Evergrande y el riesgo de una nueva crisis financiera

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  • Con el ‘lunes negro’ de ayer, la crisis de Evergrande ya produjo sus primeros efectos en los mercados financieros internacionales. Crece el temor a que se desate una nueva crisis financiera como el 2008.

Renzo Fabb

Un verdadero Lunes Negro se vivió ayer en las bolsas de todo el mundo debido a los temores cada vez más fundados de que la corporación inmobiliaria china Evergrande colapse.

A comienzos de septiembre, la empresa admitió que tenía problemas de liquidez para afrontar próximos pagos de una deuda que alcanza los 1,97 billones de yuanes (306,3 mil millones de dólares, el equivalente al 2% del PBI de China). A su vez, sus ventas registraron en agosto un desplome del 26% interanual y se espera que la caída continúe este mes. A partir de julio, Evergrande comenzó a cancelar proyectos debido a su incapacidad de afrontar los pagos correspondientes a los proveedores y contratistas.

La enorme deuda de la corporación ha generado fuertes temores de un colapso financiero en las bolsas del mundo. Enseguida, las comparaciones con la caída del banco de inversión Lehman Brothers en 2008 no tardaron en llegar. Sucede que más de 200 entidades financieras de todo el mundo están comprometidas con la deuda de Evergrande.

Es que el eventual colapso estará lejos de afectar solamente a la economía china: grandes firmas internacionales como BlackRock, HSBC, Allianz y Ashmore son acreedoras de Evergrande. Si la empresa entra en default, podría generar una crisis de incumplimientos cruzados en el sistema financiero.

Sólo para lo que resta del año, la compañía tiene que afrontar pago de intereses por $669 millones. El más próximo es de hecho este jueves, por $89 millones. Todavía no está claro si la empresa realizará o no el pago. En caso de no hacerlo, seguramente el pánico cundirá nuevamente en los mercados bursátiles.

Las consecuencias de esta crisis, por supuesto, no sólo afectarán al mundo financiero. La tensión social ha ido en aumento debido al gran número de afectados por la crisis de la compañía. Evergrande emplea de manera directa a 200.000 personas y contrata a otras 3,8 millones para sus más de 300 proyectos inmobiliarios.

En China, los crecientes incumplimientos de contratos por parte de la empresa han desatado una ola de indignación entre sus clientes, quienes han organizado manifestaciones de protesta en las puertas de la empresa. Miles de chinos que compraron una casa o departamento pueden no recibir nunca la propiedad por la que pagaron.

¿El nuevo Lehman Brothers?

Las comparaciones con la crisis financiera de 2007-2008 no tardaron en llegar. Muchos analistas creen que si Evergrande cae en cesación de pagos, la crisis se trasladará como un efecto en cadena a todo el sistema financiero. Más de 200 de las principales entidades financieras del mundo (bancarias y no bancarias) están expuestas en distintos grados a la caída de Evergrande.

La comparación tiene sentido, aunque las dimensiones son diferentes: el pasivo de Lehman Brothers -el tercer banco de inversión más grande de Estados Unidos en aquel momento- en septiembre de 2008 alcanzó los $613 mil millones de dólares, es decir, el doble de la deuda que actualmente afronta Evergrande.

Ahora, todos los ojos se posan sobre el Gobierno chino, a la expectativa de ver qué decisión tomará. El Gobierno viene de tomar medidas regulatorias hacia el mercado inmobiliario, promoviendo una política de limitación de los niveles de apalancamiento de este tipo de empresas.

Voceros de los principales tiburones de Wall Street comenzaron ya a hacer lobby exigiendo un salvataje de la empresa por parte del Estado. La recuperación parcial de los mercados del día de hoy mostraría que la presión contra Xi Jinping de intervenir va en aumento.

Sin embargo, la cosa no es tan sencilla, y no sólo por el costo que implicaría para el Estado chino semejante rescate. Si China decide salvar a Evergrande, estaría enviando el mensaje opuesto al que buscó con las medidas regulatorias de las Tres Líneas Rojas para las empresas inmobiliarias. La «irresponsabilidad financiera» que China busca supuesta combatir con estas medidas, sería por el contrario «premiada» con un salvataje.

Por lo tanto, mientras el colapso de Evergrande parece inminente, la pelota la tiene ahora el gobierno del gigante asiático. Los mercados financieros le prenden velas a la «comunista» China de que finalmente arroje el salvavidas.

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