Honduras: La clase trabajadora en medio de la pandemia

0
14

 

  • Con índices de pobreza del 66% y pobreza extrema de 17.2% y una enorme economía informal, es casi imposible que las y los trabajadores y sectores populares puedan aguantar el confinamiento por más rosa que se quiera pintar el “quédate en casa”.

Por Socialismo o Barbarie Honduras

Confinamiento obligatorio

Han pasado seis semanas desde del primer caso de Covid-19 registrado en el país. Una semana después se decretaba el confinamiento obligatorio sin ningún criterio lógico, más que la comprensión que si es acertada: el sistema de salud del país es incapaz de hacer frente a la pandemia. Países con mejores sistemas de salud, un nivel de vida mucho más alto, y con mayor cantidad de recursos se han visto desbordados por la propagación del virus y las innumerables muertes. ¿Cómo podría Honduras hacer frente a un contagio masivo si los hospitales ya están colapsados desde hace más de diez años? Con 9.5 camas por cada diez mil habitantes no es capaz de tratar los problemas de salud del pueblo en sus condiciones normales, mucho menos en épocas de pandemia.

Algo era claro, de no evitar la propagación sería una “catástrofe” y eso llevo al gobierno a tomar medidas sin ningún criterio y comprensión de la situación de la realidad de los trabajadores y el pueblo. Con índices de pobreza del 66% y pobreza extrema de 17.2% y una enorme economía informal que genera alrededor del 58% de los empleos, es casi imposible que los trabajadores y sectores populares puedan aguantar el confinamiento por más rosa que se quiera pintar el “quédate en casa”. Es imposible quedarse en casa cuando la economía y sobrevivencia del hogar depende de lo que se consigue en el día o la semana. Las viviendas de amplios sectores de los barrios populares no tienen siquiera las mínimas condiciones para que la familia pueda estar en ellas todo el día. Incluso en los primeros días de la pandemia no se podía comprar comida o medicinas ya que ni siquiera eso fue considerado al cerrar el país.

Los casos siguen subiendo, aunque como muestra general de la población que ronda los 9 millones esto es apenas menos del 0.01%, es decir, es complicado saber si se ha llegado a un pico alto o no, sobre todo porque no existe un mapeo de cómo se va desplazando el virus ni nexos de contagio. Además, ya se ha mostrado en varios ejemplos los rebrotes que se dan en otros países. Aún así el país muestra unos índices altísimos de mortalidad que hay días que estadísticamente han alcanzado el 10%. Esto solo puede llevarnos a dos conclusiones: o no hay capacidad para atender los casos como se debe por falta de insumos y equipo o el número de contagios es de más del doble de las cifras que confirma SINAGER. Con eso se equipararía a la media mundial de mortalidad causada por el virus.

A inicios del mes de abril ya se había gastado el gobierno L.2,200 millones en la pandemia. Entre otras cosas, la inversión se ha hecho en insumos médicos y equipo, contratación de personal de salud y provisión de alimento a la población. A esta fecha han circulado denuncias por compra de equipo que no sirve para el tratamiento de pacientes con covid-19, insumos sobrevalorados hasta en un 300%, lo que llevo incluso al despido del jefe de COPECO. En cuanto a la repartición de alimentos a la población son frecuentes las denuncias de entregas de las pírricas bolsas de comida a partidarios del gobierno nacionalista, así como colonias en las que no han llegado a repartir o llegan hasta que los pobladores organizan protestas, lo cual se vuelve cada vez más frecuente.

 

El COVID-19 mata y la patronal también

Según el INE, en el país hay alrededor de cuatro millones de trabajadores, siendo considerados por la Secretaría de Trabajo como asalariados poco más de un millón novecientos mil. De estos se habla de una manera abstracta, planteando problemas y soluciones sobre la base de puras ideas superfluas sin tomar en cuenta la opinión de los mismos trabajadores en base a su realidad material. Pero es muy conveniente ver el tema de esta forma, sobre todo cuando eso ayuda a que las empresas resuelvan “a su manera” y con cualquier artimaña los problemas ante el covid-19. Pero porque decir que se hace de forma abstracta. El gobierno aprobó el decreto 24-2020 creando la Ley de Auxilio al Sector Productivo y a los Trabajadores donde se dará un apoyo de aproximadamente L 6,000.00, una cantidad muy por debajo del salario mínimo, mismo que incluso está desfasado frente a la canasta básica, sobre todo ahora que la avaricia se ha apoderado del mercado más que antes. Pero esto da a la burguesía vía libre para descargarse del pago de planillas, mandando a los empleados con ese ajuste insuficiente y costeado por los fondos de los propios trabajadores en el RAP y el Gobierno.

Las empresas están aprovechando para descargar la crisis en los trabajadores. Tienen décadas acumulando ganancias a costa de la clase trabajadora, y ahora con apenas seis semanas, se quejan de no poder absorber el costo de pago de sus planillas. Contradictoriamente las empresas grandes han sido las primeras en tomar medidas de suspensiones (caso de la maquila), acreditar los días de vacaciones en cuarentena (Banca en general, Grupo INTUR, etc.), despidos, recortes de salario a la mitad o menos, también caso de Grupo Intur y muchas otras empresas. Es verdaderamente un descaro de parte de las grandes empresas quejarse de pérdidas haciendo el balance en función de un corto periodo, cuando han tenido años enriqueciéndose y acumulando capital que ahora ven como una reliquia imposible de tocar.

En medio de cifras de contagios y muertos, se pierde de vista la realidad de los trabajadores despedidos suspendidos y con sus derechos pisoteados. Tampoco se dice mucho de las condiciones de salud de la porción de trabajadores que se exponen al virus al formar parte de las líneas de trabajo consideradas esenciales. No es casual que el foco principal de contagio se encuentre en San Pedro Sula, la ciudad más importante de la industria del país. Ante todo esto, los trabajadores se encuentran a la deriva pues ni tienen representación verdadera ni cuentan con las clásicas organizaciones ya que fueron desbaratadas en las últimas dos décadas. La única salida que tiene la clase trabajadora es organizarse desde los centros de trabajo y defender sus derechos retomando las prácticas organizativas en función de sus intereses y los del pueblo en general. Ni al gobierno ni a los empresarios les importa la vida ni las condiciones de los trabajadores, de lo que siempre se han preocupado es de evitar focos de levantamiento en defensa de sus intereses.

Para concluir este artículo y reflejar en “carne viva” lo que arriba exponemos a grandes rasgos, incluimos una breve entrevista a un trabajador del Grupo Intur.

 

JS: ¿Hace cuánto tiempo dejaste de trabajar por el confinamiento obligatorio?

Fue un lunes, hace poco más de un mes.

JS: ¿Cuáles han sido los lineamientos que la empresa te dio?

Bueno, como comenzó por parte del gobierno, que no estaba permitido trabajar, lo que nos dijeron es que los restaurantes iban a cerrar, y que por eso nos iban a mandar de vacaciones, y que estuviéramos monitoreando la situación. Eso fue lo primero que nos dijeron.

JS: ¿Luego de enviarte de vacaciones tomaron alguna otra medida?

Eh, hicieron la suspensión de contratos de empleados temporales por ciento veinte días de los cuales se fueron sin goce de sueldo.

JS: ¿Cómo cuantos empleados tiene la empresa?

No sé cuántos son, pero lo que escuché que son como seis mil los suspendidos así temporales.

JS: ¿Se ha tomado alguna otra medida después?

Eh, después lo que se hizo fue la reducción de los salarios para los empleados temporales que fue del 50%.

JS: ¿Esa reducción es sobre sueldo base o también sobre comisiones?

No, es por el salario base.

JS: ¿Hace cuánto tiempo te recortaron el salario y en qué proporción?

Ah, ¿cuándo fue? la semana pasada, hace como una semana, prácticamente al mes de haber dejado de laborar. Ósea prácticamente un mes de haber dejado de laborar fue que nos llamaron.

JS: ¿Cómo te comunicaron la medida?

Pues fue con…, nos reunieron en la tienda, nuestro jefe fue el encargado de darnos la información. En la reunión nos pedían el teléfono, no era permitido tenerlo ni grabar, y si no dabas el teléfono te sacaban de la reunión.

JS: ¿Les dijeron algo en especifico sobre la medida?

Ah pues que firmar el documento no era obligatorio, pero que no se sabía cómo iban a actuar la empresa con el que no firmara. Podía suspender así como los empleados temporales, pero no se sabía que iba a pasar con el que no firmara; que la empresa no quiere suspender por la mala publicidad ante los medios, porque eso pasó con la suspensión de los empleados temporales. Que eso crea mala imagen.

JS: ¿Cuántos empleados son permanentes?

En todas las tiendas reunieron por separado. En cada una estaba un jefe comunicando por marca. No sé cuántos son.

JS: ¿Qué alternativas te dieron?

¿Como así?

JS: Cuando les dijeron la resolución

Firmar o no firmar. Lo que sabíamos era que nos daban el 50%. Lo que no sabemos si los que no firmaban les iban a dar el sueldo completo o los iban a suspender. No sabíamos. Ni el jefe que estaba comunicando, la expectativa es que te iban a suspender y pues ahí es que preferís, nada o el 50%.

JS: ¿Les daban alternativa para pensarlo y firmar después?

Pues fíjate que, un compañero pregunto si le podían dar chance para mañana, pero el jefe le dijo que tenía que entregar eso el siguiente día, que era sí o no.

JS: ¿Cuáles fueron los argumentos de la empresa para el recorte de salario?

Pues primeramente nos comento que…, nos dio la introducción de la crisis que está pasando el país. Segundo que la empresa a pesar de tener cerrada las tiendas no estaba generando algún ingreso. El mes que cerró estaba pagando 80 millones en planilla, y que no estaba generando. Ósea prácticamente una crisis, la empresa no estaba generando y pues para apoyar era arreglar para que pagaran el 50%.

Sumate a la discusión dejando un comentario:

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí