• La Organización Internacional del Trabajo dijo en un informe que gracias a la pandemia “se han arruinado cinco años de progresos hacia la erradicación de los trabajadores pobres”.

Virginia Bertoldi

Un informe de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) indica que tras la llegada de la pandemia de covid-19 más de 100 millones de trabajadores cayeron en la pobreza.

En 2019 el mundo ya estaba entrando en una recesión, con la emergencia sanitaria no hizo más que profundizarse. Dentro de una proyección que se hacía a 5 años en 2019, la OIT estimó que para 2020 el crecimiento del empleo fuera de 30 millones de puestos, pero hubo un déficit de 144 millones. Para este año, ya se indica un déficit de 75 millones y para 2022 se estima una cifra de 23 millones.

Las áreas más afectadas son por un lado América Latina y el Caribe, y por el otro Europa y Asia Central. Se calcula que se perdieron 8% de horas de trabajo en el primer trimestre y 6% en el segundo de 2021. Estos números casi duplican los porcentajes a nivel mundial que fueron pérdidas del 4,8% en el primer trimestre y 4,4% en el segundo.

Estos números contabilizan a millones y millones de personas que ven cómo día a día sus sueldos pierden valor adquisitivo mientras se exponen al virus en los lugares de trabajo. El informe dice que “comparado con 2019, se estima que otros 108 millones de trabajadores son ahora extremada o moderadamente pobres, lo que significa que ellos y los miembros de sus familias tienen que vivir con menos de 3,20 dólares al día en términos de paridad de poder adquisitivo”, y continúa “hemos perdido cinco años de avances hacia la erradicación de la pobreza laboral, ya que esta ha alcanzado tasas equivalentes a las de 2015”.

Desde la OIT esperan que a partir del segundo semestre de 2021 se inicie una recuperación de la economía mundial, pero que será desigual debido a las mismas condiciones estructurales de la economía mundial. Los países del primer mundo lo harán más rápido que los países dependientes. Es decir que dicha recuperación será limitada si no se acuerdan medidas en la distribución de las vacunas y no se brindan ayudas económicas para los trabajadores.

El director general de la OIT, Guy Ryder, dijo que «sin un esfuerzo deliberado para acelerar la creación de empleos decentes y apoyar a los miembros más vulnerables de las sociedades y la reactivación de los sectores económicos más afectados, los efectos de la pandemia podrían sufrirse durante años bajo la forma de pérdida de potencial humano y económico y mayor pobreza y desigualdad».

La situación de las condiciones laborales tampoco es de las mejores. Al haberse destruido tantos puestos de trabajo, el índice de desempleo puede crecer aún más debido a que aparecen nuevas camadas de jóvenes en edad de trabajar.

En materia de género, las mujeres han sido las que sufrieron más pérdidas de empleo a la vez que aumentó el tiempo de trabajo doméstico. Al respecto, la OIT explica que “(…) el empleo femenino se redujo en un 5 por ciento en 2020, frente a un 3,9 por ciento en el caso de los hombres. Además, el 90 por ciento de las mujeres que perdieron su empleo en 2020 abandonaron la fuerza de trabajo, lo que lleva a suponer que su vida laboral va a verse interrumpida durante un periodo prolongado, a menos que se adopten medidas adecuadas”. Esto significa un retroceso importante dentro de la pelea por eliminar la brecha salarial entre varones y mujeres, y que incluso ha reforzado los roles de género tradicionales. Las mujeres suelen trabajar como cuidadoras, se hacen cargo de las ollas populares y son docentes, y se enfrentan a situaciones con elevados riesgos para la salud y con malas condiciones de trabajo.