Redacción

La gimnasta costarricense, Luciana Alvarado se sumó a las deportistas que han utilizado las Olimpiadas de Japón no solo como un escenario para demostrar sus habilidades deportivas sino para enviar un mensaje político.

Este domingo, al finalizar su rutina en la fase de clasificación, la deportista puso una rodilla en el piso, colocó la cabeza hacia atrás y levantó su puño derecho. 

Según Alvarado se trata de un homenaje y solidaridad al movimiento antirracista Black Lives Matter que inició en Estados Unidos y se extendió por todo el mundo. El año pasado bajo esta consigna se desarrolló una verdadera rebelión en EEUU tras el asesinato del afroestadounidense George Floyd por parte de un policía.

La deportista explicó que incorporó esto a su rutina “porque todos somos iguales” y “todos somos hermosos e increíbles”.

Los Juegos Olímpicos han sido, en diferentes momentos de la historia, una palestra para que deportistas expresen su apoyo a diferentes causas, por ejemplo, el iconico saludo al Poder Negro de los atletas afroamericanos Tommie Smith y John Carlos en la edición de 1968. 

Este mismo año ya han sido varios los ejemplos, tal como el del judoca argelino Fethi Nourine que se retiró de las justas para evitar enfrentar a un rival israelí, en apoyo a la lucha palestina. También, las protestas de diferentes delegaciones por el uso sexista de uniformes pequeños para las mujeres, contra las medidas arbitrarias que determinan la “femineidad” a través de mediciones de testosterona que ha imposibilitado la participación de mujeres negras o las reglas que inicialmente excluían la participación de atletas madres.

Esto a pesar de que el Comité Olímpico Internacional hace todos los esfuerzos, con sanciones mediante, por prohibir estas expresiones progresivas.

Esto da muestras de una nueva generación que es permeada por las luchas que se dan alrededor del mundo y tiene una especial sensibilidad por las luchas democráticas.