- La represión del gobierno de Ramaphosa dejó 45 muertos. Las movilizaciones comenzaron exigiendo la libertad de Jacob Zuma y se terminaron expresando las demandas populares.
Rafael Ramirez
Las protestas comenzaron contra la detención del ex presidente Jacob Zuma y continuaron por la dramática situación económica que padecen los sectores populares.
El jueves 11 de julio, piquetes rodeados de camiones prendidos fuego bloqueaban el acceso de KwaZulu-Natal. Las columnas de humo se elevan al cielo configurando una postal de lucha popular que se repite en Johasensburgo, Durban y Pietermaritzburg.
En estas ciudades además se han expandido una oleada de saqueos del pueblo golpeado por un 34% de desocupación y un país especialmente afectado por el Covid con 2,2 millones de contagiados.
El gobierno del Partido Del Congreso del presidente Cyril Ramaphosa (el mismo partido de Nelson Mandela, que gobierna desde que se terminó el apartheid) reprimió brutalmente. El saldo: 45 muertes.
Las causa del estallido
El partido del Congreso, en el poder desde principio de los 90, se ha transformado en un grupo de carreristas, políticos corruptos, empresarios millonarios y ex sindicalistas devenidos en hombres de negocios.
En el desarrollo de ese proceso y en medio de la crisis política que generó, un sector del partido gobernante, para diferenciarse del entonces presidente Jacob Zuma, impulsó un recambio generando su caída. Zuma se negó a declarar sobre los cómplices de casos de corrupción en su gobierno ocurridos desde el 2008 al 2018. Este hecho provocó su detención.
Partidarios de Zuma comenzaron a organizar movilizaciones exigiendo una amnistía para el ex presidente y esas marchas fueron un canal de expresión para los sectores populares interesados en plantear sus propias demandas.
La represión del gobierno continúa, al igual que la lucha del pueblo trabajador sudafricano. No hay ninguna garantía que la liberación de Zuma detenga el proceso desatado. Como todo estallido social, se sabe como empieza, pero no se sabe como termina.
