionaban las enormes reservas de litio de Bolivia con el golpe de Estado en curso que había en ese país, Musk llegó a decir provocadoramente que «vamos a hacer todos los golpes de Estado que querramos».

 

Sin ir más lejos, la supuesta neutralidad que ahora Musk dice que va a imprimirle a Twitter tendrá efectos concretos: beneficiará a todo el universo de trumpistas, fascistas y alt-right que desparraman contenido tóxico, noticias falsas y teorías conspirativas, estilo Qanon.

Todo esto por no hablar de la ridícula pretensión del propio Musk de convertirse en algo así como el guardián de la libertad de expresión en internet. Si la libertad de expresión es un derecho, entonces no puede quedar en manos de la discrecionalidad de un multimillonario, como es obvio.

Algoritmos capitalistas

Pero el grueso del debate acerca de las redes y la política no pasa en primer lugar por la censura. Al fin y al cabo, el bloqueo a Trump no deja de ser un caso excepcional, apoyado en la desbandada reaccionaria del intento de asalto al capitolio. Una acción golpista que no tuvo apoyo de la burguesía yanqui y que significó un intento desesperado en medio de la derrota de un gobierno que ya había sido duramente golpeado por la rebelión popular antirracista de 2020.

Sucede que existe otra dimensión del problema en relación a la política y las redes sociales de la que Musk no habla. Se trata de un aspecto mucho más profundo por ser «invisible» e infinitamente más sutil que la censura. Es el problema de la programación de los algoritmos, que no son para nada «neutrales».

Como hemos visto en otras ocasiones, existen ya sobrados estudios que muestran cómo los algoritmos de las redes sociales «prefieren» el contenido político amarillista, los discursos de odio, y lisa y llanamente las noticias falsas que promueve la derecha para alimentar los prejuicios más atrasados de la sociedad: contra los pobres, las mujeres, las «minorías», etc.

Esto es lo que está en primer lugar detrás de la falsa neutralidad de las redes sociales, y no la «censura». Plataformas como Facebook, YouTube y el propio Twitter programan sus algoritmos de manera que benefician este tipo de contenidos.

No sólo porque se trata de mega-empresas capitalistas que tienen intereses políticos (es obvio que no pretenderán nunca beneficiar a la izquierda), sino también económicos. Precisamente ese diseño de los algoritmos pretende generar la mayor cantidad de reacciones en los usuarios, maximizando el tiempo de uso en las redes, las impresiones de publicidad y, finalmente, las ganancias millonarias de las empresas.

Por lo tanto, está claro que de la mano de Elon Musk no se viene un Twitter «libre» ni muchísimo menos «neutral». Primero porque como empresa capitalista seguirá alimentando los algoritmos tendenciosos para seguir alimentando sus enormes ganancias. Y segundo, pero no menos importantes, porque si hay alguien que tiene intereses políticos bien marcados, es el hombre más rico del mundo.

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