La prisión de Queiroz acorrala al bolsonarismo

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  • El cerco al ala miliciana del bolsonarismo – sumado a otros frentes de investigación-, de llevarse hasta el final, debilita de forma significativa al bloque de poder reaccionario que está al frente del gobierno central.

Por Antonio Soler

Será la unidad de todos los movimientos en la lucha en las calles por el Fuera Bolsonaro y Mourão lo que va definitivamente a derrotar al gobierno.

Dado el tremendo dinamismo de la realidad política nacional, Fabrício Queiroz, que estaba desaparecido hace más de un año, este jueves (18/16) fue detenido por la Policía Civil de Río de Janeiro en la casa do su abogado, Frederick Wassef[1],  en la ciudad de Atibaia (SP).

Queiroz (policía militar retirado), es amigo de Bolsonaro desde 1984, fue además jefe de gabinete de Flavio Bolsonaro (electo diputado federal en 2018) cuando este aun era diputado estadual en la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro (ALERJ).

La importancia de esa prisión se da en el cuadro de las íntimas relaciones entre Bolsonaro, sus hijos y sus sostenedores como las figuras prominentes de las milicias fluminenses. Queiroz es uno de los puentes fundamentales entre los Bolsonaro y el crimen organizado que actúa en el estado de Río y que tiene influencia nacional, inclusive al interior de las corporaciones policiales de varios estados. Así, puede ser el elemento que faltaba para acabar de acorralar en un marco investigativo al presidente y todo el esquema criminal que lo hizo llegar al poder en 2019. [2]

Según las investigaciones de la Procuraduría de Río, Queiroz fue responsable para operar el esquema de “rachadinha” (“desvío de fondos”) – esquema usual en el cual los asesores parlamentarios devuelven compulsivamente parte de los salarios y usarlos en esquemas de financiamiento ilegal de las campañas electorales, enriquecimiento ilícito y otros crímenes – durante el mandato del hijo del presidente. En este caso, la investigación va en el sentido de que ese valor recavado ilegalmente ha sido embolsado por Flávio a través de ingresos fraudulentos obtenidos a través de transacciones inmobiliarias y de un local de chocolates que habría facturado algo en torno a 2,3 millones de reales.

Además de ese frente de investigación que cerca a Bolsonaro – ya que no trata solo “rachadinhas” y enriquecimiento ilícito, sino principalmente de íntimas relaciones con el crimen organizado -, hay más. Lo que también surge a la luz es el esquema de fakenews operado directamente por su hijo, Carlos Bolsonaro (Concejal de la ciudad de Río de Janeiro), al interior del gobierno, que es apoyado por parlamentarios y financiado por empresarios aliados y, también, la investigación a cerca de los grupos de neofascistas que tiene el apoyo de este mismo bloquede poder protofascista.

En una primer reacción, Flávio dijo por twitter que esa detención no era “más show que fue montado como parte del juego para atacar a Bolsonaro”. Los militares del gobierno quieren que Bolsonaro deje la defensa a los abogados de Queiroz, pero el neofascista por la mañana dijo a sus aliados que la operación se monta para crear un “clima político con el objetivo de sacarlo del cargo”. Más tarde, en un “live”, afirmó que “parecía que estaban aprendiendo al mayor bandido de la faz de la Tierra”, “no estaba prófugo y no había ninguna orden de prisión contra él” y “lo dejo bien claro, no soy abogado de Queiroz y no estoy involucrado en este proceso”.

Pero lo está, es imposible de disfrazar la relación del bolsonarismo con la milicia y con los esquemas criminales y jurídico-políticos que usurparon el derecho de las masas de elegir democráticamente al gobierno en 2018. El conjunto de maniobras reaccionarias que contaron con el apoyo de la amplia mayoría de la clase dominante y que terminó por gestar un bloque de poder para atacar los derechos de los trabajadores y que apunta, también, a clausurar el régimen democrático para atacar los derechos de lucha y organización de los trabajadores y de los oprimidos.

Bolsonaro se está debilitando, pero para defender su proyecto de poder, sus aliados y su propia base, no cederán en su escalada reaccionaria contra los derechos democráticos. Con el avance de la catástrofe sanitaria y económica que se aproxima, Bolsonaro pondrá a jugar a sus hordas neofascistas contra el movimiento de masas, y los explotados y oprimidos. Por esa razón, no hay espacio para el inmovilismo o quietismo (abandonar el terreno de la lucha directa) lulista que no apuesta a la movilización para derrotar a Bolsonaro y a ese bloque de poder autogolpista.

Las manifestaciones en las calles contra Bolsonaro convocadas por las torcidas antifascistas en San Paulo y otras ciudades, la división de la clase dominante y la caída de la popularidad del gobierno abrirán una nueva coyuntura que impulse las luchas hacia las calles nuevamente.

Debemos aprovechar este momento para expulsar a Bolsonaro del poder. Para eso, es hora de construir la unidad con todos los movimientos para derrotar al proyecto neofascista, negacionista y racista de Bolsonaro. Las calles definen los rumbos de la lucha política y ellas le pertenecen a los explotados y oprimidos!

Unidad en las calles para derrotar al reaccionarismo!

Fuera Bolsonaro y Mourão!

Elecciones Generales YA!

Traducido del portugués por Luz Licht


[1] Fabrício Queiroz estaba escondido en una casa del abogado Frederick Wassef, el mismo que el de Jair Bolsonaro y de Flávio Bolsonaro.

[2] Como jefe del gabinete de Bolsonaro, Queiroz fue también responsable de la contratación de familiares de Adriano da Nóbrega – considerado el jefe de una de las facciones más peligrosas de la milicia fluminense que puede tener relación con la muerte de Marielle Franco y otros crímenes – fue muerto en un operativo hecho por la PM (Policía Militar) de Bahía por una supuesta operación de quema de archivos sobre las relaciones de Bolsonaro y su familia con el crimen organizado. Además de eso, según la denuncia del empresario Paulo Marinho, ex-aliado de Bolsonaro y de su familia, Flavio, cuando se dijo que estaba garantizado un abogado para tratar el caso Queiroz, el confeso que en noviembre de 2018 un delegado de la PF que era simpatizante de Bolsonaro le habría dicho que el esquema de las “rachadinhas” en la ALERJ seria desbaratado antes del segundo turno de las elecciones presidenciales – octubre de 2018 – pero como involucraba a Flavio fue pateado para noviembre para no entorpecer la elección de Bolsonaro.

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