Los países ricos ponen dosis de refuerzo, los países pobres no tienen vacunas

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  • Sólo el 1,1% de la población de los países de bajos de ingresos está vacunada. Mientras tanto, las corporaciones farmacéuticas hacen lobby para seguir vendiéndoles más vacunas a los países ricos. La desigualdad se profundiza.

Redacción

El avance de la vacunación en los países ricos no ha producido que se liberen más vacunas para los países con menos recursos, sino todo lo contrario. La desigualdad de acceso a las vacunas se ha profundizado.

Sucede que mientras gran parte de los países pobres no tienen vacunas o su porcentaje de población inmunizada sigue siendo muy bajo, los países ricos ya están comenzando a poner dosis de refuerzo. Por lo que la brecha sigue aumentando.

Las corporaciones farmacéuticas productoras de vacunas han hecho lobby sobre la necesidad de dar una tercera dosis de la vacuna. Funcionarios del Departamento de Salud y Derechos Humanos de EE.UU. se han visto obligados a advertir que la determinación sobre la necesidad de un refuerzo extra de vacunación debe estar sustentada en evidencia científica, y no en declaraciones públicas de los fabricantes, que buscan aumentar sus ventas.

De hecho, la OMS pidió el miércoles que se suspendan de inmediato todas las aplicaciones de refuerzo para que las vacunas sean destinadas a aquellos países cuya población sigue en alto riesgo por la pandemia.

Mientras en Europa y Norteamérica más de la mitad de la población ya ha sido vacunada, en África el porcentaje de inmunización es de sólo el 2%, según datos de la propia OMS. El sitio web Our World in Data muestra que, en los países considerados de «bajos ingresos», el porcentaje de población vacunada es de sólo el 1,1%.

La «racionalidad del mercado» profundiza esta desigualdad. Mientras el fondo global COVAX paga un promedio de $5,20 dólares por dosis, Estados Unidos le compra vacunas a Pfizer por $19,50 dólares por dosis. Para los laboratorios es más rentable vender dosis de refuerzo a un país rico que primeras dosis a un país pobre.

La propia compañía Pfizer es una de las principales impulsoras de la necesidad de aplicar una tercera dosis de su vacuna. Publicó un estudio donde mostraría que, con el correr de los meses, su efectividad disminuiría paulatinamente. Se trata de un estudio interno de la empresa, que no ha sido publicado en una revista científica ni evaluado por sus pares. También la empresa Moderna ha hablado sobre la necesidad de una tercera dosis.

Según datos de la compañía, la vacuna de Pfizer generó ganancias por 7.800 millones de dólares sólo en los últimos tres meses, y estiman que las ganancias totales para este año podrían superar los 30.000 millones.

No casualmente, son los propios laboratorios los que insisten en que son necesarias más vacunas. Muchos expertos aseguran que es muy apresurado concluir que serán necesarias dosis de refuerzo. No es que haya que descartarlo de antemano, pero hacen falta mayores estudios y ver cómo evoluciona la protección que otorga cada vacuna con el tiempo.

Desigualdad y nuevas cepas

Es verdad que uno de las mayores preocupaciones sobre la que se apoya la idea de aplicar dosis de refuerzo son las nuevas cepas del virus. En particular, la variante Delta ha producido importantes rebrotes incluso en países con altos índices de vacunación.

Pero es precisamente la desigualdad en el reparto de vacunas la que da lugar a la aparición de nuevas cepas. En la medida en que la vacunación no es equitativa, el virus tiene terreno libre en los países con poca población inmunizada para seguir expandiéndose y mutando hacia versiones potencialmente más peligrosas.

Se trata de un circulo vicioso al que conduce la propia lógica capitalista. La desigualdad en la vacunación abre la posibilidad de nuevas cepas, que encienden las alarmas en los países con mayores recursos reforzando su vacunación, lo que a su vez aumenta aun más la brecha con los países con escasez de vacunas. A su vez, estos últimos son los que más sufren las consecuencias de las nuevas cepas del virus en términos de muertes y contagios.

Mientras tanto, en los países ricos las vacunas sobran, e incluso a riesgo de vencer. Robert Ator, funcionario de Arkansas (EE.UU.) encargado de la distribución de las vacunas en ese Estado sostuvo que la situación «es casi ridícula. Arkansas está rebalsando de vacunas». A confesión de parte, relevo de pruebas.

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