Israel: Tras las segundas elecciones parlamentarias del año nadie logra hasta ahora formar gobierno

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Por Roberto Ramirez

Dos elecciones consecutivas en el Estado de Israel, de abril y septiembre de este año, han fracasado: no arrojan una mayoría clara y nadie puede formar nuevo gobierno.

El martes 17 de septiembre se efectuaron en Israel las segundas elecciones parlamentarias en lo que va del año.

Como se recordará, las anteriores, realizadas meses atrás, en abril de este año, no arrojaron resultados que permitiesen reunir en el parlamento la mayoría necesaria para votar un nuevo gobierno.

Por ese motivo se convocaron estas elecciones de septiembre. Pero también fracasaron. Vemos esto más de cerca:

No hay mayorías, sino un rejunte de minorías

Expliquemos un poco: El parlamento(Knesset) tiene 250 bancas. Hace falta, entonces, reunir como mínimo125+1 bancas para tener esa tan deseada mayoría.

Pero la lista más votada en estas elecciones de septiembre, la “Azul y Blanco”(colores de la bandera de Israel), presidida por el militar retirado Benny Gantz, alcanzó apenas los 33 escaños(con1.148.700 votos).

La lista siguiente en votos fue la del “Likud” de Benjamín Netanyahu. A pesar de su amplio desprestigio debido especialmente a su descarada corrupción, Netanyahu consiguió 31 bancas (con 1.111.535 votos). Es que las múltiples revelaciones y denuncias como coimero y corrupto se ven compensadas por el apoyo que goza entre los sectores más racistas y antiárabes de la población sionista.

Luego, vino una sorpresa; el tercer puesto fue para una coalición de cuatro agrupaciones árabes, la “Lista Conjunta – Ayman Odeh”, logró13 escaños (con 470.611 votos).

El resto de las bancas se repartió entre otras seis agrupaciones que obtuvieron de 9 a 5 diputados cada una.

Fuera del reparto quedaron otros 20 partidos y candidaturas que no llegaron al mínimo.

Pero más importante a señalar es que ninguna de las listas y coaliciones logró la mayoría imprescindible de 126 bancas, ni de lejos.

Más bien, los resultados agravaron la gran dispersión que ya se había manifestado en la votación anterior, de abril pasado. Además, para lamento de las listas sionistas, en esta segunda oportunidad hubo una lista árabe unitaria que, como ya subrayamos, logró 13 bancas con casi medio millón de votos.

Para entender la importancia de esto, hay que subrayar que la inmensa mayoría de los árabes que viven en el actual territorio de Israel y las zonas ocupadas de Cisjordania, no tienen ni ciudadanía ni derecho al voto.

Entonces, aunque la dirigencia de la “Lista Conjunta” árabe no sea precisamente revolucionaria, el casi medio millón de votos obtenidos más las 13 bancas tienen un peso político indiscutible.

Un impasse aún sin solución

El resultado de esta segunda votación amenaza llevar a una situación de indeterminación política como sucedió en la primera elección de abril. Nadie tiene mayoría propia y es difícil contrarrestar las divisiones.

Si finalmente no se logra una mayoría, esto concretamente podría implicar la continuidad de Netanyahu hasta que se realice una tercera elección general (de la que no hay garantías que aporte una mayoría).

Frente a esta situación, la Lista Conjunta Árabe “AymanOdeh” ofreció votar críticamente por Benny Gantz y su lista “Azul y Blanco”, con el argumento de que lo más importante era impedir que Netanyahu siguiese en el poder, dando manija al racismo antipalestino.

Esta posición de AymanOdeh, al parecer, generó sus debates y objeciones entre el activismo palestino. Es verdad que Gantz hizo una campaña muy cuidadosa en cuanto a no atacar a los árabes, mostrándose como un pacifista y conciliador fervoroso, mientras Netanyahu “daba manija” a su habitual fobia racista antiárabe.

Pero ambas actitudes opuestas por el vérticetienen, sin embargo, el mismo objetivo electoralista: ganar votos. Gantz, el voto de los palestinos y también el de los sectores israelíes “progres” hartos de enfrentamientos racistas. Netanyahu, en cambio, apuntaba a retener y ampliar su base tradicional, racista y enferma de arabofobia.

Además, el general Gantz es un militar. Es decir, no logró su rango y medallas haciendo buenas obras para los palestinos, sino interviniendo en guerras y represiones sangrientas desde la Franja de Gaza hasta las fronteras con Líbano.

Por supuesto, si Gantz quería ganar la elección, no podía presentarse como otra bestia peluda estilo Netanyahu… Y tuvo un éxito indudable de votos… Lo sobrepasó, aunque no llegase a liquidarlo del todo…

Gantz muestra la hilacha

Sin embargo, el “pacifista” y “progresista”Gantzmostró de inmediato la hilacha. Con las bancas propias logradas, aunque marca un gran éxito, no llega a conquistar el gobierno. Los palestinos le aportarían 13 bancas más. Eso por sí sólo no alcanza, pero podría abrirse una brecha por donde entrase más apoyo.

Pero,durante unos días Gantzrecorrió el camino opuesto: el de gestionar el voto de sectores de legisladores que implicaban una alianza con sectores afines alarchi-corruptoNetanyahu… aunque sin su presencia directa en el próximo gobierno. Se trata del Likud (partido de Netanyahu) más dos partidos religiosos ultraortodoxos y el nacionalista-religioso Yamina. Finalmente esto también fracasó. Y la formación de un gobierno quedó “en el aire”. Además, esa propuesta también implicaba para el general Gantz incumplir otra promesa de campaña: la de gobernar encabezando “una amplia coalición laica”.

Pero el calendario jurídico y político aprieta cada vez más. El 2 de octubre próximo, los abogados de Netanyahu tienen una cita con el Fiscal General. Van a pedirle que desmonte los casos de corrupción que pesan contra el primer ministro… Y no sólo para evitar un juicio…

Es que al otro día, debería inaugurarse la nueva legislatura, con los diputados votados en septiembre. Netanyahu podría entonces presentarse “blanqueado”. ¿O esto serámateria de un nuevo escándalo?

En cuanto a los sectores israelíes que desearían poner fin a esta situación de vivir al borde de una guerra eterna, van a salir igualmente defraudados.

Los únicos beneficiados serán los que en Israel (y fuera de él) les conviene seguir adelante con un Estado racista que vive de guerra en guerra, y de matanza en matanza.

Esta situación se ha beneficiado regionalmente de la derrota de la Primavera Árabe y de los diferentes procesos de rebeliones que en su momento tuvieron lugar en esa amplia región. Sin embargo, eso no le garantiza a la colonización sionista absoluta “tranquilidad”. Es que la represión salvaje tarde o temprano genera respuestas.

Mientras tanto, en ese marco de atroz dominación colonial sobre gran parte de los habitantes de la región, pueden hacerse muchas “elecciones”. Pero en esa situación, hablar de “democracia” es una mentira ridícula.

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